Deja de quejarte

3 min de lectura

¿Cómo superar la negatividad?

¿Eres un quejoso?

¿Gruñes cuando estás varado en el tráfico, esperando en la cola o pasando un fin de semana con tu suegra?

Hay mucha gente que ha decidido asumir un desafío de 21 días: tres semanas sin quejarse. Usan un brazalete de goma en la muñeca y cada vez que se quejan lo pasan de una muñeca a la otra. La idea es tratar de no cambiarlo de muñeca durante tres semanas y crear un mundo libre de quejas, como dicen las palabras del brazalete.

Si tienes el hábito de quejarte o vives con un quejoso, sabrás lo agotador que puede ser este comportamiento. Nunca nada es suficiente. Toda experiencia tiene un aura negativa. Vas a un restaurante y el comentario es que la atención fue terrible. Una comida festiva de la familia es vista como un gran dolor de cabeza con mucho ruido. Mudarse a una casa nueva es un trabajo tremendamente agotador. Los lamentos destruyen nuestra felicidad y traen pensamientos negativos y pesimismo. No es ninguna sorpresa que este comportamiento pueda impactar en nuestro matrimonio, relaciones, paternidad y carreras. Los quejosos nunca están satisfechos, contentos ni felices.

Cuando una persona es amargada ve todo bajo una luz negativa. Aquí hay algunas herramientas básicas para superar la negatividad y dejar de quejarse.

1. Nutre tu deseo de cambio

El deseo de cambio se llama ratzón en hebreo. Es la base del crecimiento. Reconoce que te estás lastimando a ti mismo y a tus relaciones. Siente las consecuencias e imagina una vida carente de quejas. Utiliza tu deseo; no basta con querer, debes desear intensamente deshacerte de toda esta energía negativa.

2. Pon en pausa la negatividad y cambia la marcha

Deja de ver lo malo de cada situación. Naturalmente gravitamos hacia lo negativo, pero es hora de sacar músculos nuevos. Tienes que entrenar tu mente para que abandone los pensamientos negativos y comience a pensar positivamente. Cada vez que empieces a vagar por territorio negativo toma control de ti mismo y presiona el botón de pausa. Luego encuentra algo bueno para decir. Es un ejercicio mental que te puede cambiar la vida.

Incluso la forma en que saludas a la gente puede hacer una diferencia; cuando alguien te pregunte “¿Cómo estás?” no respondas “No puedo quejarme”. En lugar de eso, hazte el hábito de responder: “Gracias a Dios”, y menciona algo por lo que estés agradecido en ese momento.

3. Sé el dueño de tu vida

Si algo te molesta, lo único que lograrás quejándote es sentir impotencia. Tienes dos opciones: tratar de solucionarlo u olvidarlo. Sé proactivo y aprecia el poder de tu propio libre albedrío.

Trata de hacerte estas preguntas:

¿Qué quiero?

¿Puedo hacer algo de manera diferente para mejorarlo?

Si no, ¿cómo puedo evitar esta situación en el futuro?

4. Reconoce cuando una situación esté fuera de tu control

Hay veces que tenemos que vivir con molestias, tolerar frustraciones y tratar con personas que nos ponen los pelos de punta. La vida tiene momentos de desilusión; hay baches a lo largo del camino. Cuando te enfrentes a situaciones que estén fuera de tu control, date cuenta que tus quejas construyen un muro de negatividad a tu alrededor. Mantenemos a nuestros seres queridos a la distancia porque nos hemos vuelto amargos y miserables. A veces no tenemos el poder para cambiar la situación, pero la forma en la que reaccionamos sí depende de nosotros.

5. Erradica la negatividad de tu matrimonio

Todo cónyuge tiene defectos molestos. Tienes una decisión que tomar: puedes quejarte con tus amigos y compañeros de trabajo, o bien puedes tratar de enfocarte en el lado positivo y encontrar una solución a lo que sea que te esté molestando.

Una mujer me llamó para decirme que su matrimonio había caído en un pozo.

“Nuestra vida juntos es aburrida. Mi marido llega a casa, cena, se sienta con su computadora y mira repeticiones de Seinfeld. Ya no aguanto más. Mi mamá me dice que siempre supo que él no tenía una gran personalidad. Veo a los maridos de mis amigas y parecen ser mucho más apasionados. No sé dónde voy a terminar si sigo con esta relación”.

Le dije a esta mujer que estaba cometiendo un gran error. Admitió que su marido era considerado y amable, que era un padre maravilloso y que les proveía todo lo que necesitaban. En lugar de quejarse con su madre y compararlo a los esposos de sus amigas, ¿por qué no programaba mejor una cita? ¿Por qué no establecía un objetivo (más romance y tiempo compartido) y luego se encargaba de materializarlo (comprando entradas para un concierto, saliendo a andar juntos en bicicleta o yendo a un restaurante)? Encuentra una actividad que te gustaría compartir y sé tú quien reaviva la chispa.

En lugar de quejarte, busca soluciones. Haz una lista mental de todo lo que tienes para estar agradecido. Créeme, hay mucho que damos por sentado y a veces nos damos cuenta sólo cuando es demasiado tarde. No dejes que esto te ocurra. Debes tomar conciencia de tus bendiciones.

Cuando dejamos de quejarnos nos transformamos y mejoramos nuestras relaciones. A medida que nos volvemos más positivos, también nos convertimos en buscadores de soluciones. Deshazte de la negatividad y comienza a vivir mejor.

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