18 lecciones que aprendí al entrenar para la maratón de Nueva York

2 min de lectura

El agotador entrenamiento me enseñó cómo superar mis limitaciones internas.

“¡Felicidades! Has cumplido con los requisitos de tiempo para entrar en la maratón de Nueva York y ahora puedes inscribirte para participar”.

Me entusiasmé al leer el email de los ‘Corredores de Nueva York’.

De inmediato me registré para la carrera, uniéndome al competitivo campo de los corredores que empiezan justo detrás de la elite olímpica. Pero un momento después me di cuenta que estaba por correr sin un equipo y sin un plan. Cuando elaboré el plan de entrenamiento necesario para poder correr al paso de la ola en la que estaba metida, ya no estuve segura de poder hacerlo.

Hubo muchas mañanas en las que sonó mi despertador y yo simplemente no quería correr. Hubo entrenamientos tan difíciles e intensos que al finalizar me encontré a mí misma doblegada, sin aliento y con náuseas.

Pero esas fueron las experiencias que me acompañaron en la línea de partida. Esas fueron las corridas que me prepararon para la distancia. Y las lecciones más importantes de mi entrenamiento fueron las formas en que aprendí a superar los límites de mi mente.

He aquí 18 lecciones que aprendí al entrenar para la maratón de Nueva York:

  1. Cada meta comienza con un paso. El paso más difícil siempre es el primero.

  1. El kilómetro más difícil siempre es el primer kilómetro.

  1. Aprovecha los valles (bajadas) y las colinas (subidas); ambas cosas son necesarias para crecer.

  1. Dios hace todo posible. Saber que Él está a cargo es lo que nos hace imparables y quita todos los obstáculos de nuestro camino.

  1. El dolor disminuye cuando lo enfrentamos; lo que nos bloquea es el miedo al dolor.

  1. Cada kilómetro es un regalo; la gratitud es el antídoto más poderoso contra la desesperación.

  1. Cuando nos quedamos sin combustible o sin esperanzas, siempre hay una forma de encontrar más.

  1. El camino es lo que nos transforma; los resultados llegarán con el tiempo.

  1. Mientras más duro trabajamos por algo, mejor nos sentiremos cuando lo logremos.

  1. Hay una diferencia real entre interés y compromiso. Cuando estamos interesados en algo, lo hacemos cuando es conveniente. Cuando estamos comprometidos con algo, hacemos lo que sea necesario, cuando sea necesario.

  1. Los mejores momentos en la vida no son los más cómodos. A menudo los momentos que más atesoramos son aquellos en que sentimos que nos estábamos desmoronando, pero seguimos adelante.

  1. Siempre hay tiempo para las cosas que ponemos primero en nuestra lista; todo es una elección.

  1. Si no arriesgamos nada, arriesgamos todo.

  1. Las personas exitosas empiezan antes de saber que tienen lo que es necesario; luego encuentran la forma de hallar lo que es necesario.

  1. Todo lo que necesitamos ya está dentro nuestro.

  1. La verdadera carrera comienza cuando queremos parar.

  1. Podemos hacer cualquier cosa, pero no todo.

  1. Lo importante no es la meta o la carrera. Lo que realmente importa es en quién nos convertimos después de cruzar la línea final.

Cada meta es un nuevo comienzo. Debemos cruzarla con nuestros brazos levantados por encima de nuestras cabezas, agradeciéndole a Aquél que prepara nuestros pasos y nos da la oportunidad de alcanzar la grandeza.

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