5 disfunciones de un equipo

4 min de lectura

Principios para construir un matrimonio fuerte.

“Saben que ustedes son dos opuestos absolutos, ¿verdad?”, nos dijo mi rabino dos semanas antes de nuestra boda. Mi futuro marido y yo nos miramos. No lo habíamos pensado realmente pero, ahora que lo decía, podía ver que había unas pequeñas diferencias entre nosotros. Mi prometido era relajado, y yo era intensa. Él era un pensador lógico y concreto, y yo era del tipo abstracto y creativo. Yo amaba la ciudad, y él amaba el campo. ¿Y qué?

“Ustedes dos formarán un gran equipo. No a pesar de sus diferencias, sino que gracias a ellas. La Torá está hecha por letras negras sobre una página blanca. Sin el blanco, no puedes ver las letras negras. Y sin las letras, el blanco no tiene contenido. ¿Entienden lo que digo?”. Asentimos, pero no estoy segura de si alguno de los dos entendió realmente.

“Mientras aprecien las cualidades del otro, estarán bien. Enfóquense en cómo sus personalidades únicas contribuyen hacia sus objetivos compartidos. No toleren; aprecien”.

En ese momento, estábamos tan excitados por el matrimonio que esas perlas de sabiduría nos parecieron irrelevantes. ¡Por supuesto que nos íbamos a apreciar mutuamente!

Ahora, 15 años y cinco niños después, todavía estamos tratando de entender y vivir este consejo. Cuanto más nos vemos como equipo y nos enfocamos en nuestros objetivos compartidos, más fuerte se vuelve nuestro matrimonio.

El libro Cinco disfunciones de un equipo, de Patrick Lencioni, les enseña a los equipos de las empresas a ser más efectivos. Evitar esos peligros también es clave para tener un matrimonio exitoso.

1) Ausencia de confianza

Todos sabemos que un buen matrimonio requiere confianza, pero la confianza va más allá de poder apoyarte en el otro. Confianza significa la capacidad de cada miembro del equipo para hacerse vulnerable sabiendo que su vulnerabilidad no será usada en su contra. Confianza significa que tu pareja está de tu lado.

Parece simple, pero muchos conflictos en el matrimonio se centran en este tema. Los miembros de la pareja temen mostrar su debilidad porque no están seguros de que el otro los respaldará. Cuando los integrantes de la pareja no pueden ser vulnerables ante su cónyuge, invierten mucho tiempo y energía individuales en tareas que en realidad requieren de trabajo en equipo, lo cual agota a ambos.

Asegúrense mutuamente que están del mismo lado y que no se aprovecharán de las debilidades del otro… incluso en los momentos de gran estrés.

2) Temor al conflicto

Muchas personas creen que menos conflicto indica un mejor matrimonio. En realidad, el conflicto es necesario para tener un matrimonio fuerte.

Hay un mundo de diferencia entre argumentos constructivos que se enfocan en el problema y argumentos destructivos que atacan a la otra persona. A veces es difícil distinguir entre los dos tipos. Y cuando los miembros de la pareja le temen al conflicto, por lo general tienden a evitar discutir temas importantes con la pareja.

Crea un tiempo y un espacio en tu matrimonio que esté dedicado específicamente a la resolución de conflictos. Apéguense a los temas y recuérdense mutuamente que el conflicto es una tensión creativa saludable y necesaria para la construcción de un matrimonio fuerte.

3) Falta de compromiso

El compromiso consiste en dos componentes principales: claridad y convencimiento. Cuando una pareja necesita tomar una decisión importante en conjunto, por lo general es difícil saber cuál es la acción correcta. Esta falta de certeza puede petrificarlos incluso después de haberse aconsejado y de haber llegado a una elección informada.

Cuando una pareja toma una decisión conjunta y se aferra a ella, ha logrado el componente de claridad del compromiso.

Cuando un cónyuge delega la decisión al otro, entonces se vuelve importante la componente de convencimiento. Convencimiento significa que no hace falta que nos salgamos con la nuestra para apoyar la decisión de otra persona. Lo único que necesitamos saber es que nuestras opiniones y sentimientos han sido escuchados y considerados por nuestra pareja. Comprométete a apoyar todas las decisiones que hagan como pareja.

4) Evitar rendir cuentas

Otra idea equivocada que hay respecto al matrimonio es que no hay lugar para las críticas. Sin embargo, tal como hay conflictos que son sanos y otros que no lo son, asimismo también hay criticismo constructivo y destructivo. El criticismo constructivo es una opinión honesta sobre expectativas insatisfechas o malentendidas. A menudo, los cónyuges se niegan a ofrecer este criticismo por temor a herir los sentimientos del otro.

Esto es una trampa. Una de las mayores dificultades en los matrimonios es la falta de clarificación de las expectativas, con el consecuente resentimiento por las necesidades insatisfechas. Cuando los cónyuges aceptan expresar sus expectativas mutuas y a discutir abiertamente los éxitos y fracasos, hay menos ambigüedad y frustración y más respeto entre ellos.

5) No prestar atención a los resultados

Cuando los miembros del equipo dejan de enfocarse en los objetivos del equipo, pueden terminar trabajando en sus objetivos personales a expensas del equipo. Un equipo necesita tener objetivos específicos que le permitan evaluar si está logrando resultados o no.

Un matrimonio también necesita hacer esto. Si no expresamos los objetivos mutuos, entonces corremos el riesgo de vivir “vidas paralelas”. Para permanecer en el camino correcto, una pareja debería chequear periódicamente su desempeño en los objetivos compartidos y si esos objetivos requieren modificación o no.

Un equipo no tiene éxito a pesar de los atributos únicos de cada miembro, sino que tiene éxito gracias a ellos. Para hacer que tu matrimonio florezca deberás evitar las cinco disfunciones de los equipos, para lo cual deberás desarrollar confianza, analizar los conflictos, permanecer firme detrás de las decisiones del equipo, rendir cuentas y mantener un seguimiento de los resultados del equipo.

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