¿Por Qué Nubes?

3 min de lectura

Lecciones místicas desde el interior de las nubes.

¿Cuándo fue la última vez que hiciste una pregunta infantil como “por qué el cielo es azul”? Si fue hace bastante tiempo, entonces, intentemos hacer una ahora.

¿Por qué Dios creó un mundo con nubes?

Científicamente, podríamos responder que las nubes consisten de agua que se ha evaporado, y que luego se condensó en vapor. Cuando estas partículas de vapor se combinan y se tornan lo suficientemente pesadas, caen como lluvia. Como es descrito por el meteorólogo Jeff Pardo, las nubes “ayudan a regular el balance de energía de la tierra al reflejar y dispersar la radiación solar y absorbiendo la energía infrarroja radiada por la tierra. Las nubes mantienen la estabilidad de la atmosfera de la tierra porque se forman cuando el aire asciende y se enfría. Cuando una masa de aire sube a un área de menos presión, se enfría. Cuando llega al punto de temperatura del rocío, el bulto ascendente ya no está más insaturado. El agua comienza a condensarse, y luego llueve”.

Es por ésto que el Talmud declara que Dios nunca priva al mundo de nubes, son requeridas constantemente para la existencia del mundo (Taanit 3b).

Pero hay lecciones místicas más profundas contenidas en el interior de las nubes. El versículo declara: “Dios cubre los cielos con nubes y prepara lluvia para la tierra” (Salmos 147:8).

La aparición de nubes pesadas y oscuras puede parecer un poco amenazadora, pero en realidad no lo es en absoluto. Dios genera las nubes y las llena con agua de lluvia, trayendo una grandiosa bendición al mundo. La lección es clara. Dios a menudo nos envía preocupaciones y problemas, pero al final llegamos a la conclusión de que el propósito de las pruebas era llevarnos a grandes logros. Si una persona mira directamente al sol, su visión se atrofia por un momento, y la exposición prolongada puede llevar a daño en la visión. Es por ésto que no podemos tolerar mirar fijamente al sol.

También experimentamos ésto en el área espiritual. Hay veces en la que saltar a grades alturas espirituales demasiado rápido es nocivo para nuestro crecimiento. Una persona que asume demasiada responsabilidad demasiado pronto puede consumirse rápidamente, y al final, retirarse.

El crecimiento estable necesita ocurrir gradualmente. Aceptar demasiado, demasiado rápido, la mayoría de las veces no dura. Ésta es una de las razones por las que Dios redimió al pueblo judío en etapas: liberarse a uno mismo de la cultura idólatra egipcia no puede ser hecho del día a la noche.

El crecimiento espiritual requiere paciencia y consistencia. Recuerda, no importa que tan alto estés en la escalera espiritual, siempre y cuando estés subiendo.

Posiblemente es por eso que Dios bloquea el sol con las nubes. A fin de cuentas, el propósito de las nubes es producir la bendición de la lluvia; en términos espirituales las nubes nos recuerdan apuntar hacia lo permanente, hacia el crecimiento estable, un paso a la vez.

Las nubes actúan como un tipo de barrera, permitiéndonos saber que hay niveles que están en el presente más allá de nosotros, y nosotros no deberíamos saltar hacia las alturas para llegar a ellos. Pero cuando subimos la escalera y finalmente llegamos a las nubes, vemos que no están compuestas por una sustancia fuerte. ¡Puedes volar a través de ellas! Las nubes son un espejismo, no son obstáculos reales.

El mensaje es claro. Una vez que comenzamos a crecer espiritualmente y nos embarcamos en el camino hacia el paraíso, no deberíamos ser intimidados por los obstáculos, las nubes que yacen delante de nosotros. Son solamente una ilusión. Simplemente sigue subiendo y las atravesarás con facilidad.

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