La masacre de París

4 min de lectura

Las escenas de muerte —ya sea en París, Hebrón, Jerusalem o Nueva York— deben servir como una advertencia para todos nosotros.

El día ya es llamado “Viernes negro”, un día que será recordado siempre por su crueldad barbárica y su ataque a la fibra misma de la civilización occidental.

En la noche del viernes, al menos 129 personas fueron brutalmente asesinadas y más de 350 personas resultaron heridas en una serie coordinada de ataques que se extendieron a través de media docena de lugares en la ciudad de París. En uno de ellos, cuatro terroristas armados con rifles de asalto gritando "Allahu akbar" irrumpieron durante un concierto del grupo de rock estadounidense Eagles of Death Metal y ejecutaron a un gran número de espectadores.

En las horas posteriores al ataque más mortífero en suelo francés desde la Segunda Guerra Mundial, la Torre Eiffel cerró "por tiempo indefinido". También el Museo del Louvre cerró sus puertas. En un país donde las libertades laicas son preciadas, se prohibieron las reuniones públicas al menos hasta el día jueves.

Francia ha prometido venganza por los ataques. El presidente Francois Hollande consideró los tiroteos y bombardeos "una declaración de guerra". Él estableció un ‘estado de emergencia’ y tomó la medida sin precedentes de cerrar todos los pasos fronterizos hacia el final del día viernes, después de que hombres armados abrieran fuego en varias ubicaciones. En la madrugada del sábado dijo: "Vamos a liderar la lucha, y seremos implacables".

En todo el mundo, las personas se han reunido para lamentar las muertes de aquellos que fueron brutalmente asesinados en los ataques del viernes, celebrando vigilias con velas, cantando la Marsellesa y dejando flores y mensajes en las embajadas francesas de todo el mundo. Varios hitos internacionales también se iluminaron con los colores de la bandera francesa.

Los medios de comunicación también han sugerido un nuevo slogan para expresar el dolor compartido y la repulsión en contra de estos horribles actos de terrorismo en Francia. Fue hace tan sólo diez meses que el mundo occidental consideró el ataque a Charlie Hebdo, una revista satírica, un ataque “en contra de todos nosotros”. Un slogan se propagó rápidamente por el mundo entero: “Yo soy Charlie”. Hoy el nuevo lema, adoptado por los líderes políticos de todo el mundo es: “Todos somos Francia”.

Desgraciadamente, la única frase a la cual no se le da la misma jerarquía y, asombrosamente es igual o incluso más importante, es la frase que yace en el corazón de esta tragedia y explica su causa; la frase que después de los ataques del ‘Viernes negro’ necesita por fin sacudir a los gobernantes sonámbulos de sus ensueños de indiferencia y despertarlos de una vez por todas de sus letargos apáticos ante el terrorismo que se ha estado librando en el único país democrático del Medio Oriente. El mundo necesita entender de una vez por todas que "Todos somos Israel".

No fue una mera coincidencia que el ‘Viernes negro’ en París fuese también el día de un trágico asesinato en Israel. Las víctimas fueron el rabino Yaakov Litman y su hijo Netanel que fueron asesinados a sangre fría camino a una celebración de Shabat por la boda de la hija del rabino, Sarah (la boda estaba planeada para este martes). Ellos sucumbieron en un ataque terrorista islámico en las colinas de Hebrón perpetrado por terroristas situados en un vehículo detenido al lado de la carretera. Esta vez, las víctimas judías inocentes murieron producto de los disparos. En las últimas semanas ha habido muchos otros asesinatos con cuchillos, vehículos, etc., actos indiscriminados de violencia perpetrados brutalmente sin tomar en cuenta la edad, género o ubicación de las víctimas.

Ante estos asesinatos, el mundo no grita al unísono por el dolor compartido. En estos asesinatos, el mundo busca "razones"; la forma supuestamente civilizada de justificar actos imperdonables de terror. En estos asesinatos, el mundo es capaz de excusar lo inexcusable, de perdonar lo imperdonable, de defender lo indefendible.

"No distingo entre terrorismo y terrorismo. Ningún acto de terrorismo es justificable".

Cuando el presidente israelí, Reuven Rivlin, habló en los funerales de Netanel y Yaakov Litman, enfatizó el punto con claridad. Dirigiéndose a cientos de dolientes, el presidente dijo que no hay diferencia entre los ataques terroristas en Israel y los del extranjero.

“Yo no distingo entre terrorismo y terrorismo”, dijo el Presidente. “Ningún acto de terrorismo es justificable. No hay terrorismo que sea más justificado o menos justificado que otro. Las escenas de muerte y el derramamiento de sangre que hemos presenciado en París, en todo el Medio Oriente y aquí en nuestro país, deben servir como una advertencia para todos nosotros. Ya sea en París, Hebrón, Jerusalem o Nueva York, debemos librar una lucha implacable y obstinada en contra de aquellos que masacran personas inocentes, en contra de aquellos que asesinan civiles a sangre fría”.

Fue un muy buen discurso. Pero lo que hay que añadir es la clara vinculación entre el fanatismo que condujo a la horrible masacre en Francia y su predecesor en Israel, ante el cual el mundo cierra sus ojos porque las víctimas son sólo judíos. ¿Cuánto tiempo tomará para que Europa y el resto del mundo entiendan que “Todos somos Israel”?

Los judíos siempre han sido “el canario en la mina de carbón”. Es una famosa analogía que viene de los mineros del carbón que siempre llevan con ellos un canario cuando descienden por los túneles de la mina. Ellos saben que si se acumulan gases peligrosos —como por ejemplo monóxido de carbono—al interior de la mina, los gases matarán el canario antes de matarlos a ellos, proporcionando una clara advertencia para escapar antes de que ellos también perezcan. La historia ha demostrado que los judíos juegan el mismo rol en la civilización. Los judíos siempre son las primeras víctimas. Y lamentablemente, con mucha frecuencia, se les ve como prescindibles: víctimas cuyos asesinos no tienen que ser castigados. Tomó mucho tiempo antes de que el mundo reconociera que la solución final de Hitler no era más que un primer paso que amenazaba a toda la humanidad civilizada.

¿Cuánto tiempo tenemos que esperar hasta que el mundo entienda que “Todos somos Israel” y que los extremistas fanáticos que gritan “Allahu akbar” antes de apuñalar a civiles inocentes en las calles de Jerusalem, se abrirán camino rápidamente no sólo hacia Francia, sino hacia todos los representantes de los valores civilizados, creencias y culturas?

EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.