Los Errores de los Demás

2 min de lectura

Concentrándose en uno mismo más que en los demás.

El Talmud tiene un hermoso relato de Eliazar Bendura, un comerciante que siempre llevo una vida llena de superficialidades y sin sentido cuando se ve confrontado a cambiar, corre a culpar a todos lo que le rodean, pone pretextos y justificaciones por sus bajas acciones y al ver que no obtiene resultados llora con todo su corazón, hasta el punto que su alma sale de su cuerpo. Finalmente deja la autocompasión y llora con un sincero y profundo arrepentimiento. Así obtuvo su lugar en el mundo venidero.

Los compañeros de escuela de mi hijo son una mala influencia

Es más fácil y cómodo culpar a otros que admitir los errores y las acciones propias que están equivocadas; ni hablar cuando se trata de nuestros hijos, ellos son buenos, inteligentes y si hacen mal es solo porque otro lo forzó, nuestros hijos son especiales. Generalmente cuando vemos a un niño llorar o lastimado, nuestro primer instinto es buscar siempre un malhechor, encontrar una causa injustificada, pensar en alguien, otro, que no es nuestro hijo, es el mal portado, agresivo pegón y molesto o alguien que alborota a todos los estudiantes, nuestros hijos son bien portados y jamás hacen daño.

Puede ser, ¿por qué no? Pero a decir verdad, también puede ser posible que ni todos los otros sean tan malos, ni solo los nuestros sean tan buenitos. No juzgar, tener compasión y prudencia, ser respetuoso no solo son ingredientes para poder ser una buena persona, son valores esenciales que todo padre debe de enseñarle a sus hijos para que puedan sobrevivir y desarrollarse en el mundo de hoy.

La Receta

Concentrándose en uno mismo más que en los demás.

Ingredientes:

  • 2 tazas de humildad
  • 1 taza de reconocimiento
  • 1 cucharada de buena actitud y ojo benévolo
  • 2 rebanadas pequeñas de introspección
  • 3 gotas de valor para aceptar los propios errores

Condimentos:

Perspectiva, realismo y flexibilidad

Recomendación del chef:

Concéntrate en encontrar y trabajar en tus propias fallas antes de buscar la de los demás.

Modo de preparación:

    1. Aceptar los propios errores conduce a mejorarlos y por lo tanto a crecer. Estar al pendiente de lo que hacen los demás, buscar errores y criticar constantemente solo crea enemigos, alimenta la soberbia y evita concentrarse en uno mismo lo que conduce a perder oportunidades para desarrollarse.

    2. Cada persona es valiosa y tiene algo bueno que aportar. Cuando uno se concentra en los atributos y cualidades propias y de los demás, crea un mundo positivo, ligero y tranquilo. El que busca lo bueno lo encuentra, sin embargo el que espera hallar lo negativo también lo obtiene. Desafortunadamente, esto último se contagia y se perpetúa.

3. Los mensajes son más importantes que los eventos que se desarrollan. Quizá hay actitudes inadecuadas y molestas que pueden causar incomodidad o malestar, sin embargo cuando uno se puede concentrar en el mensaje (respeto, amistad, cooperación, armonía) la fuerza del malestar se diluye y se disminuye.

“Aquellos que siempre se lavan las manos, echándoles la culpa a los demás, solo engrandecen su egoísmo y pierden las mejores oportunidades para hacer los cambios necesarios para mejorar su vida.”

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