¿Cómo cumplir tus resoluciones de año nuevo?

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¿Cómo superar la cuesta arriba de enero?

La mayoría de la gente toma resoluciones a principio de cada año. Desafortunadamente, tus chances de pasar enero con tu resolución intacta son muy pocas; si bien es fácil estar motivado al comienzo del año, mientras todo el mundo también está adoptando resoluciones y la excitación sobre el cambio está en el aire, mantener el compromiso a medida que pasan las semanas es difícil (el mismo fenómeno ocurre con Rosh HaShaná, el año nuevo judío).

Y precisamente ahora, en el mes de enero, en donde comienza el desafío de mantener nuestras resoluciones, es el momento ideal para cambiar. Los estudios muestran que quienes mantienen sus resoluciones durante este mes tienen muchas más posibilidades de continuar aferrados a ellas durante el resto del año.

La tradición judía nos da estrategias para apegarnos a nuestras resoluciones incluso cuando la excitación inicial ya ha menguado. Aún si este año no has adoptado ninguna resolución importante, estas conductas te pueden dar las herramientas necesarias para convertir a este año en el mejor de tu vida hasta ahora.

1. Planea inteligentemente

El famoso poema judío, "Una Mujer de Valor", describe a la mujer ideal. Además de ser esposa y madre, es generosa y siempre está ocupada: una incansable negociante. Muchos comentaristas han tomado su descripción como una alegoría para todo el pueblo judío. Una de las cualidades más importantes que se le adjudican es su visión: "considera un campo y lo compra" (Proverbios 31:15). Entre sus muchas actividades, ella se toma el tiempo para frenar, pensar y planear a futuro en dónde quiere estar.

La tradición judía alienta este tipo de preparación: separa un poco de tiempo – puede ser anual, mensual o incluso más seguido – para pensar en tus objetivos y para que se te ocurran planes detallados y reales para realizar. Piensa en formas específicas de reemplazar hábitos viejos por nuevos. ¿Cuándo te resulta más difícil implementar tu nuevo comportamiento? ¿Qué puedes hacer cuando sientes que estás volviendo a tus viejos hábitos? Invertir tiempo en este tipo de ejercicio puede transformar tus sueños en planes reales y realizables.

Investigaciones modernas hacen eco de esta sabiduría. Los científicos han encontrado que este tipo de planificación regular y detallada es mucho más efectiva que objetivos generales y amplios. Pasa tiempo realmente pensando en tus fortalezas y debilidades, trata de prever los desafíos que enfrentarás y esfuérzate para generar estrategias que te ayudarán a materializar tus objetivos.

2. Visión global

Mientras estás pensando en ideas, dedica tiempo también para pensar en la razón que te llevó a elegir tus objetivos y resoluciones. ¿En qué plan global encajan? Cuando la excitación inicial de las nuevas resoluciones desaparece, tener en mente de qué plan global forman parte puede ser una gran ayuda para mantenerlas, y puede darnos una razón más trascendental para fortalecer nuestras acciones. Una persona que quiere bajar de peso puede, por ejemplo, preguntarse por qué: ¿Quiere estar saludable? ¿Quiere tener más energía para estar con su familia? ¿En qué clase de persona quiere, a largo plazo, convertirse?

Al replantear nuestras resoluciones como pasos hacia nuestros objetivos más globales, logramos creer que es posible alcanzarlos. De acuerdo al lenguaje moderno en psicología esto es llamado auto-eficacia: la creencia de que nuestros objetivos son alcanzables, lo que a su vez mejora en gran forma nuestro auto-control y la capacidad de materializar nuestras ambiciones.

Este enero, trata de hacerte las preguntas más trascendentales. ¿Cuál es el objetivo de tu vida? ¿Qué es lo que realmente valoras? Pensar en estos temas puede darnos la motivación necesaria para continuar con las resoluciones que nos acercarán finalmente a nuestra meta.

