Madre de la poesía israelí

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La vida de la poetisa Rajel Bluwstein reflejó el avance del estado judío.

Una de las monedas de Israel más comunes es el billete de 20 shekels. El billete está adornado con la fotografía de una gran heroína literaria israelí “Rajel Hameshoreret” o “Rajel la poetisa”, la madre de la poesía israelí. Su vida reflejó el crecimiento del estado judío y sus hermosos poemas siguen leyéndose hasta hoy.

Rajel Bluwstein nació en 1890 en una estimada familia judía en Rusia. Su madre, Sofía Mandelstam provenía de una distinguida familia rabínica y era una gran intelectual judía, y su padre Isser se las ingenió para mantener su estilo de vida ortodoxo a pesar de las inimaginables probabilidades.

Tanto Isser como Sofía estaban absolutamente comprometidos a vivir vidas completamente judías y traspasaron esta pasión a sus hijos.

La vida de Isser fue estropeada por una cruel ley que arruinó las vidas de innumerables hombres judíos. Una generación antes, el Zar Nicolás I de Rusia pasó un extenso decreto que decía que los hombres judíos rusos tenían que servir en el ejercito por 25 años, comenzando a la joven edad de 12 años. La meta era romper la cadena de continuidad judía. Después de vivir entre no judíos y lejos de sus familias, se pensaba que los judíos ya no se sentirían apegados a su fe judía ni a sus comunidades. Cualquier niño que naciera mientras sus padres fueran soldados eran vistos como propiedad de la nación rusa y tenían que atender a escuelas militares. Isser fue uno de los miles de niños judíos que se encontraron lejos de casa, siendo soldados del ejército ruso.

A pesar de su largo cuarto de siglo lejos de la comunidad judía, Isser Bluwstein completó su servicio y siguió comprometido a la vida judía. Se mudó al pueblo de Viatka cerca de Siberia, se casó con una mujer judía y juntos tuvieron cuatro hijos antes de que su primera esposa falleciera.

Luego Isser se casó con Sofía Mandelstam, una mujer brillante cuyo padre era rabino en jefe en Riga, Latka y Kiev, Ucrania. Sofía y su familia eran intensamente sionistas. Su hermano Max fue un famoso médico, confidente de Teodoro Hertzl y líder del Movimiento Sionista Ruso. Sofía era muy educada y culta y mantenía correspondencia con Leo Tolstoy y otras figuras públicas. Sofía crio a sus cuatro hijastros, junto con ocho hijos que ella tuvo, para ser judíos orgullosos y trabajar para ayudar a formar el estado judío. Se aseguró de que sus hijos tuvieran tutorías de hebreo y los alentó a estudiar temas que los ayudarían a construir la tierra, como agricultura y agronomía. Tres de sus hijos eventualmente se mudaron a Israel, lo cual no era una tarea simple en aquella época.

Rajel Bluwstein se mudó a la tierra de Israel en 1909, cuando tenía 19 años y conoció a otra dinámica mujer joven que cambiaría su vida para siempre: la Dra. Hannah Meisel (luego Dra. Hannah Meisel Shohat). Con tan sólo 26 años, la Dra. Meisel estaba tan apasionada con el Sionismo como Rajel Bluwstein y su familia. La Dra. Meisel nació en una familia judía ortodoxa en Bielorrusia y estaba llena de una ardiente pasión de asentar la tierra de Israel. Como mujer, ella enfrentó intensa discriminación. Era difícil encontrar escuelas que estuviesen dispuestas a enseñar sus modernas técnicas de agricultura a mujeres. Pero la Dra. Meisel perseveró y obtuvo su doctorado en agronomía en Francia. Poco después, se embarcó rumbo a la tierra de Israel, determinada a fundar un colegio de agricultura en el futuro estado judío, que admitiera mujeres.

La Dra. Meisel inspiró enormemente a Rajel y ayudó a fundar varias escuelas y organizaciones sionistas en Israel e internacionalmente. Ella fue candidata para la Knéset y en 1926 finalmente materializó su sueño y estableció una universidad de agricultura para mujeres en el norte de Israel que entrenó a cientos de estudiantes femeninas en agronomía y agricultura (la escuela aún existe y educa tanto a hombres como a mujeres en agricultura). Motivada por la Dra. Meisel, Rajel Bluwstein decidió estudiar agronomía y agricultura y ayudar a construir la tierra.

