Interiorizando la Gratitud

4 min de lectura

Comienza por quitarte la actitud de ser el merecedor, pues este pensamiento pone "tus derechos" por sobre los derechos de los demás.

¿Qué sientes que te debe brindar la vida? ¿Salud? ¿Un buen trabajo? ¿Hijos? ¿Un retiro pacífico?

Si eres como yo, probablemente tendrás una lista de cosas de las cuales te sientes merecedor de ellas, y si no las obtienes te sentirás robado. Si no puedes tomarte unas vacaciones o comprar la casa que siempre has soñado, ¡entonces la vida te ha robado algo de lo cual eras merecedor!

Vivimos en una sociedad que tiene esta actitud de pensar que somos merecedores de todo. Compara la lista de derechos - que se enfoca en lo que merecemos recibir - con la Torá, que se enfoca en nuestras responsabilidades y obligaciones.

La Vida no nos Debe Nada

La actitud de pensar que nos merecemos todo nos dice: "La vida me debe algo", o "la gente me debe algo", o "Dios me debe algo".

Tú sabes si posees esa actitud, pues la consecuencia de sentirse así es hacerte sentir constantemente enojado, resentido o frustrado. Si sientes que alguien te debe algo y esa persona no te lo da, te sientes enojado. Sientes que fuiste engañado y robado de lo que realmente necesitas.

Pero esta actitud es una mentira. Es una distorsión de la realidad.

No hay nada en el universo que diga: "¡Dov Heller merece vivir una vida larga, feliz y exitosa!". Mis sentimientos de merecimiento nacen de mi propia mente. Hablando objetivamente, no hay base para tales aseveraciones.

Aunque el judaísmo diga que Dios nos creó para darnos placer y quiere que tengamos placer, de todas maneras, no nos debemos sentir merecedores de obtener lo que queramos. Esto es porque todo lo bueno que recibimos debe ser visto como un regalo. El entender esto nos crea una conciencia de que la fuente de todo nuestro bien es Dios.

Este entendimiento de que todo es un regalo forma la base de nuestra relación con Dios. El judaísmo también ve las cosas malas como algo que proviene de Dios y debe ser visto finalmente como un regalo. De todas maneras, este complejo tema no lo desarrollaremos en este artículo.

Ni Dios, ni nadie nos debe nada. ¿Creemos que esto es verdad? La mayoría de la gente no.

La Actitud de Querer Merecer

Hay muchas cosas que sentimos que debemos recibir. Por ejemplo, ¿no merecemos que la gente nos trate con respeto, con sensibilidad? ¿Dónde está eso escrito? La verdad es que la bondad que recibimos de los demás es un regalo.

¿Y en el matrimonio? Esta es un área de la vida en la cual hay puras expectativas. ¿Qué piensas que te debe tu pareja? ¿Ayuda financiera? ¿Apoyo emocional? ¿Es él o ella quien te debe hacer feliz por el resto de tu vida?

¡Tu pareja no te debe nada! El Rabino Eliahu Dessler enfatiza este punto en su obra "En busca de la verdad" cuando dice: "Cuando las demandas llegan, el amor se va". Si nos enfocáramos en nuestras responsabilidades hacia nuestra pareja, y en lo que podemos hacer para hacerla feliz, nuestro matrimonio sería mucho más enriquecedor. Si te enfocas en lo que no estás recibiendo tu matrimonio será muy doloroso.

Una distinción debe ser hecha entre la ilegitimidad de "merecer", en un sentido absoluto, y nuestro pedido legítimo de buscar "justicia", y el cumplimiento de los derechos de uno bajo las leyes de una sociedad o el cuerpo de leyes religiosas. Por ejemplo, cuando una persona no recibe su sueldo en su trabajo, se "merece" - de acuerdo a las leyes civiles - pedir su pago. Una esposa que está siendo tratada sin respeto por su esposo "se merece" - por la Torá - ser respetada.

Pero en un sentido absoluto, la persona no se merece que le paguen o ser respetada porque no hay nada en el universo que garantice cualquier tipo de derechos individuales.

La Actitud de la Gratitud

Eliminar de tu vida el sentimiento de querer merecer, y en cambio engendrar la gratitud, es psicológica y espiritualmente liberador.

La gratitud es el reconocimiento de que la vida no nos debe nada y que todo lo que tengo es un regalo. Mis ojos son un regalo, mi ropa, mi trabajo e inclusive mi aliento. Reconocer que todo lo bueno en la vida es finalmente un regalo, es una verdad fundamental de la realidad.

El ver todo lo bueno que tenemos como un regalo, nos lleva a confrontar la realidad de que el que otorga y el que es la fuente de todo este bien es Dios.

La gratitud se siente cuando empezamos a experimentar a Dios de una forma poderosamente personal. "Gracias", es uno de los más simples y a su vez más poderosos rezos que una persona puede decir. Si puedes decir "Gracias", te puedes conectar con Dios y empezar a desarrollar una relación personal con Él.

Un ejemplo poderoso, aunque a su vez trágico, es el de una gran mujer judía llamada Bruria, quien supo manejar la actitud de la gratitud. La historia de Bruria está mencionada en el Talmud. Bruria y su esposo Rabi Meir, tenían dos hijos, y ambos murieron un viernes en la noche antes de Shabat. Bruria decidió no decirle a su esposo hasta después de Shabat, ya que de acuerdo a la ley judía, uno no tiene permitido tener un funeral en Shabat, ni estar de luto abiertamente. No había nada que pudiesen hacer hasta después de Shabat, así que se guardó la información para sí misma, y dejó que su esposo disfrutara del día (¡imagínense poder hacer eso!). Explicar en dónde estaban los muchachos fue una de las pruebas más fáciles.

Cuando acabó Shabat, Bruria contó la trágica noticia a su esposo de la siguiente manera. Primeramente, le hizo una pregunta legal: ¿Cuál es la manera adecuada de actuar si una persona recibe como depósito dos joyas de otro para cuidárselas hasta que el dueño las reclame, y después de un tiempo, el dueño original requiere la devolución de las joyas? Rabí Meir respondió que obviamente uno está obligado a regresarlas cuando se le es requerido. Después de recibir la respuesta, llevó a su esposo hasta donde sus dos hijos yacían y le dijo: "Dios nos ha pedido que le regresemos el depósito de sus dos joyas".

Bruria nos enseña una lección que puede transformar nuestras vidas. ¡Todo lo que tenemos es un préstamo!

En Préstamo

Mis oídos son un préstamo, mi salud es un préstamo, mis hijos son un préstamo. ¡Todo es un préstamo!

¿Qué hemos hecho por lo cuál podemos aclamar que nos hemos ganado la vida, la salud, el éxito económico o los hijos? No hemos hecho nada. Como lo mencioné anteriormente, cuando internalizamos esta verdad, estamos psicológica y espiritualmente liberados.

¡Cuán liberador es vivir con una sensación de que todo lo bueno es un préstamo!

Esta es la clave para internalizar la actitud de la gratitud. Una vez que entendamos que todo es un regalo, podemos empezar a sentir gratitud hacia Dios, la fuente de todo lo bueno, y a acercarnos más a Él de una forma auténtica y feliz.

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.