Dios vs. Prozac

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Científicos prominentes muestran la eficacia de la confianza en Dios para tratar la ansiedad.

David Rosmarin era, en 1999, un estudiante universitario de segundo año, cuando comenzó a sentir ansiedad. Su nerviosismo – por estrés académico y dificultades sociales – probablemente era típico en los estudiantes universitarios de todos lados, pero cuando comenzó a tener dificultad para dormirse por las noches, consideró ir al sicólogo de la universidad para recibir medicación.

Después de una de sus sesiones semanales de Torá, David consultó con el rabino Nissan Applebaum sobre su pérdida de sueño. “Rabino, ¿puede ser una buena idea hablar con un profesional de salud mental, como un psicólogo o un psiquiatra, sobre mi ansiedad?”.

Sin contestar, el rabino se levantó de su asiento y salió corriendo de su cuarto. Confundido e intrigado, David lo siguió. “Vi", recuerda David, "que fotocopiaba páginas de un libro, preparó para mí un sobre con papeles que cambiarían mi vida”.

Cuando terminó, el rabino puso una copia de un documento de 61 páginas en las manos de David. La primera página decía: “La Puerta de la Confianza en Dios”. Las páginas eran un extracto del libro Los Deberes del Corazón, escrito por el rabino Bejaie Ibn Pekude en el siglo 11 en España. “No sé si deberías hablar con un especialista de salud mental sobre tu ansiedad”, le dijo el rabino, “pero sé que leer estas páginas te ayudará. Estúdialas entre 10 y 15 minutos por noche antes de ir a dormir y piensa profundamente en lo que está escrito ahí”.

David siguió la “prescripción” del rabino. Como recuerda:

Para mi sorpresa, en 8 semanas no sólo era capaz de dormirme sin dificultad, sino que mi ansiedad había desaparecido casi por completo. Incluso más notable fue que la mejora de mi estado psicológico ocurrió a pesar del hecho de que ninguno de los factores que causaban ansiedad en mi vida había mejorado. De hecho, en este último tiempo, me enfrenté a una agenda de difíciles exámenes, dificultades sociales mayores a las de antes y ¡sigo completamente inseguro sobre mi futuro! Lo que había cambiado era mi actitud hacia mis dificultades y hacia la vida en general. Había incrementado mi nivel de confianza en Dios y ganado la perspicacia espiritual necesaria para navegar por el mundo de la ansiedad. Del mismo modo en que un paciente se coloca con esperanza en las manos de un médico altamente capaz y competente, me había dado cuenta de que los eventos de mi vida eran controlados por las altamente calificadas manos de Dios, y que al final del día, tenía poco por lo que preocuparme.

Esta antigua pieza de sabiduría judía elucidó un método secreto para la eliminación de la ansiedad humana basado en la madurez espiritual.

Después de la graduación, David comenzó un segundo título de psicología. Cuando tuvo que preparar su tesis final, recordó su propia experiencia de lucha contra la ansiedad. Comenzó releyendo “La Puerta de la Confianza en Dios”, esta vez analizando el texto desde una perspectiva psicológica. “Después de leer menos de tres páginas” recordó David, “me di cuenta de que el texto podía ser entendido como una completa teoría psicológica sobre la etiología de la ansiedad humana. Esta antigua pieza de sabiduría judía elucidó un método secreto para la eliminación de la ansiedad humana basado en la madurez espiritual. Les presenté el material a mis supervisores académicos y quedaron igualmente impresionados por las ideas del rabino Bejaie".

¿Las Creencias Religiosas Ayudan a Manejar el Estrés?

En realidad, David había tropezado con el creciente campo de la psicología de la religión, que en las últimas dos décadas publicó casi 1.800 estudios psicológicos, analizando interrogantes como:

  • ¿Pueden las creencias/prácticas religiosas ser una fuente de ayuda en tiempos de estrés?
  • ¿La asistencia semanal a los rezos religiosos está relacionada con los niveles de ansiedad y depresión?
  • ¿Tienen los individuos religiosos mejores o peores resultados en un tratamiento psicológico que los individuos no religiosos?
  • ¿Pueden la espiritualidad y la religiosidad ser integradas a la práctica clínica para el tratamiento de problemas psicológicos?

Un ejemplo de este tipo de estudio fue reportado en el National Post de Canadá el 4 de marzo de 2009. El estudio, conducido por Michael Inzlicht, un profesor de psicología de la Universidad de Toronto, había sido publicado en el periódico Psycological Science. Los investigadores midieron la actividad en la parte del cerebro – la circunvolución del cíngulo – que registra el estrés. Se les pidió a personas que hicieran un ejercicio estresante, llamado el “Efecto Stroop”.

