Lo único que necesitamos para ser felices

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Y los tres mitos que nos impiden lograrlo

Los investigadores de Harvard descubrieron que es lo único que necesitamos para tener vidas más sanas y felices, y resulta que se trata de uno de los secretos que el judaísmo siempre nos ha enseñado. Una vida feliz se basa en conexiones fuertes.

En el 2003 el psiquiatra de Harvard Robert Waldinger se hizo cargo del estudio Grant que siguió durante varias décadas las vidas de estudiantes de Harvard que fueron seleccionados para el estudio en el año 1938. Waldinger fue el cuarto investigador que continuó con el estudio desde su comienzo, (pueden ver al final del artículo esta fascinante charla de TedTalk sobre el estudio).

La pregunta central del estudio es: ¿qué nos hace felices en la vida? Este estudio, el más largo que se ha llevado a cabo sobre el desarrollo humano, registró cada aspecto de la vida de estudiantes hombres blancos de Harvard, evaluando periódicamente a lo largo de varias décadas el bienestar físico y espiritual de cada uno.

Los participantes más felices y sanos son aquellos que tienen en sus vidas relaciones cercanas e íntimas.

La información apunta a una conclusión clara: los participantes más felices y sanos en el estudio son aquellos que tuvieron y siguen teniendo en sus vidas relaciones cercanas e íntimas.

Cuando Waldinger se hizo cargo del estudio, invitó a las esposas de los hombres que siguen vivos (ahora ya tienen alrededor de 80 años) para analizar la influencia del matrimonio en la salud física y el bienestar emocional. Los hombres que estuvieron satisfechos de sus relaciones eran más felices y sanos, sin importar cualquier otro factor económico o externo en sus vidas. Waldinger enfatiza que las cosas que los medios de comunicación nos dicen que nos harán felices (dinero, poder, éxito en la carrera) no lograrán hacernos felices. En cambio, el esfuerzo que dedicamos a forjar conexiones con otros es el máximo vaticinador de nuestro bienestar.

“Las personas que están más aisladas de lo que desean de los demás son menos felices, su salud declina en mitad de la vida, su funcionamiento cerebral declina antes y viven vidas más breves que las personas que no están solas. Las relaciones buenas y cercanas parecen salvarnos de algunas de las flechas de la vejez”, afirma Waldinger.

La estabilidad y la consistencia en nuestras relaciones, así como la calidad y la intimidad, son cruciales para nuestra felicidad. Las relaciones virtuales, como las que mantenemos en los medios sociales, no contribuyen a nuestro bienestar. Muchos confundimos estas relaciones casuales como una parte importante de nuestras vidas, cuando en realidad ellas nos distraen de las relaciones cruciales que realmente son importantes.

La investigación de Waldinger lo motivó a efectuar cambios en su propia vida. En su profesión hay mucha presión para seguir investigando y publicando, pero él comprendió que su rol como maestro y las conexiones que es capaz de establecer como mentor con sus alumnos son para él mucho más importantes, por lo que comenzó a invertir más tiempo en crear esas conexiones. También comenzó a conectarse más con sus amigos que están enfermos o que enfrentan momentos difíciles, incluso cuando eso le resulta incómodo, porque sabe qué significativa puede ser esa conexión tanto para él como para sus amigos.

A continuación, les presento tres mitos que pueden evitar que prestemos atención a las conexiones en nuestra vida.

Mito 1: Las relaciones no son logros. Muchos nos enorgullecemos de nuestro trabajo y de otros logros, pero no nos sentimos orgullosos de las conexiones que establecemos con los demás. Un buen matrimonio debería ser considerado como nuestro mayor logro, sin importar qué más hagamos en nuestras vidas. Para tenerlo es necesario crecer y dar más allá de nuestra zona de confort, y debemos enorgullecernos de esta valiosa conexión para la cual trabajamos tanto cada día. Las relaciones de calidad son logros increíbles.

Mito 2: Para mí ya es demasiado tarde. Sólo porque no le diste prioridad antes a las relaciones, eso no significa que no puedas construir hoy nuevas relaciones. A nuestro alrededor está lleno de oportunidades para conexiones y entrega genuina. Obtenemos aquello en lo que enfocamos nuestra atención, y nunca es demasiado tarde para cambiar el foco.

Mito 3: Las relaciones requieren demasiado tiempo. Una de las excusas que muchos damos para ignorar las conexiones importantes en nuestras vidas es que eso requiere demasiado tiempo y no lo tenemos. Pero si nos acostumbramos a escuchar realmente a los demás y a estar abiertos para mantener con ellos conversaciones auténticas, veremos que una relación fuerte requiere amor, atención y consistencia más que grandes porciones de nuestro tiempo.

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