Querida Emuna: Invasión de padres

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¡Ayuda! ¡Mis padres vienen de visita por tres semanas y mi vida va a ser un desastre!

Querida Emuna,

Nosotros vivimos en Israel y nuestros padres viven vienen de visita por al menos dos semanas. Dado que acá no tienen su propio auto y cocina, son muy dependientes de nosotros. Tampoco están familiarizados con nuestra rutina del día a día o con los estilos de juego de los niños o sus intereses. Estamos muy felices de que puedan viajar y quieran venir de visita, y de que tengamos espacio para alojarlos. Sin embargo, la experiencia puede transformarse en una situación demasiado estresante. Soy madre de niños pequeños (y mayores) y no siempre me es fácil ser anfitriona de sus vacaciones de tres semanas al mismo tiempo que intento mantener el ritmo de mis responsabilidades regulares. Agrégale a eso algunos típicos comentarios con buena intención y expectativas comprensibles pero poco realistas, más conflictos de estilo (como planificar con anticipación versus dejarlo al impulso del momento)… creo que es un gran desafío.

¿Debemos fijar un límite de dos semanas en relación a cuánto tiempo pueden quedarse en nuestra casa? ¿Les preguntamos si ellos pagarán la cena (comida para llevar o restaurante) una vez a la semana mientras estén aquí? ¿O debido a que vienen de lejos y son nuestros padres deberíamos hacer nuestro mejor esfuerzo y estar agradecidos de que es por tiempo limitado? Estoy preocupada de que si no fijamos ciertos límites entonces no valoraremos tanto la visita, ni nosotros ni nuestros hijos. Gracias.

(Intentando ser una) Hija cuidadosa

Querida Hija cuidadosa,

Estás describiendo una situación familiar para casi todos los padres e hijos que no viven en la misma ciudad. Las visitas son “antinaturales”. Los abuelos no pueden simplemente entrar y salir. Tienen que venir por un período extendido de tiempo, lo cual afecta la rutina de todos, ¡incluyendo la de ellos! Es un dilema sin respuestas mágicas, especialmente porque todos quieren ver a sus padres y permitirles a sus hijos desarrollar una relación cercana con sus abuelos.

Intenta verlo desde la perspectiva de ellos. Mientras tú sigues en tu casa con tu rutina básica intacta, ellos han dejado todo atrás: sus trabajos, sus regímenes de ejercicio, sus vidas sociales, sus coches… están dispuestos a renunciar a todo eso para ir a visitarlos, pero imagínate cuán incómodos deben sentirse.

Entonces, ¿qué debieran hacer hijos y padres bien intencionados?

Primero, lo práctico. Cuando sea posible, disminuye la dependencia. Quizás se puede arrendar un automóvil o pedir uno prestado, y si no, al menos podrías dibujar y explicarles cuidadosamente las rutas de autobús (y del tren ligero). Quizás ellos pueden quedarse en un hotel o en la casa vacía de algún vecino. Quizás tu madre puede ayudarte en la cocina si extraña la propia y sacarte un poco de carga de encima. Quizás unos cuantos viajes especiales o aventuras podrían planificarse con anticipación para que todos pasen un buen rato y para que estén tranquilos con respecto al tiempo que pasarán juntos.

Desde el punto de vista emocional, puedes ser amorosa, atenta y firme al mismo tiempo. Atiende sus necesidades y luego explícales que tienes trabajo que hacer (podrías incluso escribir una planificación diaria). Es importante ser claro pero al mismo tiempo cariñoso. “Estamos muy contentos de que vengan. Estoy segura de que tendrán unas vacaciones increíbles. Desgraciadamente no puedo tomarme días libres de mi trabajo, pero de todas formas pasaremos las comidas y algunos días festivos juntos. Este es el horario de los niños… quizás les gustaría salir con cada niño en privado por unas cuantas horas…”.

La planificación anticipada, buena voluntad y claridad hacen una gran diferencia. Y no olvides la gratitud. Estamos hablando de tus padres, quienes han hecho el gran esfuerzo de ir a visitarte a ti y a tus hijos. Tu familia tiene suerte de tenerlos. Nuestra rutina suele arruinarse por situaciones mucho menos importantes. Prepara un Shabat más simple y disfruta del tiempo en familia.

No les pidas que paguen la cena, ¡ellos pagaron la tuya por muchos años! Y no te preocupes por cómo su viaje impactará a los niños; puedo asegurarte que será sólo un impacto positivo; ellos están emocionados de ver a sus abuelos y de que los consientan. Tan sólo mantente fuera de su camino…

Emuna

Cuñadas que no se llevan bien

Querida Emuna,

Tengo dos hijos y ambos están casados. Desgraciadamente, sus esposas no parecen llevarse bien. ¿Qué sugieres?

Buscando unidad familiar

Querida Buscando,

Es una situación desafortunada, pero no creo que haya realmente algo que puedas hacer. De hecho, creo que cualquier interferencia de tu parte probablemente empeoraría la situación, causaría relaciones tensas con tus hijos y sus esposas, y quizás te convertiría a ti en un blanco adicional del resentimiento.

