¿Debería circuncidar a mi hijo?

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¿Debo circuncidar a mi hijo? Estos son los argumentos a favor y en contra.

La mística del Brit Milá es tan antigua como el judaísmo. A lo largo de las generaciones, ésta mitzvá ha sido la luz piloto, asegurándose de que nuestra chispa nunca se extinga. Sin importar cuán alta sea la tasa de asimilación, la importancia del Brit, el sello del pacto con Dios que se remonta a Abraham, nunca fue cuestionado. El Brit sigue siendo sagrado para los judíos de todo tipo.

Pero ahora por primera vez en la historia, esa llama tranquilizante ha comenzado a parpadear.

"Mi esposo y yo somos judíos, no practicantes en el sentido tradicional, y estamos debatiendo si circuncidar a nuestro hijo, que pronto nacerá. Ambos tenemos algunos problemas con ésta práctica, y estamos investigando una organización judía que se opone a la circuncisión".

Así habla una joven mujer americana en un popular programa radial, compartiendo su voluntad de renunciar a 3.000 años de herencia, basada en lo poco que sabe sobre el procedimiento y su significado.

Sí, esta mujer puede representar una minoría insignificante. Pero la literatura de la anti-circuncisión está proliferando rápidamente a través de Internet y en las ondas de radio, plantando ideas en la mente de las personas. Aquí hay un ejemplo, de la revista "Mothering" que sería cómico si no fuera tan triste:

"El año pasado nació un bebé de unos padres judíos. Los padres querían darle al niño un Brit sin infligir el dolor de la circuncisión. En el octavo día invitaron amigos a su casa. Un amigo que estudia para ser rabino leyó las escrituras apropiadas, bendijo al niño con el nombre en hebreo, y en el momento de la circuncisión, trajeron una gran zanahoria orgánica y la punta fue cortada. Era un momento de alegría para todos los involucrados... Tal vez esta es la alternativa que algunos de ustedes pueden haber estado buscando".

Analicemos los argumentos en contra

Abordemos tres de los argumentos más comunes en contra de la circuncisión.

Argumento #1 – "Es cruel"

No puedo hacerle algo tan bárbaro a mi hijo. ¡Lo va a marcar psicológicamente de por vida!". Seamos honestos. No importa que tan subdesarrollados puedan ser los receptores de dolor de un bebé de 8 días, es obvio que entre el cambio de pañales, la exposición al frió, y la emoción del evento, el bebé prefiera estar durmiendo en vez de tener un Brit.

Sin embargo, muchas observaciones realizadas respecto a los niveles de dolor están basadas en circuncisiones médicas, que tienen poco en común con un tradicional Brit. Los métodos son diferentes, las circunstancias son diferentes, y los resultados son diferentes.

Por ejemplo, una circuncisión hospitalaria, hecha lejos de la madre del bebé, se realiza con dolorosas pinzas y puede tomar hasta 15 minutos. Por el contrario, la labor de un mohel, con las preocupadas abuelitas mirando por encima de cada hombro, se completa en segundos.

En el hospital, las manos y pies del bebé están amarradas a una impersonal y restrictiva tabla de circuncisión, en tanto que en un Brit el descansa en el regazo de un abuelo protector.

Estas y otras diferencias se observaron en 1977 por Associated Press, que informó que "las circuncisiones judías son suaves" comparadas a las que se realizan en marcos laicos, y que "los mohalim, los hábiles profesionales del antiguo rito judío de la circuncisión, parecen causar menos dolor en sus nuevos nacidos que la mayoría de los médicos".

Cicatrices psicológicas, requisitos de la anestesia, la barbarie y la crueldad – esto habla del estilo de circuncisión de un hospital. En las palabras de un mohel californiano, "si yo tuviera que hacer un Brit utilizando la técnica del hospital, preferiría no ser mohel".

Argumento #2 – Derechos Humanos

"¿Por qué debería imponer el Brit sobre mi hijo sin darle una opción? ¡Es una violación de los derechos humanos fundamentales!"

Esto representa un error filosófico en la crianza de los hijos.

Como padres de familia, se espera de nosotros que les hagamos imposiciones a nuestros hijos. ¿Acaso no elegimos sus ropas, niñeras, y escuelas? ¿No decidimos sobre vacunas, que vienen con su propio dolor y un grado de riesgo? ¿No imponemos nuestros valores y normas de comportamiento?

