Elige amar y haz que tu matrimonio prospere

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¿Qué significa elegir amar?

Probablemente muchos ya leyeron el artículo de AishLatino que hablaba sobre cómo Mandy Len Catron se enamoró utilizando una lista de 36 preguntas ideadas por el psicólogo Arthur Aron. En el artículo original que Catron publicó en el New York Times, la idea principal es que, al abrirte emocionalmente y hacerte vulnerable, te abres a la posibilidad de amar. “El amor no es algo que nos ocurre, estamos enamorados porque elegimos estarlo” decía la última frase del artículo. El amor es una elección.

Sin embargo, lo que la autora omitió (quizás porque se casó hace poco), es que el amor no es una elección de una sola vez, y tampoco es una elección que se toma después de una noche de preguntas íntimas y profundas con un gran contacto visual. El amor es una elección constante y continua; todos los días, en cada momento, elijo amar a esta persona. Si quiero que mi matrimonio tenga vida y sea excitante, tengo que continuar eligiendo amar. Y tengo que expresarlo por medio de acciones concretas, mostrando además actitudes que lo refuercen.

Si bien este comportamiento no necesariamente es consciente, por lo general es más fácil hacerlo en el comienzo del matrimonio y se hace mucho más difícil a medida que nos vamos volviendo más cómodos, estamos ocupados con nuestras propias vidas y nos vamos hundiendo cada vez más en el hábito y la rutina.

¿Cómo mantenemos viva la conexión emocional? ¿Cómo podemos ‘elegir amar’ una y otra vez, todos los días? (Obviamente, estas ideas aplican a maridos y esposas por igual).

1. Da, da y continúa dando. Recuerda que dar genera cariño, y no al revés. No lleves la cuenta, no es un acuerdo comercial. Y lo importante no es el carácter de tu cónyuge, sino el tuyo.

Todos somos dadores o tomadores. Independiente de cómo se comporte nuestra pareja, la pregunta es: ¿qué queremos ser nosotros? Creo que si nuestra pareja es emocionalmente sana, entonces la frase del Talmud: “Si lo tratas como un rey, te tratará como una reina” se cumplirá. Pero esa no debería ser nuestra motivación; nosotros sólo queremos ser dadores. Y queremos manifestar nuestra entrega con las personas que más nos importan en este mundo.

2. Perdona. A riesgo de sonar cliché (o desubicada), “déjalo ir”. No te aferres al resentimiento. No guardes rencor. Sigue adelante. Guardar rencor (y vengarse), además de estar prohibido por la Torá, es también extremadamente destructivo para el matrimonio. Sé el primero en disculparse, incluso si tenías razón (¡porque obviamente tenías razón!). No practiques el ‘tratamiento del silencio’, lo cual sólo generará que recibas aún menos de lo que querías: pasar más tiempo con tu pareja. Y no esperes que tu pareja lea tu mente para luego enojarte porque no lo hizo bien. Si quieres algo, dilo. Pero, por sobre todas las cosas, perdona. No existe ninguna justificación válida para guardar enojo y resentimiento. Es corrosivo para tu alma y para tu matrimonio.

3. Enfócate en las virtudes del otro. Haz una lista de las razones por las que te casaste con tu pareja y léela cuando te sientas frustrado. La esencia de tu pareja no cambió, fueron los desafíos de la vida los que se interpusieron entre ustedes. Perdemos de vista las virtudes que nos atrajeron en primera instancia y creamos el hábito de enfocarnos en lo negativo. Lee la lista de virtudes regularmente.

4. Interésate… en su vida, en su trabajo, en sus hobbies, en sus amigos. No necesariamente tienes que participar, pero sí deberías tener interés. Si demuestras interés en las cosas triviales, tu pareja se sentirá segura para abrirse a ti en las importantes, como sus sueños, sus esperanzas, sus temores, sus desilusiones. Tener interés significa escuchar con atención y enfocarte solamente en tu pareja.

5. Sé interesante. Todos tenemos que continuar creciendo; aceptando nuevos desafíos. Tenemos que continuar aprendiendo y debemos adquirir nuevas capacidades e intereses (y obviamente debemos compartirlos con nuestra pareja). Cuanto más vibrantes y curiosos seamos, cuanto más motivados estemos a continuar luchando y desafiándonos, más viva estará nuestra relación. No importa hace cuanto estamos casados, siempre deberíamos sentir una sensación de novedad y descubrimiento, y debemos cumplir con nuestra parte de la responsabilidad para generar esto.

6. Sé positivo y alentador. Nadie quiere volver a casa después de un día largo y difícil para encontrarse con alguien gruñón y quejoso (¡nadie quiere tampoco comenzar la mañana con alguien así!). Reconocemos lo incómodo que es tener un amigo que siempre es negativo y pesimista; ¡mucho peor si es tu pareja! Sí, quizás fue un día realmente difícil y sí, quizás todos lo son (!), pero tenemos que darle a nuestra pareja una oportunidad para recuperar el aliento cuando vuelve a casa antes de empezar con lo negativo (si es que lo hacemos del todo).

7. Enfrenten los desafíos juntos, como un frente unificado. Todos tenemos desafíos en la vida, y mientras más tiempo lleves casado, más probabilidades tendrás de enfrentar alguno. Por desgracia, a veces los desafíos separaran a las parejas en lugar de unirlas. Todos tenemos estrategias y respuestas diferentes para lidiar con los problemas. Además, si es un tema familiar, estar con tu pareja puede ser un doloroso recordatorio de la situación. De todos modos, debemos continuar comunicándonos. Y debemos reconocer que la estrategia de uno no es mejor que la del otro, tanto si es algo emocional, práctico o un poco de ambas. No juzgues. Tan sólo brinda apoyo.

8. Sé realista. El matrimonio real no es una película de Hollywood ni una novela romántica. Nuestra pareja no es perfecta, y adivina qué… ¡nosotros tampoco! Pero puede ser más profundo, rico y significativo porque somos personas reales, aprendemos, crecemos y enfrentamos la vida juntos, realmente apreciando y disfrutando a nuestra pareja (¡nunca compares!), con quien compartimos la travesía.

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