El secreto para un matrimonio feliz: Guía para hombres

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Tu esposa necesita sentir que ante tus ojos ella está en primer lugar. Y debes demostrárselo con tus acciones.

Si leíste el artículo que escribí para las mujeres, lo adivinaste. El secreto es el mismo: haz que tu esposa sea una prioridad para ti. Ya sé, probablemente crees que ya lo hiciste… pero ella tiene que sentirlo. ¿A qué me refiero?

Una prioridad incluso antes que tu trabajo. Puede que adores tu trabajo y que te emociones con el sentimiento de logro (tal vez incluso tienes un placer secreto por estar haciendo un mejor trabajo y ganando más que el vecino). Hacer un buen trabajo te hace sentir validado. Ganar mucho dinero es el glaseado del pastel y realmente te hace sentir que eres “alguien”. Te sorprende cuando tu esposa se queja (quizás no de la forma más amorosa y adorable) y dice que estás pasando demasiado tiempo en el trabajo. “Estoy haciendo esto por ti querida; para mantener a nuestra familia y para que puedas comprar lo que necesitas”. Si esa es realmente tu motivación (y esto requiere de reflexión sincera), podrías sorprenderte al descubrir que tu esposa estaría dispuesta a aceptar un ingreso menor para poder pasar más tiempo contigo, y por lo tanto, esa explicación (¿excusa?) ya no es válida.

Además, cualquiera sea tu carrera, ya sea recolectar basura o intentar encontrar una cura para el cáncer, tu esposa necesita sentir que ella está primero. Sí, la causa puede ser noble. Y presumiblemente ella la apoya. Pero necesita sentir que ante tus ojos, ella está en primer lugar. Y no es suficiente decirlo, sino que debes demostrarlo con tus acciones: recibiendo sus llamadas, llegando a casa a tiempo, no trabajando los fines de semana, tomándote vacaciones familiares, llamándola para saber cómo está, sugiriendo una cita a almorzar cuando sea posible…

A pesar de que obviamente hay excepciones a toda regla, yo creo que muchos hombres trabajan más horas de las necesarias por adicción, ansiedad, falta de eficiencia y quizás incluso algo de ambivalencia en relación a ir a casa. La mayoría de los trabajos pueden terminarse en una cantidad de tiempo razonable si son realizados con seriedad y competencia. Es una elección, y tu esposa lo sabe. Tú debes escogerla a ella primero.

Una prioridad incluso antes que tu trabajo comunitario. Obviamente hay mucho para hacer por la comunidad judía, y a veces tú eres el único que puede hacerlo. Pero nunca debiera ser a costas de tu matrimonio. No tiene sentido “salvar” a otros judíos y perder a tu propia familia, Dios no lo quiera. También hay una enorme presión en el mundo de los negocios y de amigos y colegas para involucrarse, asistir a banquetes y donar dinero. Pero esto debe ser realizado estratégicamente y con consideración, y siempre debes discutirlo con tu esposa. Asegúrate de que ella esté de acuerdo con las organizaciones que quieres apoyar. Hay un enorme aumento en el ego al ser reconocido como un gran donante y como alguien que hace mucho por la comunidad, un “hacedor” como nos gusta decir. Pero el lugar más importante para ser un “hacedor” es en tu propia casa.

Una prioridad incluso antes que tus amigos. Todos necesitan amigos y pasar tiempo con ellos, pero nunca debe ser a costas de tu pareja. La estereotípica socialización masculina ocurre durante los eventos deportivos o actividades deportivas. Claramente es posible que estas sean salidas relajantes, pero deben ser limitadas. Reconozco el atractivo. Es mucho más fácil jugar fútbol y sudar con un grupo de amigos —o bromear frente a un partido de fútbol televisado— que tener una conversación con tu esposa para involucrarte y abrirte emocionalmente, y que a veces puede ser sumamente demandante. Pero la recompensa es mucho mayor (¡incluso si tu equipo favorito gana!).

Una prioridad incluso antes que tus propias necesidades. Convertir a tu esposa en tu prioridad significa esencialmente que sus necesidades vienen antes que las tuyas. Si ella está nerviosa, levántate y revisa las cerraduras. Si está cansada, ocúpate del bebé en la noche. Si está agobiada, trae comida de un restaurante. Si quiere conversar, escucha. Si necesita afecto (y casi siempre lo necesita), dáselo. Puede ser que no siempre estés de ánimo (ella tampoco está siempre de ánimo para las cosas que tú quieres), pero no se trata de ti. Se trata de ella. Puede ser que tú solamente quieras llegar a casa y relajarte frente al televisor con un trago. Entonces deberías haberte conseguido un perro en vez de una esposa (en realidad una mascota también necesita comer y que la saquen a pasear). Tu esposa se merece lo mejor de ti y si eso requiere un poco de esfuerzo (bueno, mucho esfuerzo) y un poco menos de relajación, que así sea.

Un matrimonio feliz requiere trabajo. Requiere de algunas habilidades de actuación. Requiere sonreír cuando tienes ganas de fruncir el ceño y de escuchar cuando tienes ganas de esconderte. Es incómodo porque no es fácil, pero es la única forma de experimentar las recompensas de una relación verdadera.

No tienes que seguir obligatoriamente estos consejos. Muchas personas no lo hacen. Pero al fin y al cabo, a la única persona que estarás perjudicando será a ti mismo.

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