3. Nuevos hábitos

El Talmud relata la historia de Rabí Meir, quien ayudó a una pareja que siempre peleaba en la víspera de Shabat (Guitín 52a). Durante tres semanas, Rabí Meir fue el viernes a la tarde a la casa y actuó como pacificador, minimizando sus diferencias y ayudándolos a no pelear. Al final de la tercera semana, relata el Talmud, la pareja ya no tenía el hábito de pelear: su problema estaba solucionado.

La Torá reconoce que después de tres semanas, nuestros comportamientos comienzan a convertirse en rutina; si logramos superar esta primera y difícil fase, nuestras posibilidades de cambiar nuestra conducta de manera permanente son mucho más altas.

La ciencia moderna también reconoce que crear nuevos hábitos es crucial para cambiar la manera en la que hacemos las cosas. El hábito, que elude el pensamiento consciente, ocurre cuando un camino neuronal en nuestro cerebro es fortalecido; ahora, la actividad cerebral a lo largo de este camino es más fácil que otros tipos de pensamiento, y de esta forma se convierte en nuestro modo preestablecido de comportamiento. Es posible "reprogramar" nuestro cerebro y crear o fortalecer conexiones cerebrales nuevas y diferentes. 

"Reprogramar" la forma en que nos comportamos a menudo lleva varias semanas de esfuerzo consciente. Los investigadores han encontrado que tres semanas – la misma cantidad de tiempo que establece el Talmud – es la cantidad de tiempo necesaria para cambiar nuestra estructura cerebral. Reconocer esto – y entender que una vez que el nuevo comportamiento se convierta en un hábito será mucho más fácil mantenerlo – puede ayudarnos a superar los desafíos que se presentan durante del primer mes para mantener nuestras resoluciones.

4. Ambiente sano

"No pongas un obstáculo delante de un ciego" (Levítico 19:14) nos impone la Torá. Aferrarnos a un nuevo régimen puede ser suficientemente difícil, incluso sin rodearnos de tentaciones para abandonar nuestras nuevas resoluciones. Cualquiera sea el comportamiento que estemos tratando de afectar, es más fácil cuando nos alejamos de las situaciones desafiantes.

Además, la Torá nos instruye a encontrar mentores. "Provee para ti un maestro y obtén para ti un amigo (Pirkei Avot 1:6). Apegarnos a gente y comunidades cuyos modelos de comportamiento son lo que queremos para nosotros mismos, nos puede ayudar a acercarnos a nuestros objetivos.

5. Conectándonos con Dios

Finalmente, incluso después de dar todos estos pasos, superar la cuesta arriba de enero (o de cualquier periodo de tiempo posterior a la decisión de dar vuelta la página, en cualquier momento del año o etapa de la vida) puede ser difícil. Hay tiempos en los que nos sentimos completamente a la deriva: sentimos que lograr nuestros objetivos está más allá de nuestro alcance.

Hace tres mil años, el Rey David comprendió esta verdad. Se dio cuenta de que la única oportunidad de tener éxito era apelando a Dios, y escribió palabras que han guiado a los judíos desde entonces: "Desde las profundidades Te he llamado, oh Dios" (Salmos 130:1).

En tiempos antiguos, algunas sinagogas hasta contenían huecos en el piso desde donde la gente podía liderar la plegaria "desde las profundidades". Hacer esto – apelando a Dios cuando nos damos cuenta de que no podemos lograrlo por nuestra propia cuenta – puede acercarnos a lo Divino, dándonos tanto la fortaleza como la resolución para tener éxito en nuestros objetivos.

Cuando las cosas se ponen difíciles, trata de comenzar un diálogo con Dios. El diálogo puede ser tan formal o informal como desees. Acostúmbrate a la idea de pedirle ayuda a Dios para tus resoluciones. Este diálogo puede ayudarnos a clarificar exactamente qué es lo que estamos tratando de lograr y por qué, y también puede darnos la energía y el sustento para alcanzar nuestros objetivos.

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