Apple: La compañía de un billón de dólares y Rosh HaShaná

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Cómo la compañía más exitosa de la historia estadounidense pasó casi de la bancarrota a un logro impresionante

Apple Inc. (la empresa con el emblema de la manzana) logró algo inédito en la historia de los Estados Unidos. Se convirtió en la primera corporación cuya cotización en la bolsa llegó a un billón de dólares.

Es un número tan grande que apenas podemos captar su magnitud. Es un 1 seguido por 12 ceros: 1.000.000.000.000. Con esa cantidad de dinero, Apple podría comprarle a mil millones de personas un IPhone X de $999 y le seguirían quedando en el banco mil millones de dólares. O Apple podría darle a 325 millones de personas un cheque por $3.076,92. Para llegar a sentir cuánto dinero es un billón de dólares, quizás te sirva saber que actualmente en todos los Estados Unidos hay en circulación poco más de un billón de dólares.

Todavía más remarcable es el hecho de que en 1997 Apple estuvo al borde de la bancarrota y a un paso de la quiebra. Posteriormente, Steve Jobs reveló que la compañía estuvo a 90 días de la ruina total.

Aquí hay un mensaje que necesitamos recordar constantemente, ya sea cuando hablamos de una gran corporación o de nuestra economía individual; tanto si nos preocupa una falla de mil millones de dólares o un desastre familiar que parece condenarnos a la ruina personal.

Steve Jobs mismo verbalizó la idea con tal fuerza que se considera uno de los discursos de graduación más poderosos e inspiradores que alguna vez tuvieron lugar.

En el 2005, Jobs se dirigió a los graduados de la Universidad de Stanford. Él eligió relatar lo que llamó "historias simples". Estas historias tenían un tema subyacente: las bendiciones que podemos obtener a partir de enfrentarnos a la adversidad.

Jobs les contó a los estudiantes cómo había comenzado con Apple desde el garaje de sus padres cuando tenía 20 años. En diez años Apple creció de dos fundadores a una compañía que valía 2 mil millones de dólares y tenía más de 4000 empleados. Entonces, poco después de cumplir 30 años, Jobs fue despedido de la compañía que él mismo había fundado. La Junta Directiva se unió en su contra y él debió enfrentar la vergüenza pública y lo que pareció ser el fin de su carrera.

En retrospectiva, esta es la esencia de lo que Jobs dijo ante la audiencia de graduados:

En ese momento no pude verlo, pero resultó que el despido de Apple fue lo mejor que podría haberme pasado. El peso de ser exitoso fue reemplazado por la ligereza de volver a ser un principiante, menos seguro de todo. Eso me liberó para entrar a uno de los períodos más creativos de mi vida.

De allí, Jobs pasó al tema de vivir con la consciencia de la propia mortalidad, una idea paralela a la exhortación rabínica de recordar siempre “el día de la muerte”:

Mi última historia es sobre la muerte. Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo así: “Si vives cada día como si fuera tu último día, algún día por cierto tendrás razón”. Esto me llegó profundamente y desde entonces, durante los últimos 33 años, cada mañana me miré al espejo y me pregunté a mí mismo: “Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿quisiera hacer lo que voy a hacer hoy?”. Y cuando la respuesta fue “no” varios días seguidos, supe que tenía que cambiar algo.

Steve Jobs regresó años más tarde a Apple y la convirtió en el gigante en que se transformó gracias a su genio. Él entendió que los tropiezos son sólo peldaños hacia la grandeza. Las caídas no son permanentes; los fracasos son pruebas para volvernos más fuertes. Las primeras Tablas con los Diez Mandamientos, escritas por Dios mismo, se quebraron. Las segundas Tablas, las que ilustran el esfuerzo humano y la renuencia a darse por vencido después del primer fracaso, son las que perduraron.

La historia de Apple y su éxito es una historia de vida tras el fracaso. Es la victoria de la esperanza por encima de la desesperación. Del coraje sobre la angustia, del optimismo sobre el abatimiento y la depresión. En un sentido muy real, Apple puede ser una inspiración para cada uno de nosotros en nuestra lucha contra lo que parecen ser dificultades insuperables, cuando enfrentamos pruebas que parecen imposibles de superar, cuando nos medimos con las complicaciones de la vida.

En Rosh HaShaná sumergimos una manzana en miel como un recordatorio simbólico de nuestras esperanzas y sueños por un éxito dulce y bendiciones para el nuevo año. El pueblo judío es comparado con la manzana: “Como un manzano entre los árboles del bosque, así es mi amado (Israel) entre los jóvenes (las naciones del mundo)” (Shir HaShirim 2:3).

Quizás este año también puede ofrecernos otro mensaje: Apple, la compañía, estuvo al borde de la ruina y hoy es económicamente la compañía más exitosa de la historia de los Estados Unidos.

Tener fe en Dios, en el pueblo judío y en nuestros sueños puede llevarnos a través de días difíciles hacia años repletos de bendiciones.

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