Paz interior: cómo superar la preocupación y la ansiedad

3 min de lectura

Un proceso de transformación personal en tres etapas, basado en el judaísmo y en la psicoterapia.

Nuestra era ha sido llamada la ‘Era de la ansiedad’, lo cual no es sorprendente dado el ritmo de la vida moderna, el estrés económico, las presiones familiares y las crisis mundiales.

Quiero compartir un enfoque único para reducir la preocupación y la ansiedad, que llamo el Método ACTivo. Está basado en el judaísmo y en la psicoterapia, y considera que la ansiedad es un llamado a la introspección y a expresar nuestra esencia con mayor profundidad.

El núcleo del método es un proceso de transformación personal de tres etapas, que fue enseñado por Rav Israel Salanter, el fundador del movimiento de Musar:

Autoconcienciaconocerse a uno mismo.

Control – lograr un control consciente sobre tus tendencias negativas.

Transformación – transformar esas tendencias para que sigan los deseos de tu ser verdadero.

ETAPA 1: Autoconciencia

El primer paso es tomar conciencia de nuestro diálogo interior, es decir, de lo que nos dicen nuestras preocupaciones, y de qué las causan.

Rav Salanter precedió a Sigmund Freud en resaltar la influencia del subconsciente en nuestro comportamiento. Es común que nuestras preocupaciones sean el resultado de temores o inquietudes subconscientes.

La ansiedad puede tener su raíz en experiencias difíciles o traumáticas del pasado, eventos en los que te sentiste impotente, vulnerable o asustado. La ansiedad también puede ser consecuencia de comportamientos autodestructivos y de características personales, tales como una excesiva necesidad de control, flojera o falta de confianza en ti mismo.

ETAPA 2: Control

Una vez que entiendes la naturaleza de tus preocupaciones y su fuente, puedes comenzar a ejercer un control consciente sobre ellas, utilizando lo que en el judaísmo se conoce como las ‘prendas del alma’. Las prendas del alma son nuestros poderes de pensamiento, habla y acción, que pueden ser utilizados individualmente o combinados.

Pensamiento: desafía tu pensamiento irracional

A menudo, nuestras preocupaciones se originan en pensamientos ilusorios, el hecho de pensar que una evidencia falsa es real. Esos pensamientos ilusorios pueden llevarte a perder la proporción de los temas y a imaginar que tiene lugar el peor escenario posible. Por ejemplo, alguien que se preocupa por las finanzas puede imaginarse pobre, sin hogar y al borde de un ataque de nervios. Recuerdos de eventos similarmente traumáticos o dolorosos del pasado también pueden proyectarse hacia la situación presente, y la preocupación se vuelve inmensa.

Al desafiar nuestro pensamiento irracional, podemos comenzar a ver nuestras preocupaciones con mayor objetividad y calma. Formúlate a ti mismo algunas de estas preguntas: ¿Hay otras formas plausibles de ver la situación? Incluso si eso pasara, ¿todas las consecuencias negativas que visualizas ocurrirán? Incluso si ocurrieran las peores consecuencias, ¿cómo las enfrentarías?

Si después de hacer esto descubres que hay elementos reales para preocuparse, deberás pensar en soluciones posibles (hablaremos de esto más adelante).

Habla: comparte tus preocupaciones, no las mantengas para ti mismo.

Articular tus preocupaciones las disminuye. Para comenzar, te ayuda a ganar entendimiento y a desarrollar una perspectiva más productiva. El Rey Salomón aconseja hacerlo diciendo: "Si hay preocupación en el corazón de una persona, que lo articule, y una buena palabra la convertirá en alegría". Además, sacar algo de tu interior y ventilar sentimientos negativos puede traer un inmenso alivio emocional.

Compartir tus preocupaciones con Dios también es muy poderoso. El Rey David explicó: "Pon tu carga sobre Dios y Él te sustentará" (Salmos 55:23). Este principio fue apoyado por la investigación científica. Un estudio reciente entrevistó a 246 personas antes de someterse a una cirugía de corazón. Los resultados mostraron que quienes rezaron antes de la operación estuvieron menos ansiosos y fueron más optimistas respecto al resultado.

Acción: confronta tus temores.

Implementar un plan de acción para enfrentar el área que te preocupa (enfrentar tus temores) reduce el temor al hacer que pases de sentirte impotente a sentir que tienes más control. El pensamiento judío explica que esto funciona porque la acción cambia nuestros patrones y sentimientos internos, ya que detrás de las acciones siguen los corazones y los pensamientos.

Esta idea es un principio subyacente de la terapia conductual, que se enfoca en cambiar el comportamiento para eliminar problemas psicológicos. Por ejemplo, una persona que siente ansiedad al estar cerca de perros debe aumentar su exposición a ellos de manera gradual, hasta lograr tolerarlos.

ETAPA 3: Transformación

En esta tercera etapa pasamos de sólo controlar la preocupación a cambiar el rasgo personal que la causa, para que no vuelva a ocurrir.

Maimónides explica que, al repetir muchas veces actos positivos apropiados, creamos gradualmente nuevos hábitos y cambiamos rasgos negativos. Por ejemplo, una persona cuyas preocupaciones son causadas por ser demasiado controladora, debe repetir acciones que muestren una mayor flexibilidad. Una persona floja, que siempre posterga lo que debe hacer, tiene que repetir acciones proactivas.

Albert Ellis, uno de los creadores de la terapia cognitiva conductual, de joven era extremadamente tímido. Con el tiempo, se entrenó para superar este temor al rechazo iniciando conversaciones con cientos de extraños en un jardín botánico

Con esos cambios, una persona se vuelve capaz de pasar naturalmente a un estado de calma y a sentir más alegría en la vida, como explicó Rabeinu Bejaye: "La alegría mora naturalmente en el corazón, cuando se remueve la preocupación".

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