Expresar tu esencia

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Dos ideas básicas de Sucot.

Llegó Sucot y este año me dediqué a trabajar sobre dos ideas. La primera es la importancia (o no) de los adornos y accesorios externos. La festividad de Sucot nos obliga a enfrentarnos a nosotros mismos e intentar determinar quiénes somos realmente. Despojados de nuestros sofisticados, gastados, elegantes o cualquier clase de muebles que tengamos, ¿quiénes somos? Sin la declaración que transmite la forma en que decoramos (o no decoramos) nuestra casa, ¿cuál es nuestra identidad?

Esto no es tan trivial como parece. Utilizamos nuestras posesiones materiales para hacer declaraciones sobre nosotros mismos. Cuando entramos a la casa de alguien, miramos alrededor para tener una idea de quiénes son los que viven allí. ¿Hay libros en los estantes? ¿Sobre qué tema? ¿Hay obras de arte? ¿De que grupo étnico? ¿Hay artículos de judaica? ¿Tienen un televisor de pantalla plana? (¿Cuan grande es?). Todos estos objetos son pistas respecto a la identidad y las prioridades del dueño de casa. Sin esos objetos, ¿quiénes somos? ¿Qué estamos proyectando?

Somos forzados a replegarnos a nuestro yo más básico: sólo nuestras personalidades, nuestras metas, nuestros sueños y nuestras aspiraciones. Somos forzados a ser reales. Sin duda se trata de un ejercicio importante, pero a la vez intimidante. Con nuestros bienes materiales construimos muchos muros y máscaras. Mantenemos al mundo a distancia y nuestras inseguridades cerca. Mudarnos a la sucá y abandonar nuestros hogares amueblados quita todas esas barreras. Tenemos que mirar quiénes somos realmente y tenemos que reconocer que ese es el yo que estamos revelando al mundo.

Es intimidante y sin embargo al mismo tiempo puede ser liberador.

Además, por supuesto, las compras, la cocina y los preparativos son solamente herramientas para ayudarnos a entrar al espíritu de la festividad. Una vez que hemos bebido nuestro vino y comido nuestra cena gourmet, podemos mirar alrededor y decir con el corazón (y el estómago) lleno que no necesitamos nada más. Incluso si durante el resto del año nos preocupa el diseño de interiores o mejorar los cerrojos de nuestras puertas, en Sucot dejamos eso de lado. Nos permitimos ser vulnerables. Reconocemos que Dios nos ha dado todo lo que necesitamos: una mesa desvencijada, algunas sillas diferentes, un colchón y una cabaña de paja. Todo lo demás, todos nuestros muebles y cerraduras, solamente crean la ilusión de seguridad. La única protección real viene de Dios. Nuestra única y verdadera confianza debería estar en Él.

Como la festividad misma, estas ideas son simples. Y también como la festividad misma, estas ideas requieren gran esfuerzo para lograr ser internalizadas. Pero me gusta pensar que cada año podemos dar otro pequeño paso. Cada año podemos tener un poco más de claridad. Cada año podemos definirnos a nosotros mismos un poco más por nuestro ser esencial y menos por nuestros muebles. Cada año podemos reconocer que en este y en cada momento, tenemos exactamente lo que necesitamos. No es necesario nada más.

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