Mitzvá 4: Amar a Dios

13 min de lectura

Nuestro apasionado deseo de conectarnos con Dios implica que debemos realizar un esfuerzo constante. ¿Cómo sabemos si nos estamos conectando realmente?

Todo el mundo canta canciones de amor y sueña sobre estar enamorado. Pero, ¿sabemos siquiera qué significa "amar"?

El amor es el placer emocional de percibir las virtudes de otra persona. Como escribe Maimónides: Una persona sólo puede amar de acuerdo al grado de conocimiento que tenga sobre el objeto de su amor. Si sabe poco, puede amar un poco. Si sabe mucho, puede amar mucho (Leyes de Teshuva 10:6).

Amar a Dios es una mitzvá constante. En un aspecto esto es fácil de hacer, ya que todo lo referente a Dios es virtuoso. Sin embargo, el desafío es que todo depende del grado de conocimiento que tengamos.

La Torá plantea tres caminos principales para desarrollar el amor a Dios: "Amarás a Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus posesiones" (Deuteronomio 6:5).

¿Qué es amar a Dios "con todo tu corazón"? Es cuando tu deseo más profundo es cumplir con Su voluntad. Por ejemplo, considera a alguien que tiene una carrera exitosa que lo obliga a trabajar en Shabat. Amar a Dios significa que si tu carrera no se alinea con lo que Dios quiere, entonces estás dispuesto a renunciar a ella. No porque estés de acuerdo con sufrir, sino porque ya no es más tu deseo. Has llegado al nivel en el cual tu voluntad y la voluntad de Dios son una.

¿Qué es amar a Dios con "toda tu alma?" Es usar toda tu energía y tus talentos para servir a Dios. Incluso cuando esto involucre dolor y humillación, e incluso si significa dar tu vida por ello.

Amar a Dios "con todas tus posesiones" significa utilizar todos tus recursos materiales para el servicio Divino. Esto incluye gastar dinero en mitzvot, dar caridad y dejar de lado oportunidades de negocios que involucren transgredir una mitzvá.

Examinemos algunas herramientas específicas para desarrollar nuestro amor por Dios en cada una de estas áreas.

Método 1: La naturaleza

Cuando alguien te da un regalo, la respuesta natural es amar a la fuente de ese regalo.

El mundo de la naturaleza —con toda su genialidad, belleza y simetría— es un regalo de Dios.

Maimónides escribe:

¿Cuál es el camino para sentir amor (y temor reverencial) por Dios? Cuando uno medita sobre los increíbles y maravillosos actos de la creación y ve en ellos una genialidad que no tiene comparación, entonces automáticamente ama, alaba, glorifica y desea profundamente conocer la grandeza de Dios (Fundamentos de la Torá 2:2).

Las maravillas de la creación son infinitas: Pájaros, flores, montañas, bebés. El equilibrio del ecosistema, la interacción del cuerpo humano. Es una maravilla. Y a medida que la ciencia va haciendo cada vez más y más descubrimientos, van apareciendo nuevas y más profundas capas de entendimiento.

Una de las primeras preguntas que nos harán cuando lleguemos al cielo es: "¿Probaste todas las frutas que Dios creó?".

El Talmud dice que una de las primeras preguntas que nos harán cuando lleguemos al cielo es: "¿Probaste todas las frutas que Dios creó?". La belleza de la fruta es que no sólo nos nutre, sino que también tiene muchos beneficios adicionales como su sabor, textura, color y forma. Nos preguntarán: "¿Probaste todas las frutas?", en otras palabras, ¿apreciaste los regalos de Dios en este mundo?

¿Cómo podemos apreciar el valor de los regalos de Dios? Mediante enfocarnos en el hecho de que las cosas que nos faltan no son nada en comparación a lo que ya tenemos. Considera por ejemplo tus ojos. No podrías comprar un ojo ni con un millón de dólares. Sin embargo, Dios te dio un par de ojos que funcionan más eficientemente que los instrumentos visuales computarizados más sofisticados del mundo. ¡Y son gratis!

Medita sobre la creación, y luego conéctalo con su Fuente. Esto te llevará a amar a Dios con "todas tus posesiones".

¿Cómo es eso? Imagina que alguien te dio un automóvil como regalo y después te lo pide prestado. ¡Sería un placer prestárselo!

Entonces si Dios te pide el 10% de tus ingresos para caridad, o si te pide dinero para poner una mezuzá en el marco de tu puerta, ¿cómo te podrías rehusar a ello?

Método #2: La historia

Pero el verdadero amor a Dios va más allá que eso. Sólo porque alguien te dio un automóvil no significa que tienes que comprometerte toda tu vida a ayudarlo.

