¡Resistencia! El poder de la transformación (Primera Parte)

4 min de lectura

Cómo utilizar el miedo a lo desconocido para crecer

Me atrevo a suponer que a la mayoría de nosotros alguna vez nos ha pasado esto. Justamente cuando uno decide tratar de hacer algún cambio y está lleno de entusiasmo, aparece una fuerza invisible que obstaculiza emocionalmente la claridad y la determinación que se podía sentir sólo instantes atrás. Uno decide comenzar una rutina de ejercicio y al poco tiempo surgen todo tipo de imprevistos “urgentes”. Uno decide irse a dormir una hora más temprano y de pronto surgen tareas que hacer en casa. Uno decide poner en orden sus finanzas, el armario o el maletero, pero justo ese día uno amanece con dolor de cabeza o simplemente sin ánimo. Uno decide con toda solemnidad que este lunes va a empezar aquella “super dieta”, pero justamente se antojan los pastelitos que trajo la abuelita ayer.

Quién está saboteando

¿Qué es lo que pasa? ¿De donde viene esa fuerza que aparentemente se confabula con el universo para detener la inspiración y el entusiasmo?

Según nuestros sabios, existe un obstáculo natural al que nos enfrentamos cuando queremos iniciar algún cambio, llamémoslo 'resistencia'.

Encontramos (1) referencia a este concepto en el contexto de la entrega de la Torá. Cuando Dios le entregó la Torá al Pueblo de Israel, les dijo: “Después de que acepten (la Torá) sobre ustedes ella les será placentera, pues todos los comienzos son duros”. Es decir, el placer de una vida abundante de bendiciones, de sabiduría y apegada al Creador no llega inmediatamente cuando uno decide aceptar la Torá, sino después. Y cabe preguntar ¿por qué?, ¡si, a fin de cuentas, uno está haciendo lo correcto! ¿Por qué el placer de hacer lo correcto no es inmediato? La respuesta es un fundamento importantísimo para quien desea emprender una vida de crecimiento espiritual.

El judaísmo nos enseña que hay una ley espiritual que se manifiesta en los primeros pasos que uno da en la vida: 'todos los comienzos son duros'.

Pese a que seguramente existen aspectos místicos de esta realidad, mi intención es abordarla bajo un enfoque relacionado a nuestro mundo emocional. Pensemos, ¿por qué uno —de forma consciente o inconsciente— se resiste a cambiar? Si ponemos atención, identificaremos que la resistencia es provocada por un elemento natural y positivo, del cual depende la supervivencia del hombre: el miedo. Miedo a estar incomodo, a sentir dolor, a la crítica, a correr el riesgo de la decepción.

Hago una pregunta con toda franqueza: el miedo a lo desconocido ¿es bueno o malo? ¿qué dicen? Mi propuesta es que, en realidad, es una moneda de dos caras. El dulce y perfecto equilibrio se encuentra en el filo de esa moneda.

Por un lado, la tendencia del hombre a resistirse a lo desconocido tiene como propósito proteger su vida. El miedo a un alimento desconocido nos obliga a investigar su procedencia y si es apta para consumo. El miedo a acercarse a un extraño en la calle advierte a un niño —o a un adulto— de las posibles malas intenciones de un bandido. El miedo a mudarse de país o de vecindario le facilita a una familia incorporarse a una comunidad y crear lazos de amistad con sus vecinos. El miedo a un negocio desconocido previene a una persona de colocar su dinero en manos de un estafador.

Vemos que la resistencia nos protege prácticamente en todas las áreas de nuestra vida. La infinita inteligencia de Dios diseñó nuestras mentes con un mecanismo “predeterminado” indispensable para sobrevivir. No obstante, cabe cuestionar la otra cara de esa monea ¿qué será de la vida de una persona que nunca actúa contra el miedo a lo desconocido? ¿Nunca va a conversar con una persona desconocida? ¿Nunca va a visitar o explorar una ciudad o país desconocidos? ¿Nunca va a probar un alimento que hasta el momento le era desconocido? ¿Acaso va a seguir consumiendo leche materna hasta su edad adulta? Además, en la vida hay situaciones de fuerza mayor que llegan sin avisar, situaciones desconocidas y amenazantes. ¿Puede acaso una persona resistirse a enfrentar una tragedia natural, una enfermedad, una crisis económica —Dios nos libre—? ¿de qué sirve el miedo frente a lo inevitable? Es más, en esos casos, la resistencia puede provocar una pesada carga de sufrimiento y frustración, pues, por más que uno se resista, el reto se aproxima sin que se pueda evitar. Resistirse a lo inevitable duele. Entonces, ¿qué se debe hacer? ¿Cuál es el enfoque de la Torá al respecto?

La naturaleza como metáfora de la realidad

Para llegar al fundamento lógico que está detrás de todo esto, quiero empezar por definir el concepto en algunas de sus facetas.

En electrónica, por ejemplo, cuando se habla de resistencia se hace alusión a un cuerpo conductor que es utilizado para transformar energía. Todos escuchamos la ley de la conservación de la energía que dice que —por la mano del hombre— la energía no se crea ni se destruye, sino se transforma. Pensemos, ¿cómo la electricidad se transforma en luz o en calor? Pues, muy a groso modo, la energía eléctrica viaja por cables, los cables llegan a una resistencia que detiene y acumula la energía y gracias a esa acumulación de energía la electricidad se transforma en luz y calor. ¡La resistencia transforma la energía eléctrica en luz y calor!

Algo similar ocurre en la mecánica. Un cuerpo estático pone su resistencia a ser movido por la fuerza de una persona, a menos que use una palanca. La palanca multiplica la poca fuerza que se ejerce sobre ella y logra mover el objeto en cuestión. ¡La resistencia al movimiento permite la multiplicación de fuerza con la palanca!

Transformación de… ¿energía humana?

En la historia se ve que los hombres sobresalientes usan la resistencia y el miedo para transformar su creatividad en ideas y las ideas en en obras útiles y duraderas. La innovación tecnológica es un desafío a la resistencia natural a lo conocido. Esto aplica en el campo de la ciencia, del arte, de la política, de la comprensión de las conductas sociales y humanas etc.

Resulta, mis amigos, que la resistencia natural a lo desconocido realmente puede servirnos para transformar nuestra energía física, mental, emocional y espiritual en hechos concretos que iluminen nuestras vidas y la de la gente que nos rodea. Gracias a la resistencia que genera el miedo, uno puede iluminar su vida, acobijar a sus seres queridos.

Y nosotros, ¿qué necesitamos saber para transformar nuestro potencial en hechos? En una segunda parte de este artículo hablaremos más a fondo sobre cómo lograr en la práctica la trasformación de la energía y el potencial humano gracias a los desafíos de la vida.


Esta es la primera parte de la serie de artículos sobre Resistencia: El poder de la transformación. Aquí puedes encontrar la segunda parte.

Este artículo está dedicado para la recuperación de Abraham ben Shifrá Sally y para la memoria de Rajel bat Perla z”l y R. David ben Messod z”l


Notas:

1. Véase Shemot 19:5 y Rashi allí.

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