El modelo Israelí de Aish en Jerusalem

3 min de lectura

Cómo un vuelo intercontinental cambió mi vida.

Yo era el típico Israelí no observante que trabajaba como actor y modelo en Tel Aviv y disfrutaba de la buena vida. Así que cuando recibí la oferta de un vuelo y una oportunidad para participar en una publicidad que se filmaría en Nueva York, no podía rechazarla.

Esta sería mi primera vez en la Gran Manzana y yo recién había terminado la escuela de teatro. La vida no podía ser mejor.

Lo último que quería era sentarme junto a una mujer jasídica de Brooklyn, madre de 13 niños, quien regresaba de un seminario de liderazgo en Aish Jerusalem. Tan pronto como me di cuenta que iba a tener que pasar las siguientes 11 horas con una "fanática" que ni siquiera iba a querer que yo respirara en su dirección, me volteé hacia ella y le dije, "Señora, este es mi primer viaje a Nueva York y estoy muy emocionado, así que no espere que este sea un vuelo tranquilo y relajado. Va a ser un poco salvaje. Lo siento".

Su tranquila respuesta me sorprendió. "Está bien. Me gustan las personas apasionadas".

Lo último que quería era sentarme por 11 horas junto a una mujer jasídica de Brooklyn, madre de 13 niños".

Yo no tenía ni el más mínimo interés en cualquier cosa relacionada con el judaísmo. En mi visión, ser un israelí nativo era suficiente conexión con mis raíces y herencia. Todos los otros detalles eran irrelevantes.

Sin embargo algo me intrigó. La Sra. Reifer era muy abierta y tolerante, y una pequeña voz interna me decía, Esta es tu oportunidad para recibir respuestas a algunas de tus preguntas. Me encontré lentamente trayendo a la mesa temas que siempre encontré intrigantes, como:

¿Por qué muchos judíos observantes viven una vida tan "aislada"?

¿Cuál es la idea de una Ieshivá y por qué estos hombres estudian todo el día?

¿Es el judaísmo lo que Dios realmente quiere de nosotros? ¿Si Él realmente quiere que yo sea feliz, entonces por qué cargarme con todas estas leyes de hace miles de años?

La Sra. Reifer contestó mis preguntas pacientemente, rompiendo gradualmente barreras y revelando un mundo que nunca supe que existía. Era un mundo que los medios israelíes —periódicos, televisión e Internet— representan como irrelevante hoy en día; en otras palabras, es imposible saber si el judaísmo es creíble o no y además está basado en la coerción religiosa.

La respuesta más demoledora de la Sra. Reifer vino después de que empecé a burlarme del "rito llamado Shabat", sobre cómo los judíos tienen que sentarse en la oscuridad con dos pequeñas jalot, con una cantidad sofocante de "¡No hagas eso!" y sin salir de la casa excepto para ir a la sinagoga. No podía imaginarme nada más aburrido para un sábado, ¡mi día especial para ir a la playa, juntarme con amigos y andar en motocicleta!

La Sra. Reifer estaba sorprendida. "¿Quieres decir que nunca has experimentado realmente Shabat?".

"¿Shabat como Shabat?", respondí yo. "¿Como esos señores con los sombreros negros grandes? Mmm… no".

"Entonces", dijo ella, "tienes que venir a mi casa para Shabat".

Dramático regreso

Antes de aterrizar, después de 11 horas de conversación sin parar, intercambiamos números de teléfono e hicimos arreglos para que yo pasara Shabat con su familia. Así que unas semanas después, antes de mi regreso a Israel, "aterricé" en el enclave religioso de Boro Park. Decir que experimenté "el Shabat más increíble" sería poco decir. Hice decenas de preguntas que habían estado en mi mente, y pasé todo el día hurgando más profundo en asuntos muy importantes para mi vida.

Regresé a Israel con la comprensión de que no tenía el cuadro completo y que debía seguir buscando. La Sra. Reifer me recomendó que fuera a Aish, frente al Muro de los Lamentos en Jerusalem, ya que sería el lugar ideal para encontrar respuestas a mis preguntas.

Dejé Tel Aviv, la ciudad que nunca duerme, y me dirigí a Jerusalem, el corazón del pueblo judío.

Así que dejé Tel Aviv, la ciudad que nunca duerme, y me dirigí a Jerusalem, el corazón del pueblo judío. Además de su maravillosa ubicación en la ciudad vieja, descubrí en Aish abundante información, no solamente sobre historia judía, ética y Biblia, sino también sobre temas de crecimiento personal y desarrollo de liderazgo. Las enseñanzas de Rav Noaj Weinberg zt"l fueron especialmente impactantes.

Cada día de estudio fortaleció e intensificó mi orgullo de ser judío. Me quedó claro que quería continuar.

La idea de que puedo aplicar sabiduría de Torá para construir un mejor futuro para el pueblo judío ha hecho que mis estudios sean incluso más significativos.

A través de Aish he podido combinar mi vocación —el teatro— con programas de música y programas interactivos para los muchos visitantes que vienen al Aish Center en Jerusalem. Para mí, esta es la forma ideal de utilizar mi profesión, ayudando a romper las barreras que impiden que otros judíos entiendan de qué se trata realmente el judaísmo.

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