La última moda: casarse con uno mismo

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Un fenómeno adecuado a esta época narcisista.

Bienvenidos al mundo de Narciso.

En la antigua mitología griega, Narciso pasó junto a un espejo de agua y vio su propio reflejo. Sin darse cuenta de que era sólo una imagen, se enamoró profundamente de sí mismo. Cuando comprendió que su amor no podría ser recíproco, se suicidó. La moraleja: el amor propio llevado al extremo es destructivo. De aquí surgió la palabra narcisismo y la enfermedad mental del egoísmo llevado a un extremo sumamente nocivo.

Los narcisistas ven el mundo entero sólo a través de selfies.

Como lo definió la Clínica Mayo:

El trastorno narcisista de la personalidad es un desorden mental en el que la persona tiene una sensación aumentada de su propia importancia, una profunda necesidad de admiración y una falta de empatía hacia los demás. Las características del trastorno narcisista de la personalidad son la grandiosidad, la falta de empatía hacia los demás y la necesidad de ser admirado. Las personas que sufren esta condición a menudo son descritas como arrogantes, egocéntricas, manipulativas y exigentes. Puede que también se concentren en fantasías grandiosas (como su propio éxito, belleza, brillantez) y que estén convencidas de merecer un trato especial.

¿Suena a alguien conocido? Por desgracia, los narcisistas son cada vez más reconocibles en nuestro mundo, un mundo en el que los niños son criados para creer que lo único que merecen son alabanzas y que cada uno de ellos es superior al resto en inteligencia, belleza y logros.

Los resultados son visibles en incontables manifestaciones culturales. Pero hay una que es tan increíble que, a primera vista, podrías descartarla por considerarla una broma estrambótica. Sin embargo, en muchos países occidentales, se considera en la actualidad como el "último grito de la moda". Su nombre es sologamia, que significa 'casarse con uno mismo'.

En esta triste nueva tendencia de la sologamia, la gente se compromete consigo misma en su propia ceremonia de bodas. Estas personas, como Erika Anderson autodenominada sologamista, lucen un vestido blanco, invitan a sus amigos cercanos y a su familia y se casan consigo mismos en una ceremonia no validada por la ley. Como reportan el Khou de Houston, la CBS de Philadelphia, el Telegraph de Inglaterra y otros medios, las personas dejan de lado las típicas nupcias de vestido blanco y traje negro en pareja, en favor de una celebración de la soledad.

La feliz novia o novio que se casa consigo misma/o no busca una manifestación narcisista, sino disfrutar de un día para celebrar el retorno a tu propia felicidad y satisfacción”, como le dijo al Telegraph la inglesa Sophie Tanner.

Los días en que el matrimonio implicaba una boda entre dos personas quedaron en el pasado. Después de todo, en la época en que el narcisismo está absolutamente fuera de control, ¿cómo podría esperarse que alguien le prometa amor y compromiso a otra persona que, sin ninguna duda, es inferior?

Ninguna persona es completa; para estar completos necesitamos a otro.

Dios lo ve de otra forma. En el comienzo de la creación, Dios decidió bendecir a Adam con una esposa. “No es bueno que el hombre esté solo” decretó Dios con Su sabiduría. Él creó una pareja para Adam. La Torá utiliza la palabra kenegdó, que literalmente significa 'opuesta a él'. La idea implícita es que ninguna persona sola está completa; para estar completos necesitamos a otra persona, y lo ideal es que sea alguien que tenga los rasgos y las características que nosotros carecemos. Sólo al unirnos a otra persona podemos realmente llegar a nuestro ser ideal.

Lamentablemente, demasiadas personas dispuestas a casarse no logran entender que los matrimonios felices necesitan la capacidad de ceder y de hacer concesiones: te daré algo de mi ego a cambio de tu felicidad, y sé que tú estarás dispuesto/a a hacer lo mismo por mí.

En una pareja, el nosotros debe preceder al yo. Nosotros como unidad, nosotros como socios, nosotros que nos preocupamos el uno por el otro al menos tanto como nos preocupamos por nosotros mismos, reconocemos que para que el matrimonio disfrute de una felicidad duradera, debemos estar preparados a cambiar el narcisismo por el amor y la idolatría de uno mismo por el cariño hacia el otro.

Lo que destruye los matrimonios en la actualidad no es la ausencia de amor, sino su mal direccionamiento. Los narcisistas tienen mucho amor pero, por desgracia, eligen brindárselo a ellos mismos. Un mundo que cría niños para que crean que ellos son lo único que importa, hará imposible que su progenie participe en la relación llena de concesiones que forma un matrimonio exitoso.

Casarse con uno mismo es una moda aislada, pero casarse con otra persona y pensar sólo en uno mismo se está volviendo cada vez más una trágica realidad. Es la autodestrucción de Narciso materializándose en nuestros días. Es por eso que la sologamia, a pesar de su rareza, debe ser identificada como una poderosa advertencia del peligro del narcisismo contemporáneo.

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