Por qué Me Encanta Limpiar para Pesaj

Los más vistos

2 min de lectura

Y no es que soy una mártir.

Esta mañana recibí la llamada que ninguna mujer judía quiere recibir justo antes de Pesaj. "La señora de la limpieza no se siente bien y no podrá venir esta semana" (ella viene solamente semana por medio para empezar ¡así que es una pérdida dramática!).

"No voy a llorar", le dije valerosamente a mi esposo, mi temblorosa voz traicionando mi resolución. "Por favor anda a comprar guantes de goma para toda la familia; tenemos mucha limpieza que hacer".

Por supuesto, todos estarían involucrados en la limpieza de todas formas. Yo solamente quería un poco de ayuda extra con el horno… y el refrigerador… y el comedor…

Pero no me gustaría contratar un equipo de limpieza y que ellos hagan toda mi limpieza de Pesaj por mí (¡al menos eso es lo que me digo a mí misma!) me perdería la oportunidad de sumergirme por completo en las preparaciones de Pesaj.

No es que soy una mártir (a pesar de lo que les pueda decir mi esposo) o una masoquista. Es sólo que mientras hago más cosas, más sensación de logro y conexión con la fiesta siento (¡me estoy diciendo a mí misma que Dios realmente quería profundizar mi conexión este año!).

Así como el dinero heredado no es tan apreciado como el dinero ganado, asimismo un Seder sin la limpieza y sin cocinar no parece tener el mismo impacto - ¡incluso si yo estuviera más despierta en él!

Aunque hay momentos en los que quiero levantar mis manos en señal de frustración (como cuando un cierto niño estaba sacando un contenedor del armario y rompió un recipiente de cerámica especial que yo acababa de guardar allí), en general, disfruto todo el proceso de limpieza.

Me gusta editar lo superfluo y reducir nuestra casa a lo esencial. Me gusta la sensación de limpieza y los pensamientos limpios. Me gusta la sensación de comenzar de nuevo y me deleito en la lucha de deshacernos del ego mientras eliminamos la levadura de nuestros hogares (¡no te darías cuenta de eso si miras todas las frases en primera persona!).

Vivimos en un mundo que promueve la comodidad y el alivio, un mundo que nos alienta a no trabajar demasiado duro y que ofrece la promesa constante de vacaciones lujosas. Pero hay muchas cosas que se pierden con esa actitud, siendo una de ellas la autentica experiencia de Pesaj.

Cuando cosechamos las recompensas de nuestro trabajo duro en el Seder de Pesaj, cuando nuestra familia está impresionada por la experiencia que hemos creado, cuando nuestros hijos terminan toda la comida y ruegan sacar una bandeja más de brownies del congelador, cuando la conversación es significativa y se centra en nuestro desarrollo como pueblo, en como liberarnos (incluso hoy en día) para servir a Dios con un corazón lleno, entonces sabemos que todo el esfuerzo – toda la limpieza, cocinar, las compras, el servir – valió la pena (¡si tus ojos aún están abiertos!).

EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.