Esto es algo que tus hijos adultos tienen que resolver por sí mismos. Si Dios quiere, en algún momento tus hijos decidirán que su relación es importante para ellos y le pedirán a sus esposas que sean más complacientes, que hagan un esfuerzo mayor por llevarse bien, o si no, encontrarán otras formas de reunirse / hablar / mantenerse en contacto que no las involucre.

Tú siempre puedes (y debes) rezar para que las cosas mejoren. Pero cuando nuestros hijos son adultos, y particularmente cuando están casados, debemos resistir ante la tentación de manipular sus relaciones con sus hermanos (de hecho, ¡probablemente también es mejor mantenerse fuera de eso cuando son más jóvenes!). No queremos estar metidos en el medio…

Emuna

Marginados

Querida Emuna,

Nunca tuve muchas amigas ya que era muy torpe desde el punto de vista social. Como resultado, siempre me intimidaron y se burlaron de mí, lo cual consecuentemente causó que de ahí en adelante siempre desconfiara de la gente. Sabía que nunca encajaría sin importar cuánto lo intentara. Aprendí a aceptar eso y a seguir adelante con mi vida.

Mi esposo tuvo un problema similar cuando era niño. Cuando nos casamos, analizamos varias comunidades e intentamos encontrar el lugar en el que mejor encajaríamos. Alguien nos recomendó una comunidad conocida por su genuina hospitalidad, calidez y apertura. Nos mudamos a esa comunidad sólo para descubrir que no le hacían honor a su reputación. Durante los últimos años vivimos ahí, fuimos segregados e ignorados igual como en nuestras ciudades natales. Casi nunca nos invitan a cenas de Shabat y cuando lo hacen, los anfitriones invitan también a sus mejores amigos y nos ignoran durante toda la cena.

He invitado a personas a cenar y los hemos ayudado con sus necesidades voluntariamente a pesar de nuestros agitados horarios. Intentamos ser sociables y hemos hecho todo lo posible para mejorar nuestras relaciones interpersonales. Pero lamentablemente nuestros esfuerzos parecen ser en vano ya que la gente nos ignora sin importar lo que hagamos. Cuando rara vez pedimos ayuda, ellos se niegan a ayudarnos y nos dan excusas como que no tienen tiempo.

Algunas personas nos dejaron en claro que no les interesa nadie que no sea parte de su grupo social, y otros han sido abiertamente hostiles y groseros con nosotros. Les hemos pedido cortésmente una explicación por el maltrato, ante lo cual niegan haberlo hecho o simplemente no nos responden.

Después de ver la verdadera cara de las personas, hemos pensado en mudarnos a alguna parte, pero por ahora debemos quedarnos en donde estamos porque mi esposo está haciendo un postgrado. Pareciera ser que nuestros problemas sociales nos están siguiendo a donde quiera que vayamos.

A pesar de que estoy sumamente agradecida de tener a mi amoroso y preocupado esposo en mi vida, también quiero tener amigos. Somos buenas personas y hemos sido educados y serviciales con los demás, sin importar si los conocemos o no. Ambos tenemos buenas intenciones a pesar de que no tengamos buenas habilidades sociales. ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Qué debemos hacer para encajar? Gracias.

Desafiada Socialmente

Querida desafiada socialmente

Me siento terrible por tu dolor y soledad. Entiendo por lo que estás pasando y me gustaría poder ayudarte más. Desgraciadamente no hay suficiente información en tu carta que explique completamente la causa de tu aislamiento social. Tú sugieres que te faltan habilidades sociales pero no queda claro a qué te refieres exactamente.

Sin embargo, voy a intentar darte un poco de perspectiva.

A veces, cuando pensamos que las personas nos están apartando o ignorando en realidad se trata sólo de nuestra propia proyección, de nuestra propia inseguridad. Quizás ellos son distraídos (lo cual tampoco es bueno, pero no es que desean apartarte conscientemente), quizás están ocupados y colapsados, y quizás sin querer tú envías “vibras” que dicen “déjennos en paz; no valemos su tiempo”. Quizás es una profecía autocumplida.

Es difícil saber. Quizás podrías hablar con el rabino de la comunidad. Probablemente él entiende la dinámica de la vida comunitaria y pueda darles —tanto a ti como a sus otros congregantes— algunos consejos. Quizás él pueda aclarar algunos malos entendidos. Ciertamente vale la pena intentarlo.

Mientras tanto, la milenaria sabiduría judía dice que en situaciones como esta lo que debemos hacer es tratar de sacar el foco de nosotros mismos y darles a otros sin importar su actitud o su respuesta. Ustedes se sentirán mejor, dejarán de estar obsesionados con su soledad, harán una diferencia y, lentamente, creo que las murallas podrían comenzar a ceder.

Tengan paciencia. Toma un largo tiempo entrar en una comunidad que ya está establecida. Tan sólo preocúpense de darles a los demás sin esperar nada a cambio, muestren bondad y buena voluntad, y récenle a Dios por ayuda.

Emuna

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