Mike Pence y cenar con otras mujeres

3 min de lectura

El Vicepresidente no cena a solas con otra mujer que no sea su esposa. En vez de condenarlo, yo creo que debiéramos aplaudirlo.

La blogosfera hizo erupción con las noticias de que el Vice-Presidente de Estados Unidos Mike Pence no cena a solas con otra mujer que no sea su esposa y no asiste a eventos en donde hay alcohol sin que ella esté presente. Algunas personas piensan que esto refleja algún sexismo anticuado. Yo creo que muestra respeto y compromiso con su matrimonio.

“Tú y el vicepresidente Pence tienen algo en común”, le dije a mi esposo. “Tienen la misma regla sobre no cenar a solas con otra mujer”. Pero esto no es porque compartimos un “pensamiento bastante radical y retrógrado” que “no respeta a las mujeres como seres humanos inteligentes, sino que las ve principalmente como tentaciones sexuales…” como lo expresó un artículo de la revista Slate. Sino que es porque mi esposo tiene demasiado respeto por mí y por nuestro matrimonio como para arriesgarse a comprometerlo, incluso en lo más mínimo.

Es porque desde la perspectiva de la Torá (no puedo hablar por el vicepresidente, pero sí puedo compartir nuestra visión judía), queremos que nuestro matrimonio sea lo mejor posible. Queremos ser como Adam y Javá en el Jardín del Edén (como decimos bajo la jupá), como las únicas dos personas en la tierra que solamente tienen ojos el uno para el otro. Para intentar crear este tipo de realidad, tenemos que establecer ciertas reglas y pautas. Y al igual que en el caso del Sr. Pence, las nuestras previenen que mi esposo cene a solas con otras mujeres. No estoy segura qué es exactamente lo que se pierde por hacer esto, y la ganancia es bastante obvia.

A aquellos que argumentan que esto ofrece una visión negativa e irrespetuosa sobre las mujeres, déjenme agregar que la misma regla aplica para mí (y asumo que para la Sra. Pence también). Yo no saldría a cenar sola con otro hombre. ¿Es porque es demasiado tentador y los hombres son solamente objetos para mí? Nadie diría algo así seriamente. Por el contrario; una vez más, es porque mi matrimonio es demasiado importante como para arriesgar incluso una pequeña cantidad de daño; incluso un pequeñísimo sentimiento de conexión con otra persona.

No queremos ponernos en situaciones de tentación, no porque tengamos un miedo poco realista, sino porque somos realistas. Vemos las relaciones destruidas a nuestro alrededor. Vemos los errores, las no anticipadas consecuencias de conductas aparentemente inocentes.

Nuestra sociedad se ha vuelto muy casual en cuanto a las relaciones entre los sexos; esto no siempre lleva a conductas inapropiadas, pero definitivamente hay un costo. Romances en el lugar de trabajo, aventuras en línea, etc., y si bien no hay garantías en la vida y el Talmud nos recuerda que no podemos estar seguros de nosotros mismos hasta el día de nuestra muerte, yo ciertamente quiero tener las probabilidades a mi favor.

Cuando mi esposo enseña a hombres casados (no religiosos), él trata de advertirles sobre mirar a otras mujeres. “La primera mirada es instintiva; la segunda es una elección”, les dice. Y esa elección puede llevar a problemas, incluso si es solamente pensar en otras mujeres que no son tu esposa. Los pensamientos llevan a la acción, así que queremos ejercitar el control sobre nuestros pensamientos también.

La Mishná nos enseña a construir una cerca alrededor de la Torá. Cuando algo es muy preciado para nosotros, vamos un paso más allá para protegerlo. Grandes mansiones residen detrás de grandes murallas o rejas con extensiva (y costosa) seguridad. Las joyas costosas son guardadas en cajas fuertes. Los presidentes tienen guardaespaldas.

De acuerdo al entendimiento judío, construimos cercas para proteger nuestras vidas espirituales, no solamente nuestras vidas físicas. Y ciertamente queremos proteger nuestros matrimonios. No cenar a solas con alguien del otro sexo fuera de nuestro cónyuge, es solamente una de las muchas formas en las que le decimos al mundo (¡y a nosotros mismos!) que nuestro matrimonio es demasiado importante como para jugar con él. Debemos ser “guardianes” de nuestras propias acciones y pensamientos.

En vez de condenar a Mike Pence, yo creo que debiéramos aplaudirlo.

EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.