Para incrementar tu amor a Dios estudia tu propia historia. Considera cómo Dios te da cada milésima de fuerza y habilidad. Te mantiene respirando y mantiene a tus órganos funcionando. Te ayuda a obtener un trabajo, encontrar una pareja y construir un hogar. Y te da la vida misma.

Él es nuestro Dios individual y personal. Por eso el versículo dice que "lo amarás con todo tu corazón... con toda tu alma... con todas tus posesiones".

¿A veces te encuentras con problemas? No es que te las hayas arreglado para luchar y sobrevivir a pesar de todo, sino por el contrario, Dios te ha enseñado el camino adecuado y te ha dado la oportunidad de crecer. Él acomoda los eventos de acuerdo a tus circunstancias especiales para enseñarte y guiarte en cada paso e instancia.

Nuestra intuición nos dice que existe un significado intrínseco en el mundo. Si no fuera así, ¿para qué molestarnos con levantarnos por la mañana?

Nada es casual. Dios nos está probando y nos envía mensajes constantemente. No es una forma de castigarnos, sino que sólo quiere despertarnos. Tal como nos quiere llenar de regalos, también nos mandará una señal si nos estamos ahogando. Dios dice: "¿Realmente quieres que tu vida tenga un sentido? ¿Realmente quieres sentirte satisfecho? Quizás estás en el camino incorrecto. Soy Yo, Dios. ¡Presta atención!".

El involucramiento de Dios también aplica al plano nacional. Si eres parte de la cadena eterna judía entonces podrás darte cuenta de cómo Dios se ha salido de Su camino para traer la preciosa herencia judía hacia ti. Estudia la historia universal para ver cómo Dios ha asegurado la supervivencia del pueblo judío a pesar de las probabilidades.

Si alguien te prueba que ha hecho grandes esfuerzos por ti —inclusive hasta el punto de salvarte la vida— entonces tu nivel de gratitud será acorde a ello. Dios te ha dado eso y mucho más. Entonces, nos es placentero poder esforzarnos por Dios: darle nuestro tiempo, nuestras habilidades, y si es necesario, nuestra vida misma.

Eso es amar a Dios con "toda tu alma".

Método #3: Torá

Sin embargo, incluso este nivel de conciencia no te llevará necesariamente a cambiar tus deseos más íntimos.

¿Qué es lo que te motivaría a cambiar? Darte cuenta de que tu deseo más íntimo es conectarte con Dios.

El estudio de Torá es la manera de descubrir este camino de significado. Torat jaim, lo cual significa literalmente el libro de "instrucciones para vivir", es la comunicación de Dios con el mundo. Es el mayor contenedor de sabiduría sobre cómo tener éxito en el matrimonio, en la educación de los hijos, en la construcción de una comunidad y en mejorar el mundo.

Así como las leyes físicas son vastas y complejas, las verdades metafísicas también son complejas. Toma mucho esfuerzo entenderlas, pero una vez que trabajes suficiente en ellas y que obtengas claridad, quedarás anonadado. Todo calzará y comenzarás a ver la perfección, consistencia y armonía del sistema.

La Torá es la mente de Dios, el contenedor supremo de sabiduría.

Eso es porque la Torá es la mente de Dios.

¿Qué pasa si estudias Torá y no sientes nada? Entonces quiere decir que no la has estudiado apropiadamente.

La señal de que estamos teniendo un exitoso estudio de Torá es cuando el estudio se convierte en una adicción insaciable. Si algo no tiene sentido, vas a romperte la cabeza hasta averiguarlo. Y cada vez que tengas éxito en resolverlo, el placer te va a provocar querer más y más. Este nivel es llamado ahavat Torá, el verdadero amor por la Torá. Estás tan asombrado que el estudio se convierte en tu verdadera esencia y quieres absorber tanto como puedas.

El estudio de Torá imbuye en nosotros la idea de que Dios es la fuente infinita de toda la sabiduría y es la máxima expresión de "significado". Por lo tanto, nuestros deseos y metas personales no son comparables y dejarás todo aquello que no sea coherente con la voluntad de Dios.

Eso es amar a Dios "con todo tu corazón".

El enfoque adecuado

Cuando vemos una gran montaña, nos asombramos. Cuando vemos un campo lleno de nieve, nos inspira tranquilidad. Cuando los rayos de luz iluminan el cielo estrellado, la experiencia es estimulante. Y cuando nace un bebé, percibimos pureza y perfección.

