Harry Potter y los valores judíos

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La noticia sobre un mago judío en Hogwarts me recordó 5 valores judíos que se pueden ver reflejados en la serie.

Es oficial. Los astutos lectores de Harry Potter habían sospechado por mucho tiempo que el amigo y aliado de Harry, Anthony Golstein, podía ser judío (y que vivía en Hogwarts con un plan de comida casher). Ahora la autora JK Rowling lo ha confirmado, respondiéndole por Twitter a un fanático judío que había preguntado si había algún judío en la saga de libros: "Anthony Goldstein. Ravenclaw. Mago judío". Al día siguiente, Rowling sugirió enigmáticamente la posibilidad de que incluso hubiera un minián en Hogwarts: "Anthony no es el primer estudiante judío, y tampoco es el único. ¡Es sólo que sé más sobre de él!".

A pesar de que Anthony es actualmente el único mago judío de Hogwarts del que se tiene conocimiento, los personajes principales de Harry Potter suelen reflejar valores centrales del judaísmo. Aquí hay cinco formas en las que los personajes y la trama de dicha saga de libros refleja algunos importantes valores judíos.

1. Nuestras elecciones nos definen

“Nuestras elecciones nos definen”, le dijo Dubmledore a Harry al final del primer libro Harry Potter y la piedra filosofal. Dumbledore se refería a la decisión de Harry de rechazar la posibilidad de unirse a Slytherin —la casa de magos favorita de los magos "oscuros"— y de pedir que lo pusieran en cambio en un ambiente más positivo, en la Casa de Gryffindor.

Esto me recuerda una poderosa creencia judía. Cada uno de nosotros es asediado por motivaciones y deseos en conflicto. La Torá llama a esto iétzer hará (inclinación al mal) y iétzer hatov (inclinación al bien). Nadie es inmune a esto. Las personas más justas no son quienes no tienen deseos de actuar mal. De hecho, nuestros sabios nos enseñan que quienes alcanzan los niveles más altos de espiritualidad son generalmente quienes tienen el mayor iétzer hará. Lo que los distingue del resto es su deseo de perfeccionarse: de trabajar sobre sus características de personalidad y de elegir lo correcto. Con ejercitación, tomar las decisiones que nos llevan a convertirnos en mejores personas se vuelve más fácil; nos fortalecemos en nuestro compromiso de hacer lo que sabemos que es correcto.

2. Cada uno de nosotros tiene un importante rol que desempeñar

Cada uno de nosotros nació con diferentes fortalezas y habilidades. La Torá nos enseña que cada uno de nosotros recibió un conjunto distinto de tareas en la vida —cada uno debe lograr cosas únicas— y para eso nos entregaron las herramientas exactas que necesitamos para lograrlo.

Cada uno de nosotros viene a este mundo con ciertas fortalezas y limitaciones. No somos juzgados por las circunstancias en las que nos toca vivir, sino por cómo nos desempeñamos en ellas. JK Rowling ilustra este concepto de gran forma en su serie de libros Harry Potter. Gran parte de las acciones más importantes son desempeñadas por personajes secundarios, generalmente por quienes se ven objetivamente como más débiles. Ya sea la valentía de Dobby el elfo doméstico, la fundamental ayuda que proporcionó la loca Luna Lovegood o los heroicos actos que realizaron algunos de los más extraños personajes de la saga, todos tenían un importante rol que desempeñar: en el mágico mundo de Harry Potter, todos son importantes.

3. Esforzarnos para desarrollar nuestras habilidades

Nadie nace siendo un mago exitoso, se necesitan muchos años en la Academia Hogwarts de Magia y Hechicería —y muchísima práctica— para llegar a ser un experto.

Esto también se asemeja a la visión judía. Las metas más gratificantes siempre requieren de un mayor esfuerzo. En el judaísmo, cumplir con nuestro potencial no es una tarea solitaria, es un trabajo en equipo, con nuestros amigos y familia y también con Dios.

4. Tratar a todos con respeto

El gran sabio Shamai resumió su filosofía con la famosa frase de "Recibe con un buen semblante a toda persona" (Pirkei Avot 1:15). El Talmud relata que los grandes rabinos del Talmud pusieron este consejo en práctica y eran los primeros en saludar a quienquiera que se toparan —tanto a judíos como a no judíos— con un cordial y amistoso saludo. Esto va más allá de meramente buenos modales; saludar cálidamente a la gente envía el mensaje de que te preocupas por ellos, que los consideras importantes y valiosos.

Harry Potter provee muchos ejemplos vívidos de este tipo de amistad y disposición a relacionarse con otros. El profesor Dumbledore, el amable director, era cuidadoso de ser respetuoso y cortés con todos; su disposición a hacer un gesto amistoso lo hizo ganarse el respeto incluso de las criaturas mágicas (de los generalmente fieros y agraviados Centauros, o de las asesinas arañas gigantes que viven en el Bosque Prohibido, por ejemplo). Harry, su protegido, siguió su ejemplo: era cortés con todos y con todo lo que se cruzaba, desde la Casa de los Elfos hasta sus compañeros de estudios. Al relacionarse de forma honesta y amistosa con todas las criaturas, sin importar cuán humildes fueran, Harry Potter se mostró como alguien que podía alcanzar la verdadera grandeza.

5. Elegir nuestros amigos

Hay un capítulo en Harry Potter y las reliquias de la muerte, el último libro de la saga, en el cual Harry contempla la opción de ir solo a su enfrentamiento final con su némesis, Voldemort. Harry no quería poner en peligro a sus amigos, razonó él, pero parecía que había otra motivación, más oscura que esa, que también lo tentaba: no quería que nadie lo retrasara; no quería que nadie lo frenara mientras se dirigía a cumplir con su última misión.

Sin ir demasiado lejos, es justo decir que Harry nunca abandonó a sus amigos. Desde el primer libro de la saga hasta el séptimo y último, Harry se encuentra firmemente rodeado de un fuerte círculo de amistades. Sus amigos Ron y Hermione —y el entusiasta grupo de alumnos que organizó como el Ejército de Dumbledore— siempre lo respaldaron y contribuyeron a su éxito; Harry nunca podría haber logrado sus metas sin ellos.

Rodearnos de personas cuyas metas y valores admiremos es una de las decisiones más importantes que podemos tomar. La Torá reconoce que la gente que nos rodea nos influye profundamente, y nos urge a que evaluemos y elijamos cuidadosamente una comunidad cuyas metas compartamos. El gran sabio Hilel aconsejó: "No te separes de la comunidad" (Pirkei Avot 2:5). Cuando las cosas se ponen difíciles, el apoyo de una comunidad cálida cuyas metas compartimos, puede darnos la fortaleza para continuar y alcanzar nuestro potencial.

Al igual que Harry Potter en Hogwarts, depende de cada uno de nosotros buscar una comunidad de amigos y mentores que nos ayude a desarrollar también nuestro propio potencial. El atractivo de la saga Harry Potter es ver a Harry y sus amigos trabajar duro por lograr lo que se proponen. Y en eso, todos podemos aspirar a ser como Harry y luchar año a año para lograr nuestras metas.

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