¿Por qué casarse?

3 min de lectura

Cuatro puntos que te ayudan a esclarecer si estás listo para casarte.

¿Por qué quieres casarte? Tómate un momento y escribe tus razones.

La forma en que respondas a esta pregunta revela mucho sobre tu disposición emocional y mental para el matrimonio. Compara tus respuestas con lo que yo pienso que son las cuatro mejores razones para casarse.

1. Para amar

Muchas personas se casan por razones egoístas. Ellas esperan ser amadas en vez de dar amor. El judaísmo enfatiza que una persona madura quiere casarse primordialmente para dar y para promover la felicidad de su pareja.

Los seres humanos nacen “receptores”. A menos que uno tome la decisión consciente de convertirse en un “dador”, siempre será egocéntrico y un “receptor”. Para vencer nuestra inclinación natural a tomar y recibir, hace falta mucha fuerza de voluntad y trabajo duro. Uno de los mayores desafíos de la vida es llegar a sentir más placer al ayudar a otros a ser exitosos que en nuestro propio éxito.

El matrimonio es una gran oportunidad para crecer como dadores. Mientras más damos, más responsables nos volvemos. Amar y preocuparse de los otros es imitar la esencia de Dios.

Mientras más damos, más amor sentimos.

Muchos matrimonios fallan porque las personas miden su satisfacción matrimonial de acuerdo a cuán feliz los hace la otra persona. A menudo escuchamos decir: “Él no satisface mis necesidades”. Por supuesto que es importante tener nuestras necesidades emocionales satisfechas. Pero si nuestra meta primordial en el matrimonio es satisfacer nuestras necesidades en vez de satisfacer las necesidades de nuestra pareja, nunca seremos verdaderamente felices. Solamente los “dadores” son personas realmente felices. Si la motivación primordial de dos personas se basa en el egocentrismo, ellas nunca sentirán el verdadero placer de amarse el uno al otro. Mientras más damos, más amor sentimos. Mientras más tomamos, menos amor sentimos.

Una pregunta para reflexionar: ¿Quiero casarme principalmente para ser atendido y amado o para cuidar de otra persona y entregar amor?

2. Para construir

A menudo les pregunto a los solteros que están pensando en casarse: “Después de la luna de miel, ¿qué van a hacer los próximos 50 años juntos?”. Cuando una pareja se casa, la bendición tradicional que se les da es: “Que juntos construyan un hogar sólido dentro del pueblo judío”. Para que el matrimonio tenga éxito es necesario que dos personas construyan juntas algo significativo.

Con el tiempo la pareja se acerca o se aleja. Un estudio realizado por la Universidad Brandeis demostró que las parejas que comparten aunque sea una práctica judía, tienen una tasa más baja de divorcio que las parejas que no lo hacen. Por ejemplo, las parejas comprometidas a cenar juntos en Shabat tenían un 25% menos de probabilidad de divorcio en comparación al resto. Las parejas que comparten actividades significativas crean un lazo más fuerte que las acerca.

Uno de los mayores proyectos de construcción que un hombre y una mujer pueden compartir es estar preocupados por la próxima generación y el futuro del mundo, al criar niños que harán más que ocupar espacio en el mundo. La meta principal de ser padre no es solamente “tener hijos”, sino tener una visión clara de la clase de personas que quieres que sean y cómo ellos tendrán el impacto más positivo posible en la siguiente generación.

Una pregunta para reflexionar: ¿Qué quieres construir con tu futuro compañero de vida?

3. Para complementarse

El Midrash dice que Dios creó al primer ser humano andrógino y luego lo separó en dos mitades, masculina y femenina. La definición de un ser humano completo es la unión de un hombre y una mujer a través del rito metafísico llamado matrimonio.

El matrimonio satisface muchas necesidades psicológicas tales como nuestra necesidad de compañía, apoyo, entendimiento, amistad y seguridad. El matrimonio también responde a esa sensación interna de carencia que va más allá de la mera soledad existencial. Es nuestra necesidad de encontrar nuestra otra mitad y convertirnos en un ser humano completo y entero. Como individuos, masculino o femenino, somos metafísicamente incompletos. El matrimonio satisface ese anhelo profundo de convertirnos en seres enteros y completos. Por eso el matrimonio es mucho más que un contrato social o de negocios entre un hombre y una mujer. Es un lazo metafísico entre dos personas incompletas que las convierte en un ser completo.

Una pregunta para reflexionar: ¿Entiendo que el matrimonio es necesario para llegar a estar completo?

4. Para convertirme en un adulto más responsable

El matrimonio es un campo de entrenamiento para convertirse en un adulto responsable. El matrimonio implica trabajo duro. Tomar el compromiso de enfrentar los desafíos y no escapar de ellos nos provee la oportunidad de crecer y madurar como seres humanos. Mientras más responsabilidad somos capaces de manejar, más crecemos como adultos. Rav Noaj Weinberg siempre decía que la pregunta más importante que uno debe hacerse antes de casarse es: “¿Estoy listo para asumir la responsabilidad?”

Una pregunta para reflexionar: ¿Estoy listo para convertirme en un adulto completamente responsable?

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