Es lógico que cuanto más uno entienda la naturaleza, más amor sentirá por Dios. Sin embargo, si este proceso es tan simple, ¿por qué existen científicos —que son quienes mejor entienden la naturaleza— que no se han acercado a Dios? ¿No debería ser un proceso automático?

Una vez un hombre visitó el Louvre, el famoso museo de arte en París. Después de ver a su alrededor por un tiempo dijo: "No puedo entender por qué todos hacen tanto alboroto acerca de este lugar. ¡Todas las pinturas aquí parecen un yogurt!".

Finalmente alguien le tocó el hombro y le dijo: "Señor, ¡límpiese el yogurt de sus lentes!".

Amar a Dios es una cuestión de enfoque. Dos personas pueden atestiguar la misma escena pero obtener impresiones completamente diferentes. ¿Por qué? Porque se enfocaron en diferentes detalles, cada uno según su actitud y expectativas.

Cuando tu cerebro absorbe nueva información, ésta entra a un sistema de archivos que forma tu perspectiva básica de la vida. Automáticamente traduces todo lo que ves y escuchas según ese sistema preexistente.

El único prerrequisito para llegar a amar a Dios es tener la mente abierta. No decidas por adelantado qué verdad verás. Remueve el bloqueo que te impide observar el mundo con honestidad y apertura. Realmente tienes que querer saber, sin que hayan intereses de por medio: "¿Qué me está diciendo la naturaleza?".

Considera a un evolucionista: él está seguro que la naturaleza se creó por sí misma y que se mantiene sola. A medida que va descubriendo más y más complejidades en la naturaleza, su compromiso con dicha actitud se va fortaleciendo. "¡Increíble!", dice. "Si la fuerza nuclear fuera sólo un poquito más débil, entonces el protón no se podría combinar con el neutrón y el sol sería meramente una bola fría de gas. Por lo tanto, ¡es obvio que la vida tiene que haber evolucionado!".

Él aprecia la naturaleza, pero como un fin en sí mismo.

El judaísmo dice que Dios está oculto dentro de la naturaleza. Es por medio de la belleza de la naturaleza que descubrimos a Dios. Así como cada pincelada de Picasso contiene su firma, de la misma forma todo en este mundo tiene la firma de Dios. De hecho, muchos científicos creen en Dios precisamente porque la perfección de la naturaleza es la evidencia de dicha creencia. Como dijo Einstein una vez: "Quiero saber cómo Dios creó el universo. El resto son detalles".

Una experiencia trascendental

Si las creaciones de Dios pueden tener tal impacto, cuánto más puede tenerlo una experiencia con el Creador mismo.

El Rey David dijo: "Los ojos de los seres humanos te ven a Ti, Dios, y Tú les das alimento en su tiempo adecuado" (Salmos 145:15).

¿Cómo puede hacer el Rey David tal aseveración? La mayoría de la gente parece estar paseando, trabajando y comprando. ¡¿Dónde están todas las personas "que levantan sus ojos al cielo" y le agradecen a Dios por proporcionarles su sustento en su "tiempo adecuado"?!

El Rey David estaba consciente de la realidad interna del hombre. Considera los juegos psicológicos que la gente juega consigo misma, los temas que evitan tocar, la manera en que se mantienen ocupados y trabajan para no tener que pensar en Dios. Hay algo que todos saben. Se están escapando de ello.

Inclusive el ateo. En lo más profundo de su corazón, en su conciencia más interna, todo ser humano quiere significado. En su libro La senda de los justos, Rav Luzzatto dice que el hombre fue creado sólo para disfrutar del placer eterno de la cercanía a Dios. Todos quieren estar cerca de Dios. "Es difícil. Lo estoy evadiendo. Pero es un hecho del cual no puedo escapar".

¿Por qué hay tanta gente que nunca está en paz, satisfecha y feliz? Porque nuestro verdadero anhelo interno es alcanzar el infinito. Estamos buscando saciar aquello que nunca puede ser saciado con algo físico. Cada uno de nosotros es capaz de apreciar el infinito y de obtener un placer infinito de ello. Cualquier cosa menos que lo infinito nos deja insatisfechos.

Por eso la Torá nos puede ordenar amar. El versículo dice que el amor a Dios está en "tu corazón" (Deuteronomio 6:6). El amor ya está ahí, sólo necesitamos ponernos en contacto con él.

Imagina a alguien que viaja por el mundo buscando experiencias excitantes. Ahora dile que en el cuarto de al lado puede sentarse y hablar con Dios durante una hora.

Una conversación privada con el Rey sería la experiencia más increíble de todas.

Una conversación privada con el Rey. ¿No sería esa la experiencia más increíble de todas?

