¿Berrinches, chantajes o enojo alocado?

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Sentir enojo y frustración es natural, el reto es canalizarlos adecuadamente.

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Dios nos ha regalado el libre albedrío; la capacidad de tomar nuestras propias decisiones, también nos ofreció las herramientas necesarias para poder controlar nuestras emociones.

En realidad uno puede y debe aprender a controlar y entender sus pensamientos, ya que estos, impulsan las emociones que sentimos, convirtiéndonos en amos o en esclavos de nosotros mismos.

Al tomar responsabilidad y transmitirla a las nuevas generaciones, ganamos, además de vivir con paz, aplicar las leyes de la Torá, respetar al prójimo, no enojarse fácilmente y honrar al prójimo como a uno mismo.

Sentir enojo y frustración es natural, el reto es canalizarlos adecuadamente.

Ignorar los sentimientos nunca ha sido una buena idea, ni una actitud sana, después de todo, estas también son emociones que se sienten con intensidad. Todo lo que crea movimiento dentro o fuera del cuerpo se considera energía, esta se tiene que ir a algún lugar, es una ley física inevitable.

Cuando la energía no se dirige, ésta se multiplica creando sentimientos salvajes que se desbordan y terminan formando más ansiedad y enojo. Cuando se aceptan y se manejan, ayudan a la persona a crecer y tomar control de sus pensamientos y decisiones de una manera positiva y muy efectiva.

Es importante aprender a reconocer las emociones personales y saberlas manejar de manera positiva. Tanto la frustración como el enojo y la ansiedad o cualquier otra sensación incomoda son sentimientos legítimos, no tienen edad ni una localización específica, surgen en cualquier lugar y afectan a cualquiera por igual.

Nada más incómodo que estar en una tienda, un avión o en una celebración familiar y escuchar lloriqueos sin fin, dramas demandando atención, exigencias de juguetes, dulces y demás. La verdad es que los pequeños también tienen derecho a sentir enojo o frustración. Si cuando pequeños se les reconoce y se les enseña como manejar sus sentimientos, es probable que cuando crezcan se conviertan en adultos con mejores herramientas para poder manejar las situaciones que les crean incomodidad o malestar.

Quien no ha presenciado en algún momento a alguna mujer comprando en una tienda cuando su hija pequeña comienza a pedir algún juguete que ella no le quiere o no puede comprarle; entonces, la pequeña inmediatamente se suelta llorando, con unos gritos tan agudos que todos en la tienda la voltean a ver, la madre muy orgullosa de no caer en el berrinche sigue comprando e ignorándola, hasta parece que esta dinámica es una escena conocida, desafortunadamente la gente alrededor que está presente en la tienda no tiene la culpa. El escenario podría cambiar si la madre se tomara un tiempo para reconocer los sentimientos y ponerles fin ya sea con una consecuencia especifica que la niña pueda entender o simplemente saliéndose de la tienda y explicándole con acciones que mientras no se sepa controlar no podrá ir de compras con ella. Esto lleva tiempo, esfuerzo y sobretodo disciplina algo que no siempre estamos dispuestos a hacer.

Claro que es más fácil callar, ignorar y castigar a los hijos, pero si realmente los queremos es importante ayudarlos desde pequeños a reconocer sus sentimientos, respetar su enojo o frustración y ofrecerles alternativas positivas para que las puedan manejar, así estaremos dándoles las herramientas adecuadas para que crezcan sanos y libres de emociones que no puedan controlar.

Cuidado, hoy puede ser un niño berrinchudo, mañana será un adulto deprimido.

La receta: Como aceptar tus sentimientos

Ingredientes:

  • 1 pieza de aceptación; reconocimiento de emociones sentidas
  • 1 rebanada de tranquilidad; dejar fluir, no juzgar
  • 2 tazas de valor y fortaleza; respetarse a uno mismo, control, fe
  • 1 cucharada de perspectiva; ubicar la situación en un marco real
  • 1 manojo de actitud positiva; buscar una alternativa y una solución

Recomendación del chef: Acepto mis sentimientos y respeto los sentimientos de los demás, incluyendo los de mis hijos por más pequeños que sean. Todos tenemos derecho a sentir enojo, frustración o cualquier otro sentimiento; luchar contra la realidad es sólo una pérdida de tiempo y energía.

Modo de preparación:

  1. Un sentimiento reconocido ahorra tiempo, evita resentimientos que lastiman las relaciones personales; sólo toma 90 segundos reconocer y aceptar cualquier sentimiento, ¿por qué arrastrar toda una vida de sufrimiento por evitar un dolor necesario y pasajero? Aceptar y trabajar en las emociones.

  1. La aceptación no implica dejar de sentir dolor. Por más injusta o inapropiada que sea cualquier situación hay cosas que no se pueden cambiar. Vivir enfrascado en el resentimiento y en el enojo sólo afecta y destruye las relaciones que uno tiene. La vida es lo que es, aceptarla trae sanación y buenos resultados.

  1. Buscar salidas falsas o rápidas sólo lleva a conseguir soluciones temporales. Aceptar y buscar solución a los problemas conduce a un crecimiento personal valioso y abre nuevas puertas, lo cual se refleja en un presente, tranquilo y balanceado, oportunidades para vivir una vida más estable, con calma y equilibrio.

Aceptar lo que sientes te posibilita disfrutar lo que tienes”

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