¿Cuántas de las cosas que son importantes para nosotros (Por ejemplo, un buen carácter) esperamos que nuestros hijos elijan por si mismos? ¿Les permitimos engañar y robar hasta que se hacen mayores, para que puedan formar su propia opinión acerca de esos comportamientos?

Padres responsables tratan de arraigar valores dentro de sus hijos con la esperanza de que cuando crezcan, ellos los adopten también. ¿Es esto una imposición injusta, o es nuestro trabajo como padres?

¿No deberíamos hacer lo mismo por los valores y la identidad judía? Si el Brit es un símbolo del judaísmo para cada uno de nosotros, ¿por qué no lo podemos "imponer", con todo lo que ello representa, en nuestro hijo al nacer?

Uno podría argumentar: "Pero la circuncisión es diferente porque es permanente". Es cierto, pero las impresiones hechas en la mente y el corazón de un niño son igual de permanentes. La forma en que los cónyuges interactúan, el método de la disciplina paterna – de hecho, todo lo que los padres hacen – afecta profundamente a sus hijos. Nosotros, como padres a menudo olvidamos cuanto poder otorgado tenemos sobre nuestros niños, y el Brit es solo la primera de muchas "imposiciones" que hacemos sobre ellos.

Si el judaísmo es importante, entonces los padres tienen la responsabilidad de introducir a los niños en él, en la edad más temprana. Si no, puede que nunca lo recuperen nuevamente. Incluso Leopold Zunz, un líder del siglo 19 del reformismo radical judío, observó: "La circuncisión no es una simple ceremonia... El hijo que, en principio se mantuvo incircunciso, difícilmente, por principio, permanecerá en el judaísmo".

Argumento #3 – ¿Hipocresía?

"¡Nos sentimos como hipócritas! No somos religiosamente observantes, así que ¿por qué deberíamos realizar esta mitzvá?"

Los padres con esta preocupación se complacerán en saber que hay espacio para la incoherencia en lo que respecta al Brit Milá. En Zacarías (Zejariá) 9:11-12, el profeta predice que al final de los días, el único mérito judío será el del Brit; todo lo demás se habrá abandonado. Najmánides explica:

Zejariá alude a los días antes del Mesías, cuando la generación será totalmente irresponsable en sus actos, la Torá será olvidada por los judíos, y la jutzpá (el descaro) prevalecerá, como esta escrito, 'de la fosa en la que no hay agua' – y solo se mantendrá con ellos el mérito de la mitzvá del Brit Milá.

La tradición judía refleja estas profecías. El midrash explica que durante los días de Elías (Eliahu) el profeta, el Rey Ajab y la Reina Jezebel guiaron a los judíos por el mal camino y, entre otras cosas, en rebelión en contra del Brit Milá. Esto angustió a Eliahu, y el decretó que el cielo debía retener las lluvias. Al ver esto, Dios aseguró a Eliahu que los judíos se volverían a comprometer con el Brit Milá y se mantendrían comprometidos a él para siempre, independientemente de cuán lejos ellos se desvíen.

Dios entonces nombró a Eliahu como el actual "Ángel de la Circuncisión" para presenciar el cumplimiento de los judíos del Brit. Esta es la razón por la que designamos una silla para Eliahu en cada Brit.

En el momento que se hicieron estas profecías, debieron sonar seguramente extrañas. Después de todo, ¿quién hubiera pensado que la única mitzvá que resistiría la asimilación sería la que impone cirugía electiva en un niño desamparado? Sin embargo, increíblemente, estas profecías se encontraron cumplidas en los últimos tiempos.

Como observó el Dr. Peter C. Remondino, uno de los médicos más activos y mejor conocidos durante el fin del siglo 20:

"Ninguna costumbre, hábito, o rito ha sobrevivido tantos años y tantas persecuciones. Otras costumbres murieron de muerte natural con el tiempo o por falta de persecución, pero la circuncisión, ya sea en paz o en la guerra, se mantuvo, desde las brumosas épocas de la edad de piedra hasta la actualidad".

La marca de un judío

Después de todo lo dicho, todavía estamos con la incógnita, "¿por qué Brit?" ¿No podía haber elegido Dios un símbolo de fe menos intruso – como, Tefilin, o Tzitzit, o una Kipá?