"Remueve el yogurt de tus lentes". Ve el anhelo que hay en tu vida. Reconoce el vacío. No hay nada físico o emocional que nos pueda satisfacer completamente, pues esperamos mucho más.

Entonces prueba un poco de ese placer. No fuiste creado para sufrir en este mundo. Y además, te ganarás un premio en el mundo venidero. Si utilizas tus ojos y tu cerebro, puedes tener el placer de esa cercanía hoy mismo. Cada vez que te conectes con la verdad, con la grandeza de Dios. Todo lo demás es vacío. No hay siquiera competencia.

Anhelando independencia

Una clave para amar a Dios es dejar a un lado la ilusión de que sólo tú eres el responsable por tus logros. En lugar de eso debes reconocer que todo lo que tienes es un regalo de Dios.

¿Por qué la gratitud es un estado tan difícil de retener? Porque el ego humano anhela independencia. Le teme al concepto de sentirse en deuda con un poder más elevado. ¡Preferimos creer que lo hemos hecho nosotros mismos!

Reconocer la mano de Dios conlleva temibles consecuencias. Si existe realmente un Creador y un propósito en la vida, entonces no somos totalmente libres para hacer lo que queramos. Alguien más está al mando.

Irónicamente la gente está dispuesta a escalar una montaña para obtener el máximo placer trascendental pero huyen de Dios porque tienen miedo de que los sofoque.

La verdad es que la vida "restringida" a la que le teme la gente no es más que una vida de increíble felicidad. Al tener conciencia de la existencia de Dios sabes hacia dónde estás yendo. Te entiendes a ti mismo. Estás enfocado y eliminas la confusión.

La mejor manera de obtener esta claridad es preguntarte continuamente: "¿Para qué estoy viviendo? ¿Qué es lo que quiero de la vida?".

Date cuenta que Dios es bueno. No hay nada de qué esconderse. No hay razón para cerrar tus ojos o tu corazón. Porque lo único que Él quiere es darte todo lo que siempre has querido.

Todos los otros placeres son insignificantes al lado del amor a Dios. Podemos tener una pizza deliciosa, mucho dinero, amor y poder. Pero los seres humanos buscan trascender la realidad mundana del diario vivir. Esa es la razón por la cual el misterio, la magia y los milagros capturan nuestra imaginación. Nos hacen traspasar nuestras limitaciones y fusionar nuestra pequeña y (relativamente) insignificante persona con la grandiosa Unicidad infinita.

No te mires en menos. No te aferres a cosas de poco valor. Las trivialidades que cederás no son nada en comparación a la gran cantidad de placer que puedes obtener.

Acciones externas, emociones internas

¿Cómo mide una persona su amor a Dios?

Cuando amas a alguien, obtienes un placer tremendo de hacer cosas por esa persona… incluso si son cosas difíciles. Por lo tanto, tu grado de placer al hacer cosas por Dios indica cuánto "amor por Dios" has logrado.

Así funciona también en la otra dirección. Al realizar un acto por Dios puedes generar la emoción de amor que estás tratando de adquirir.

El judaísmo tiene un principio llamado jitzoniut meorer pinimiut, "lo externo despierta lo interno". Es posible desarrollar una emoción por medio de actuar como si ya estuvieras en ese estado emocional. Por ejemplo, hay estudios que demuestran que cuando alguien pone en acción ciertos músculos al sonreír se produce una elevación en el estado de ánimo.

¿Cómo se aplica esto en términos espirituales? Digamos que una persona quiere volverse más caritativa. Cuando da caridad, ¿qué es mejor? ¿Que le de $1 dólar a 100 personas o $100 dólares a una sola persona?

Si das caridad 100 veces entonces la repetición del acto físico rompe tu egocentrismo y engendra el comportamiento de una persona más caritativa.

Cualquier sentimiento de amor se manifiesta como un enlace. Amar a Dios significa sentirte conectado con Él. La Torá nos da 613 mitzvot, 613 actividades, cada una de las cuales está diseñada para construir una conexión con Dios. De hecho, la palabra mitzvá proviene de una raíz que significa "conexión".