La vida en Israel a principio de los años 90 era increíblemente dura, pero también llena de idealismo y esperanza. Rajel se mudó a Israel junto con su hermana mayor, Shoshana, y juntas encontraron una forma única de dominar el idioma hebreo. Cada día, ellas se permitían una hora de conversación en ruso. Todas las demás conversaciones tenían que hacerse solamente en hebreo. En unos meses, las hermanas dominaban el idioma. Eventualmente su hermana menor Batsheva se unió a ellas y las tres hermanas establecieron un hogar en la ciudad de Rehovot, en el centro de Israel. Su hogar se convirtió en una sede local de encuentros después de arduos días de trabajo.

Rajel aprendió sobre agricultura y botánica y en 1913 la Dra. Meisel le sugirió a Rajel que siguiera sus pasos y realizara estudios avanzados en Francia. Rajel se mudó a Toulouse y fue la única mujer en un curso de agricultura avanzada. Tristemente, la decisión de regresar a Europa acortó su vida y cambió drásticamente su curso.

Con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. La vida común se detuvo. Rajel logró completar su título, pero no pudo regresar a Israel. En vez, regresó a Rusia, en donde trabajó en un orfanato. Allí, contrajo tuberculosis. Una enfermedad fatal, de progresión lenta, no tenía cura.

Tan pronto como terminó la Primera Guerra Mundial, Rajel regresó a Israel, viajando en el primer barco que llevó a judíos a la tierra santa después de años de lucha. Ella se mudó al Kibutz Degania, cerca del Mar de Galilea. Fundado unos pocos años antes en 1910 con solamente una docena de jóvenes judíos idealistas, Degania era ahora una animada granja (se convertiría en un nombre familiar en 1948 cuando un pequeño grupo de luchadores radicados en Degania, incluyendo civiles, lograron detener al poderoso ejército sirio y prevenir que tanques sirios llegaran al río Jordán durante la Guerra de Independencia de Israel). Rajel estaba llena de nuevas ideas y entusiasmo, pero su tuberculosis no le permitió trabajar la tierra como ella quería.

En vez de sucumbir en desesperación, Rajel recurrió a la poesía. Ella siempre había disfrutado escribir hermosos poemas en ruso; ahora comenzó a redactar poemas en hebreo. Sus versos hablaban sobre la belleza de la vida diaria en la tierra de Israel. En su poema “El artzí” (A mi patria), Rajel expresó el idealismo de los jóvenes judíos que regresaban a su antigua tierra, saboreando y apreciando cada aspecto del país:

“No te he cantado, tierra mía,
Ni he ensalzado tu nombre
Con hechos heroicos,
Con botines de guerra.

Sólo un árbol han plantado mis manos
En las tranquilas orillas del Jordán
Sólo un camino han conquistado mis pies
Sobre los campos.

Sí, es muy poco
Lo sé, tierra natal,
Es muy pobre
La ofrenda de tu hija.

Sólo el estallido de un grito de alegría
En el esplendor de la luz del día,
Sólo lágrimas escondiendo las hojas
De tu pobreza.

Su inolvidable poema “Shabat” da una sensación de perfecta paz de vivenciar este día santo en la tierra de Israel:

Costas del Jordán: el cielo lleno de luz
Un bote de pesca. Me acostaré, absorberé
Este elixir de paz.

Miraré hacia arriba: ¡que esplendorosa la luz!
Y, dentro de mi corazón, así como en mi infancia,
Ni una sola sombra de nube

Ahora, yo sé: aquí – todo.
Comienzo y fin. Todos los que están hambrientos
Vengan, participen

A medida que la enfermedad de Rajel progresó, ella se mudó a Jerusalem en donde enseñó francés, hebreo y agronomía. Más adelante vivió por un tiempo con su hermano Yaakov Bluwstein-Sela, un brillante lingüista en Tel Aviv y luego en su propio departamento pequeño en el corazón de Tel Aviv; muchos de sus poemas posteriores describen su departamento y la vida allí. Como su salud flaqueaba, Rajel dejó de escribir. “Aun así”, le confió en una carta a una amiga, “¿no es un sentimiento maravilloso ser publicada? ¿Saber que miles de ojos están viendo lo que fue visto solamente por tus ojos la primera vez?”.

Rajel Bluwstein murió en 1931 a la edad de 41 años. Fue enterrada en las costas de su amado Mar de Galilea. Sus poemas siguen siendo leídos y millones de israelíes y visitantes del estado judío continúan viendo su cara retratada en el billete de 20 shekels.
 

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