Para hablar con inteligencia acerca de los símbolos judíos, debemos primero explicar lo que es un judío. Éxodo 19:6 define a los judíos como "un reino de sacerdotes y un pueblo santo". Según el Rabino Samson Rafael Hirsch, un pueblo santo significa "que domina moralmente sobre todas sus energías y tendencias naturales", siendo el producto de ese dominio la santidad misma.

Este concepto es únicamente judío. Las religiones tienen muy diversas opiniones sobre el instinto sexual – el mas fuerte, y por lo tanto el más representativo de "las energías y tendencias naturales". Los paganos abrazaron una excesiva y desinhibida expresión sexual. Otros sistemas de creencias tienen un concepto lamentable del matrimonio y condenan todas las actividades sexuales como intrínsecamente pecaminosas.

El judaísmo fiel a su vocación a la santidad, promueve un equilibrio por el cual el hombre puede dominar y optimizar – no sofocar ni someter – sus energías.

Esta dinámica es explicada por Lord William Rees-Mogg, ex director de "The Times" de Londres:

En los intentos que se han realizado para aprovechar la fusión nuclear – el poder de la bomba de hidrógeno en vez de la bomba atómica – el problema que hasta ahora ha derrotado a los científicos ha sido el controlar la energía de la reacción. Se han realizado intentos para mantener unido el plasma de energía, por al menos el más breve de los periodos, envolviéndolo en un campo magnético del cual no puede salir. Ese envoltorio se llama botella magnética.

En la misma forma, la energía del pueblo judío ha sido encerrada en un tipo diferente de contenedor – la ley. Que ha actuado como una botella dentro de la cual esta energía espiritual e intelectual puede ser mantenida; solo porque se ha podido mantener ha sido posible hacer uso de ella. No ha sido simplemente explotada y dispersada; sino que ha sido aprovechada como una potencia continua. Si la energía no es contenida, no se puede utilizar por un periodo indefinido; la energía incontrolada no es más que un gran "Big" y un usualmente destructivo "Bang". En naturaleza humana, solo la energía disciplinada es eficaz.

De hecho, la Torá es la botella magnética que nos permite controlar nuestras "energías y tendencias". Es el plan maestro que establece la disciplina para traer la santidad al mundo. Y es el Brit el que sirve como recordatorio permanente de nuestro compromiso, en todo momento y bajo todas las circunstancias, para esa tarea "elegida".

Guerra de los mundos

El Brit representa la misión judía de la ética y la santidad, una cuestión que incluso nuestros enemigos han comprendido:

"Es cierto, somos bárbaros. Es un título de honor para nosotros. He liberado a la humanidad de las cadenas del alma, del degradante sufrimiento causado por la falsa visión llamada conciencia y ética. Los judíos han infligido dos heridas en la humanidad: la circuncisión en sus cuerpos y una conciencia sobre sus almas. Éstas son invenciones judías. La guerra por la dominación del mundo se libra solo entre nosotros dos, entre estos dos campos solos, los alemanes y los judíos. Todo lo demás es solo engaño."

Así habló Adolf Hitler.

Si la Segunda Guerra Mundial se libro en contra de "las invenciones judías de la circuncisión y la ética", entonces estamos todavía en guerra. Y son los padres de cada niño judío recién nacido los que están en la primera línea de ésta batalla, armados con la decisión de elegir entre el Brit o no.

Nuestra generación ha estado tratando desesperadamente de encontrar la manera de perpetuar la memoria de los 6 millones y erradicar la de sus opresores. La elección correcta ayudará a golpear la causa nazi, y erigirá el monumento más significativo a nuestros millones de mártires.

¿Qué podemos hacer? ¿Construir museos? ¿Organizar ceremonias de recordación?

Más que nada, la respuesta es Brit Milá. Hay algo tan fundamental en el Brit Milá que por su mérito mismo, podremos ser redimidos –- incluso si nada más se mantiene. Por lo tanto, confía en tu instinto judío. Reconoce y no resistas la mística de la Milá, como observó Spinoza, "ella sola preservará la nación para siempre".

El Brit es la máxima declaración de la identificación judía. Y esto es algo que cortar una zanahoria nunca puede lograr.

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