El poder de las mitzvot

El día a día de un judío contiene actividades que fueron diseñadas para despertar el amor a Dios. Maimónides destaca los siguientes ejemplos:

  1. Tzitzit: Los judíos visten una prenda de cuatro esquinas que tiene hilos en ellas, lo cual constituye el "uniforme" del ejército de Dios. Así como un soldado es siempre responsable de mantener los estándares de su unidad, los Tzitzit le recuerdan a quienes los visten sobre sus deberes hacia Dios. Un soldado que se pone en el frente de batalla ama a su país más intensamente que un civil. De la misma forma, tener conciencia del dominio de Dios produce amor y lealtad.
  2. Brit Milá: La circuncisión, la señal del pacto eterno con Dios, ha sido practicada por los judíos por casi 4.000 años, desde que Dios le ordenó a Abraham que se la hiciera.
  3. Birkat Hamazón: Recitamos la bendición de agradecimiento después de las comidas para enfocarnos en los muchos regalos que nos da Dios: no sólo nos da nuestro alimento físico, sino que también satisface nuestras necesidades espirituales.
  4. Escribir un Sefer Torá: Esta mitzvá aumenta nuestra conciencia acerca de la importancia de la Torá e incrementa nuestro amor hacia el Autor de estas invaluables "instrucciones para la vida".
  5. Tefilin y Mezuzá: Los versículos que hay en ellos describen el éxodo de Egipto, el cual desarrolla en nosotros la idea de que Dios nos saca constantemente de la "esclavitud" mediante guiarnos, enseñarnos y arreglar los eventos en nuestras vidas.
  6. Recitar el "Shemá": Declaramos que Dios es Uno, que es un Dios personal que se preocupa de cada uno de nosotros y que todo lo que hace es sólo para nuestro beneficio.
  7. Plegaria: El propósito de la plegaria es recordarnos que Dios es la fuente constante e infinita de la vida.
  8. Birkat Cohanim: La bendición sacerdotal, la cual es recitada por los cohanim, nos enseña que Dios nos ama y que quiere bendecirnos con todo lo bueno.

Compartiendo la idea de Dios con otros

Una poderosa manifestación del amor a Dios es el deseo de compartirlo. Cuando amas a Dios y ves a otras personas estancándose con todo tipo de trivialidades, te duele. Están perdiéndose una experiencia increíble. Cuando amas a Dios, quieres que todos los demás también lo compartan.

El deseo que tiene una persona de compartir a Dios con otros es un buen indicador de su amor a Dios. Es natural compartir con otros lo que más amas, así como una abuelita orgullosa muestra las fotos de sus nietos.

Abraham se convirtió en el primer judío no porque fuera el primero en conectarse con Dios, sino porque fue el primero en ir y compartirlo con otros. Su tienda estaba ubicada en medio de una carretera entre ciudades para poder hablar contantemente con otra gente. Y cuando la idea de Dios se volvió poco popular, Abraham se sobrepuso a todo tipo de persecuciones incluyendo cuando lo arrojaron a una hoguera ardiente.

Abraham se convirtió en el primer judío porque salió a compartir con otros su conocimiento sobre Dios.

A diferencia de las personas que se ponen celosas cuando la atención de su amado se dirige a otro lado, cuando se trata de Dios realmente deseamos que otros también tengan una relación con Él. Eso es porque Dios es infinito. Puede ser compartido con quien sea, sin que nadie pierda nada.

Y el deseo de compartir el amor a Dios va incluso más allá. Si en el mundo hay una carencia de conciencia de Dios, entonces tu relación con Dios también es carente. Dios es el lazo que une a la humanidad.

Por eso es que tratar de enseñar a otros acerca de Dios es una parte tan importante del servicio divino.

No hay lugar para otras actividades

¿Qué constituye una violación a la mitzvá de amar a Dios?

Amar a otra cosa que compita con tu anhelo de estar cerca de Dios.

La mitzvá de amar a Dios implica estar constantemente ocupado persiguiendo la cercanía a Dios. Maimónides compara esto con el intenso anhelo que siente un hombre por una mujer. Deberíamos estar tan involucrados con el deseo de acercarnos a Dios que no debería haber lugar para otra cosa.

La elección es nuestra. Como dijo el Rebe de Kotsk: "¿Dónde está Dios? Donde sea que lo dejes entrar".

Afortunadamente tenemos un buen comienzo, pues el amor de Dios hacia nosotros es incesante y el puro hecho de sentir Su amor nos lleva a amarlo. Como dijo el Rey Shlomo: "Yo soy para mi Amado y mi Amado es para mí" (Cantar de los Cantares 6:3). Es una calle con dos direcciones, y Dios siempre está listo para conectarse.

Pero no esperes que esta dinámica ocurra sola. Debes buscarla inteligentemente. Debes estar dispuesto a invertir tiempo y esfuerzo para obtener este placer.

Amar a Dios es un objetivo de vida; por eso es una mitzvá constante.

La vida es una larga serie de eventos que nos llevan a volvernos cada vez más consientes de la grandeza de Dios. Enfócate en la naturaleza, en la Torá, en la historia... y conéctalo con el amor a Dios. Sin esto te estás perdiendo de la creación.

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