Trascendiendo los 7 Cielos

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Desde el comienzo de Elul sentimos la cercanía de las Altas Fiestas y, por lo tanto, la necesidad de prepararnos lo mejor posible.

Desde el comienzo de Elul sentimos la cercanía de las Altas Fiestas y, por lo tanto, la necesidad de prepararnos lo mejor posible. También en este mes Dios se acerca al mundo para ayudarnos a enmendar nuestras actitudes y acciones. Una herramienta que puede ser muy útil, es estudiar el texto del rezo de Rosh HaShaná para entenderlo mejor y también para analizar la profundidad de su contenido.

Uno de los párrafos centrales del rezo, conocido como "yaalé, veyavó", dice: "Nuestro Dios y Dios de nuestros Patriarcas, que suba, y venga y llegue y sea visto y sea aceptado y sea escuchado y sea considerado y sea recordado, nuestro recuerdo y nuestra consideración...”. Aparentemente suena un poco redundante, sin embargo, cada palabra fue escogida con precisión por un grupo de 120 profetas y sabios.

Rav Eliahu Dessler (basado en el Gaón de Vilna) explica que estas 8 expresiones representan el ascenso de nuestros rezos a través de los 7 Cielos hasta el Trono Celestial (las últimas 2 expresiones son necesarias para el séptimo cielo). Este ascenso depende de nuestra actitud ante la vida y de nuestra relación con Dios. Cada una de estas 8 expresiones es una llave que abre una puerta del cielo, cuando viene acompañada con una aspiración personal y una meta espiritual adecuada.

Estos son los 7 anhelos que necesitamos sentir al recitar las 8 palabras de "yaalé, veyavó":

  1. "Que suba": deseo de querer crecer espiritualmente.

  2. "Y venga": ver a las posesiones materiales como medios para un fin espiritual.

  3. "Y llegue": saber que verdaderos resultados sólo se obtienen a través de esfuerzo.

  4. "Y sea visto": enfocarse en el hecho de que el único objetivo de Dios es beneficiar al ser humano.

  5. "Y sea aceptado": estar dispuesto a hacer grandes esfuerzos y sacrificios por tu relación con Dios (mesirut néfesh).

  6. "Y sea escuchado": cumplir la Torá en todo momento.

  7. "Y sea considerado y sea recordado": conectarnos con la raíz de nuestra alma.

A simple vista nos podemos asustar pensando que es imposible alcanzar estos 7 niveles. Sin embargo, lo importante es intentar integrarlos poco a poco. Sobre todo, si nos preparamos con anticipación. Podemos comenzar escogiendo una pequeña área de crecimiento personal y meditar sobre ella durante el día, bajo el prisma de estos 7 niveles. Puedo trabajar en la misma área desde ahora hasta Rosh HaShaná o cambiarla cada semana por otra diferente. Es suficiente si logramos incorporar por lo menos un aspecto, para poder pronunciar cada palabra, en Rosh HaShaná, con mayor sentimiento.

Para ilustrar esta idea con un ejemplo, hay que tomar en cuenta que el crecimiento espiritual incluye aspectos de "tikún hamidot" (mejorar características personales positivas y negativas), estudio de la Torá, cumplimiento de mitzvot y respetar las prohibiciones de la Torá, y todos los aspectos de nuestra relación con el prójimo de forma honesta, también respetarlo, amarlo, ayudarlo, etc.

Ejemplo:

  1. Quiero trabajar en ser más alegre.

  2. Reconocer que el dinero y todas las posesiones materiales sólo son medios para objetivos de bienestar y superación personal y para ayudar al prójimo.

  3. Enfocarme en apreciar todo lo que tengo, para lograr sentir alegría ("ser alegre con mi porción") y no depender de factores externos para poder estar alegre.

  4. Tomar en cuenta que mientras más alegre yo sea, también más "alegro a Dios", similar a la alegría que sienten los padres cuando ven a sus hijos felices.

  5. Sentir la alegría profunda que nace del alma al tener la fuerza interna suficiente para controlar algún deseo de algo que se me antoja, pero que no es bueno para mí.

  6. Intentar fijar 5 minutos al día en los que voy a reflexionar sobre el tema de la alegría.

  7. Tomar conciencia de que la alegría es el estado natural y permanente del alma.

En los críticos momentos de Rosha HaShaná, en los que Dios abre los libros de la vida y de la muerte, el pueblo judío le implora a su Padre y Rey que le otorgue un año colmado de bendiciones. Es ahí donde tenemos que esforzarnos en recitar cada una de estas 8 súplicas desde la profundidad del corazón, para que trasciendan los 7 Cielos y sean aceptadas.

Ketivá vejatimá Tová

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