El profesor Inzlicht dijo que al principio sólo estaban tratando de entender qué factores activaban esas ondas cerebrales, no investigar creencias religiosas. En el comienzo le pidió a personas que se describieran como liberales o conservadores. Luego le pidió a otros que describieran su nivel de autoestima. Ninguno de esos parámetros se asoció con la activación de “ondas cerebrales de estrés”; fue recién cuando los investigadores preguntaron sobre la creencia en Dios y la religiosidad que se desarrolló un patrón. Quienes tenían una creencia religiosa más profunda fueron más propensos a dejar que los errores pasaran de largo, mientras que quienes tendían al ateísmo fueron más propensos a sufrir estrés y ansiedad después de cometer un error. El profesor Inzlicht reportó que los creyentes en el estudio mostraron baja ansiedad y las personas no religiosas alta ansiedad.

El profesor Inzlicht llamó al estudio "estadísticamente significativo" y dijo que los resultados podían actuar como pronosticador de cómo la gente podría reaccionar ante las situaciones estresantes del mundo real, como el actual desmoronamiento de los mercados de valores.

La Verdad Científica sobre la Religión y la Psicología

Freud insistió en que la religión estaba inversamente relacionada con la positiva salud psicológica. El respetado psicólogo Albert Ellis, considerado por sus pares como el segundo psicoterapeuta más influyente de la historia, en la década del 80 declaró que las personas que tienen convicciones religiosas fuertes son menos tolerantes a la incertidumbre, menos flexibles, sufren más de ansiedad y son más propensos a la neurosis.

En la década del 90, el psicólogo Kenneth Pargament se enfrentó a estos gigantes y sugirió probar sus afirmaciones científicamente, realizando experimentos sicológicos modernos sin intereses religiosos ni anti-religiosos. El doctor Pargament elaboró una ciencia empírica de la sicología de la religión y ha publicado dos libros y más de 150 artículos científicos. Ha recibido numerosos premios de la Asociación Norteamericana de Sicología y de la Asociación Norteamericana de Siquiatría. En general, sus estudios han mostrado que la espiritualidad es un recurso importante para la gente en los tiempos de estrés y que la conexión con Dios puede ayudar con los síntomas del estrés, preocupación y depresión. Después de revisar la investigación del Dr. Pargament, el doctor Ellis retractó públicamente sus declaraciones y admitió a regañadientes que, desde un punto de vista psicológico, la religión “no es algo necesariamente malo”.

“El niño promedio de hoy de entre 11 y 13 años es tan ansioso como lo era el paciente psiquiátrico promedio en 1950”.

En verdad, así como ha aumentado la secularización de la sociedad lo han hecho los niveles de ansiedad y depresión. Como Robert Leahy, profesor clínico de psiquiatría en la Universidad de Cornell, señaló recientemente en una entrevista con Dennis Prager: “Estamos viviendo una importante tendencia histórica en el aumento de la ansiedad… El chico promedio de hoy de entre 11 y los 13 años es tan ansioso como lo era el paciente psiquiátrico promedio de 1950”. El doctor Leahy también notó: “Hay investigaciones que muestran que la gente que tiene un sistema de creencias y una comunidad que la apoya tiene una vida mejor y más feliz”.

Durante los últimos cinco años David Rosmarin ha trabajado en un programa de doctorado con el doctor Pargament, y recientemente recibió una designación en la Escuela Médica de Harvard como Socio Médico en el Departamento de Psiquiatría. Rosmarin ha publicado numerosos estudios en periódicos académicos y disertó en muchas conferencias nacionales sobre la relación entre la religión/espiritualidad y la ansiedad, el estrés y la depresión (Vea http://www.jpsych.com). Aunque muchos de esos estudios han sido hechos entre cristianos, Rosmarin ha liderado los estudios en la comunidad judía. Consistentemente, su investigación ha encontrado que tanto la confianza en Dios como las prácticas religiosas (como el rezo, el estudio y la asistencia a ceremonias) está asociada con menores niveles de angustias sicológicas.

Prescripciones que Aumentan Exponencialmente

La tasa de prescripciones de todos los medicamentos sicotrópicos (alteradores de humor) para los adultos no internados se ha incrementado constantemente en los Estados Unidos en los últimos 20 años. De hecho, su uso se duplicó en menos de una década, entre 1994 y 2002. El uso de medicamentos sicotrópicos múltiples se triplicó casi en el mismo breve período.

Esos medicamentos anti-ansiedad y antidepresivos tienen efectos secundarios como disfunción sexual, náuseas e – irónicamente – nerviosismo e insomnio. Otros medicamentos comunes para los desórdenes de humor/ansiedad tales como los antidepresivos tri-cíclicos y los inhibidores de la monoaminooxidasa pueden tener efectos secundarios mucho más serios como coma o muerte.

La medicación es a menudo necesaria para ayudar a personas que sufren de un desbalance químico, y nadie debería sentirse culpable de estar tomándola, ni verlo como una crítica a su nivel de fe. La gente diagnosticada con depresión clínica no debería usar este artículo como una excusa para dejar sus medicamentos. Sin embargo, David Rosmarin se preguntó si su propia experiencia con su creciente fe en Dios puede ayudar a las personas que sufren de altos niveles de ansiedad.

