Noé según Hollywood

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La película es una distorsión de la Torá.

Con el lanzamiento de su nueva superproducción bíblica, Noé, Hollywood ha demostrado una vez más que conoce a la perfección el secreto del único animal que destaca por sobre el resto de las especies que no son casher.

¿Sabías que el cerdo siempre ha sido la personificación misma de la comida prohibida? Nuestros sabios explican que esto se debe a que todos los otros animales que no son casher carecen de los dos signos necesarios para esto: tener las pezuñas partidas y ser rumiantes. Una vaca es un ejemplo de un animal que cumple con ambos requerimientos y que por lo tanto es casher. Un caballo no es casher ya que no cumple con ninguno de los dos requisitos. Pero sólo hay un animal que aparenta ser casher, ya que tiene las pezuñas partidas, pero que en realidad no lo es ya que no es rumiante, y ese animal es el cerdo.

El cerdo es el único animal que nos muestra una fachada casher. Estira su pie hacia adelante para presentar sus credenciales de aprobación Divina, mientras al mismo tiempo mantiene escondida su característica que lo hace ser en realidad un animal prohibido.

La hipocresía implícita en el deseo del cerdo de engañarnos es la que explica por qué se ha ganado la distinción de ser considerado el animal más repulsivo de toda la categoría de animales no casher.

Y esa, según mi opinión, es la verdadera ofensa de Darren Aronofsky y de su versión de 130 millones de dólares de Noé y de la historia del Diluvio según aparece supuestamente en el libro de Génesis.

La gente de Estados Unidos es gente de mucha fe. De acuerdo a la última encuesta Gallup, más del 90% cree en Dios y el 80% considera que la Biblia es una obra sagrada. Estos son números sumamente atractivos para los magnates de Hollywood que buscan “temas casher”. Si le haces creer a la audiencia que están en una actividad espiritual y que ir a ver una película basada en la Biblia es casi tan bueno como asistir a los servicios religiosos, los productores podrán descansar tranquilos habiendo asegurado groseras ganancias e incluso se sentirán libres de hacer cualquier “pequeño cambio” que requieran para que la historia sea más interesante, más contemporánea, más romántica y, obviamente, más comercializable.

La mayoría de la gente no conoce realmente la historia que aparece en la versión original de la Torá. Por lo tanto —admiten los productores—, hacer algunos cambios “menores” no hace ningún daño. Y para aquellos que sí les molesten estos cambios y adaptaciones, Paramount Pictures agregó un aviso al principio de la película que dice “La siguiente película está inspirada en la historia de Noé, pero fueron tomadas 'licencias artísticas'... La historia bíblica de Noé puede ser encontrada en el libro de Génesis”.

Y con respecto a aquellos que no vieron el aviso al comienzo de la película y creen que tendrán el privilegio de ver una versión fidedigna de la historia que les ahorrará el esfuerzo de leer el original... bueno, ¡supongo que no puedes complacer a todos!

En una reveladora entrevista con la revista New Yorker, el escritor y director Darren Aronofsky compartió su motivación para hacer la película con las siguientes palabras: “Hay un gran mensaje en la película, un poderoso mensaje sobre la inundación que se avecina por causa del calentamiento global”. Aronofsky le dijo a otros reporteros que “Se trata del apocalipsis medioambiental, creo que es un gran tema hoy en día por lo que está ocurriendo en el planeta... Noé fue el primer medioambientalista”. Y según esto, ¿cuál sería la razón de la ira de Dios en la época de Noé por la cual emitió un decreto de destrucción Divina? Que el hombre estaba destruyendo su medioambiente... pese a que es imposible entender cómo podría haber hecho algo así sin las emisiones de carbono resultantes de una sociedad altamente industrializada.

El diluvio es retratado simplemente como una respuesta de Dios ante el rechazo del hombre de aceptar con seriedad el mensaje del movimiento medio-ambientalista.

Olvídate del énfasis que pone la Torá en la corrupción y la violencia, o el hecho de que las primeras 10 generaciones nunca entendieron de forma apropiada aquello que Dios codificaría más adelante en las segundas Tablas de la Ley, que resumían las responsabilidades éticas del hombre con su prójimo. “Ahora la tierra estaba corrupta ante Dios. Y la tierra se llenó de robo. Y Dios vio la tierra y he aquí que se había vuelto corrupta” (Génesis 6:11-12). Pero en Noé, la película, el Diluvio es retratado simplemente como una respuesta de Dios ante el rechazo del hombre de aceptar con seriedad el mensaje del movimiento medioambientalista.

Es verdad que las recreaciones digitales de los animales abordando el arca y los efectos especiales involucrados son realmente espectaculares. Y para quienes aman la ciencia ficción, los "Vigilantes", que supuestamente son los ángeles caídos del Génesis quienes ayudaron a Noé a construir el arca y a mantener alejadas a las multitudes cuando comenzó el Diluvio, son una visión fascinante. Pero tienen tanto que ver con la historia real como los ovnis o los marcianos.

Y pobre de Noé —personificado por Russell Crowe— por la forma en que Aronofsky decidió retratarlo. Según la Torá, “Noé era un hombre justo, perfecto en su generación; Noé caminaba con Dios” (Génesis 6:9).

Es verdad que algunos comentaristas judíos interpretaron estas palabras como una crítica divina. “Era perfecto en su generación” ya que sólo en comparación al resto de los malvados de su generación era alabado, pero si hubiera vivido en la época de Abraham no habría sido destacado por su piedad, concluyeron algunos comentaristas. Sin embargo, las palabras de todas formas testifican sobre un hombre justo y perfecto que caminaba con Dios. Noé pasó más de cien años construyendo el arca de forma pública precisamente para que la gente le preguntara qué estaba construyendo y él les pudiera advertir sobre las consecuencias de sus malas acciones y quizás ayudarlos de esta forma a arrepentirse.

Cuán vergonzoso es ver al febril, santurrón y casi maníaco Noé retratado en la pantalla, un hombre tan ofuscado con su supuesta misión Divina que estuvo a segundos de asesinar a su propio nieto recién nacido. Los espectadores se van con la imagen de un hombre guiado por alucinaciones o por una obsesión, una temática que se repite en las demás obras de Aronofsky como Pi, Réquiem para un sueño, La Fuente de la vida y Cisne negro.

El Noé de la película no es una representación, sino una distorsión del personaje de la Torá que fue elegido junto a su familia por Dios para recomenzar la historia de la humanidad. Saber que millones de personas internalizarán al Noé de Russell Crowe y otras muchas partes de la trama de la película que no tienen ninguna base en la Torá o en alguna otra fuente confiable, debería inquietar a todo aquel que respeta la Torá y protege sus verdades.

Fue precisamente por esto que nuestros sabios proclamaron hace muchos años que el día en que la Torá fue traducida a otro idioma —versión que es conocida como la Septuaginta— fuese un día de ayuno. Lo que les preocupaba era que una traducción podía llegar a ser considerada la palabra de Dios en el mismo nivel que el texto original. Imagina cómo se habrían sentido con respecto a una película que transforma una historia bíblica en un producto de la imaginación personal con una agenda contemporánea que no tiene ninguna relación con la historia original.

Noé sería una película mucho más honesta si no tuviera ninguna conexión con la historia de la Torá que, de todas formas, no sintió ninguna obligación de replicar fehacientemente. Francamente, si la película se hubiera llamado "El anciano y el diluvio" quizás incluso la habría recomendado.

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