Siete mitos comunes sobre el matrimonio

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Las expectativas poco realistas pueden causar estragos al matrimonio.

A menudo las parejas comienzan la vida de casados con suposiciones y mitos sobre el matrimonio que crean expectativas poco realistas y provocan que algunos se den por vencidos antes de que la relación tenga la oportunidad de crecer.

Estos son siete mitos comunes sobre el matrimonio de los que debemos tener cuidado:

1. Un buen matrimonio no necesita trabajo. Muchos creen que si dos personas se aman, todo fluirá naturalmente. Pero la verdad es que cada matrimonio requiere una inversión consciente y diaria. Como la mayoría de las cosas de la vida, si no se cuida el matrimonio este tiende a la entropía y gradualmente se desintegrará. Como con cualquier cosa significativa, la clave es la persistencia.

2. Mi pareja debe hacerme feliz. Aunque podemos brindar mucha alegría y amor a la vida del otro, la responsabilidad por nuestra propia felicidad y crecimiento en la vida sigue siendo nuestra. Un matrimonio prospera cuando ambos esposos están suficientemente felices consigo mismos como para poder brindar su atención y afecto al otro.

3. El amor lo conquista todo. Puede ser que al comienzo de la relación no parezca importante, pero tener valores diferentes a tu pareja puede convertirse en un enorme obstáculo más adelante, especialmente si planean tener hijos y no están de acuerdo respecto a cómo quieren educarlos. No te cases con alguien que tiene creencias radicalmente diferentes a las tuyas. El amor no lo conquista todo. El amor se disipa rápidamente cuando tienes que enfrentar la realidad de ceder a lo que es más importante para ti.

4. Las personas cambian. Podemos pensar que nuestra pareja dejará ese hábito al que le quitamos importancia cuando lo conocimos. O que ella será más cariñosa. Él será más atento. Ella se hará más religiosa. Él dejará de ver tantos partidos de fútbol. Pero la verdad es que la mayoría de las personas no cambian después de la boda. Cambiar una cualidad personal puede requerir toda una vida de intenso trabajo. El matrimonio puede ayudarnos a crecer, pero no debemos esperar que nuestra pareja cambie para nosotros.

5. Los niños nos acercarán. Sí, los niños son regalos que atesoramos más que nada en nuestras vidas. Pero ellos no “arreglan” ni ayudan a un matrimonio. En un matrimonio sano, los niños traen momentos compartidos de alegría y significado, pero también pueden aportar a la relación una significativa cantidad de estrés. Las parejas con niños tienen que trabajar incluso más duro para asegurarse que le están dando a su relación el tiempo y la nutrición necesaria.

6. En un matrimonio feliz no hay discusiones. La verdad es que incluso las parejas más felices discuten. Las parejas más distanciadas son tan apáticas hacia el otro que ni siquiera se molestan en discutir cuando no están de acuerdo. En un matrimonio sano, las parejas discuten y encuentran la forma de resolver o sobrepasar el desacuerdo sin amargura ni desprecio.

7. El matrimonio no es para siempre. Algunas personas entran al matrimonio pensando: seguiremos casados si… Si nuestra pareja es siempre atenta y generosa, si gana suficiente dinero, si nunca está de mal humor, si recibe un ascenso, si nunca grita… El matrimonio se construye sobre el compromiso de mantenerse leales en las buenas y en las malas, en la riqueza y la pobreza, en la enfermedad y la salud, en las reuniones familiares y los pleitos.

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