En conjunto con los rabinos Leib Kelemen y Nóaj Orlowek, y con el doctor Pargament, David Rosmarin desarrolló un programa para el tratamiento del estrés y la preocupación en la comunidad judía. El programa es una intervención basada en la espiritualidad, basada en el texto “La Puerta de la Confianza en Dios” que lo ayudó mucho cuando era un nervioso estudiante universitario, como también en otros textos clásicos judíos. El programa se realiza por internet, por lo que puede ser completado anónimamente por cualquiera, en cualquier lugar y en cualquier momento. No requiere terapista, sólo el compromiso de media hora cada día durante dos semanas.

Para su disertación, David Rosmarin creó un sitio gratuito de internet que testeó la eficacia del programa en contra de una famosa y utilizada técnica llamada Relajación Progresiva de los Músculos (para más información vea www.jpsych.com). Muchas personas participaron en el estudio, y muchos de los individuos que reciben el tratamiento basado en la espiritualidad han atestiguado el beneficio que recibieron de él. Yo hice el primer segmento de media hora, y mi experiencia personal es que cambia la vida.

Si estás interesado en participar en su estudio actual, por favor visita su sitio web.

La Creencia en Dios y en el Éxodo

La “confianza en Dios” fomentada por el programa tiene tres componentes clave:

  1. La creencia en que Dios es omnisciente (y por consiguiente sabe lo que necesitas);
  2. La creencia en que Dios es todopoderoso (y por consiguiente puede cambiar la realidad física);
  3. La creencia en que Dios te ama (y por consiguiente actúa en tu beneficio).

Como señala el Sr. Rosmarin, es lógico que una persona que cree en un Dios omnisciente, omnipotente y que nos ama no será consumida por la preocupación o la depresión.

¿O sí? ¿No es posible creer en un Dios omnisciente, omnipotente y que nos ama, que creó el mundo, pero no le importa si perdí todo mi fondo de pensión en la crisis económica? ¿No es posible creer que Dios ama al mundo pero no va a intervenir en mis problemas de desempleo?

Aquí es donde entra en juego el Éxodo. Como cualquier observador advertirá, el judaísmo está obsesionado con el Éxodo. Mientras que la salvación del plan de genocidio de Hamán es mencionada una sola vez al año, en Purim, y la salvación de los greco-sirios es mencionada una sola vez al año, en Januca, la redención de Egipto no sólo es mencionada en Pesaj, sino también cada Shabat en el Kidush y cada día en los rezos matutinos. De hecho, es una mitzvá recordar el Éxodo todos los días. ¿Por qué?

La creencia judía en Dios tiene dos partes esenciales:

  1. Dios creó el mundo;
  2. Dios interviene en la historia humana.

Dios no sólo interviene en los eventos globales épicos, sino también en las circunstancias diarias de tu vida.

Tal como el primer principio implica que Dios no sólo creó el Himalaya, sino también las uñas de tus dedos, el segundo principio implica que Dios no sólo interviene en eventos globales épicos, sino también en las circunstancias diarias de tu vida. Para el judaísmo, el Éxodo es una palabra clave para un concepto mucho más profundo: Dios supervisa el mundo, la Providencia Divina vigila e interviene, Dios es un Dios activo que se preocupa.

Desde el lado humano, el Éxodo es un testimonio de la confianza del pueblo judío en que Dios los salvaría. Entre Egipto y la Tierra Prometida lo único que había era un inmenso desierto, sin agua ni comida suficiente para sustentar una multitud. Salir de la esclavitud en Egipto fue como escapar Alcatraz saltando hacia un océano lleno de tiburones. Como Dios le diría a Israel por medio de Su profeta siglos después: “Recuerdo el amor de tu juventud, cómo me seguiste en el desierto, hacia una tierra virgen”. Así, en Pesaj no sólo recordamos que Dios intervino para salvarnos, sino que recordamos también cómo nosotros confiamos en que después de los grandes milagros del Éxodo, Dios nos iba a seguir manteniendo día a día.

Pesaj es, con certeza, la festividad de la fe en Dios. La matzá representa tanto “el pan de la aflicción” como “el pan de la libertad”; el Seder está lleno de símbolos tanto de sufrimiento como de redención. El mensaje que debemos absorber es que el sufrimiento y la redención están inseparablemente entrelazados, que Dios nos envía sufrimiento para que tengamos la capacidad espiritual suficiente para recibir la redención. En la noche del Seder nos elevamos hasta un nivel de fe en el que cada uno de nosotros afirma: “Conoces nuestro sufrimiento, puedes redimirnos, y confío en eso porque Nos amas, Harás lo que sea para nuestro máximo bien”.

Como declara David Rosmarin: “Con los mercados financieros en crisis y las crecientes preocupaciones por la seguridad en todo el mundo, el estrés y la angustia han llegado muy lejos – particularmente en la comunidad judía. La fe creciente en Dios puede ayudar a disminuir la aflicción considerablemente”.

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