Un Amigo de Verdad

3 min de lectura

Cuatro pasos para ayudar a un amigo.

Probablemente tienes algunos amigos que necesitan ayuda, y probablemente piensas que sabes exactamente cómo ayudarlos; Bernardo tiene que dejar de ir a la deriva en la universidad, debería finalmente agachar la cabeza y obtener un título práctico. Marcos necesita cambiar su trabajo sin futuro por uno que sea realizador. Ana necesita dejar esa relación que no ha ido a ningún lado por demasiado tiempo. Julia necesita dejar de ser tan negativa, cualquier otro estaría feliz en su situación.

Pero tus amigos parecen no ser conscientes. ¿Cómo puedes llegar a ellos? Los cuatro pasos siguientes te ayudarán a ayudarlos.

1. Silencio. Irónicamente, el primer paso para ayudar a tu amigo (y posiblemente el más difícil) es mantener la calma. Aunque estés ansioso por ofrecer tu consejo, hacerlo prematuramente será contraproducente.

En cambio, crea una oportunidad para estar tranquilo, como pasar una relajada tarde de domingo juntos, o invita a tu amigo a tomar un café. Si ese título universitario, esa relación fútil, u otros problemas surgen en la conversación, deja que tu amigo diga lo que piensa. Pon tus ansias de lado y sólo escucha. Y pon atención, especialmente en aquellos pequeños problemas que han sido pasados por alto u opacados por los grandes asuntos. “He estado tan enojado que a duras penas he comido algo en dos días”. O: “He estado tan frustrado con el trabajo que no he podido dormir”. Con esas pistas, estás listo para ir al segundo paso.

2. Provee necesidades físicas básicas. Lleva a ese amigo que no ha comido en dos días a almorzar, o tráele un montón de sus comidas favoritas. Invita a tu estresado amigo que ha estado trabajando demasiado a unas vacaciones de fin de semana. Las cortesías comunes tampoco deberían ser subestimadas, un “hola” con una sonrisa, una llamada telefónica sólo para decir “estuve pensando en ti”, aunque no sea dicho nada “importante”.

Considerando el problema mayor, esas acciones pueden parecer pequeñas e insignificantes. Pero hasta que proveas estas necesidades, tu amigo realmente no puede pensar en nada además de la incomodidad física. Darse cuenta de los pequeños detalles (y ocuparse de ellos) también construye confianza. Esto puede tomar semanas o meses, pero vale la pena esperar, no puedes realmente avanzar al próximo paso sin ésto.

3. Apoyo emocional. Con el tiempo tu amigo comenzará a discutir los temas importantes contigo. Todavía no es el momento de ofrecer tu solución perfecta: “¡Todo lo que necesitas es conseguir otro trabajo!”. En cambio, es momento de ofrecer apoyo emocional, de tener empatía. “Wow, realmente has invertido mucho en esta relación”.

Esto puede parecer contraproducente, después de todo, ¿no estás validando el monstruo que estás tratando de erradicar? De hecho, ésta es la cura más rápida. Necesitas ver el problema desde la perspectiva de tu amigo, e identificarte con su dolor. Ellos necesitan sentir: “¡Sí, esa es exactamente la manera en que me siento!”. Si no tienes afinidad entonces tu amigo dudará si realmente lo estás entendiendo, y luego dudará de si la solución realmente se aplica a ellos.

4. Estímulo. Hasta ahora te has ocupado de las necesidades básicas de tu amigo y has construido confianza. Has demostrado que entiendes sus dificultades y has removido barreras emocionales. La única pregunta que queda es: ¿Cómo entregas el mensaje? Un abrupto: “¡Renuncia a ese trabajo!”, muy probablemente destruirá esa armonía que tanto has trabajado para conseguir. En cambio, ofrece estímulo gentilmente: “Suenas tan frustrado con ese trabajo. Estoy seguro que podrías encontrar algo con lo que estarías mucho más feliz”. Cualquier cambio en la vida de una persona conlleva el miedo a lo desconocido. Tu aliento los ayudará a superar ese miedo.

Ayúdate a ti mismo

Estos cuatro pasos pueden ayudarnos a enfrentar los desafíos en nuestras propias vidas.

El primer paso es estar en silencio, evalúa tu situación objetivamente lo mejor que puedas. Haz una lista con tus opciones y los pros y contras de cada una. Pero especialmente busca factores laterales que puedan contribuir con tu malestar. ¿Has estado comiendo regularmente? ¿Has estado haciendo suficiente ejercicio?

El segundo paso es ocuparte de esas necesidades físicas que han sido descuidadas.

El tercer paso es clarificar lo que estás sintiendo. Escribir un diario es una excelente forma de hacer ésto.

El cuarto paso es estimularte a ti mismo, decirte a ti mismo que puedes cambiar.

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.