3 pasos para ayudar a tu hijo a hablar sobre cosas difíciles

3 min de lectura

Depende de su capacidad para confiar y compartir, no de que sepas los detalles de la historia.

Tu hijo de 10 años vuelve malhumorado de la escuela. Da un portazo, arroja su campera y su mochila al suelo, toma un libro o el periódico y se desploma en el sofá sin decir ni una palabra.

Es obvio que tuvo un mal día y te preguntas qué le pasó. Lo saludas con calidez, dejando de lado el desorden, pero él te ignora. Cuando llega a casa uno de sus hermanos, se le acerca demasiado, le grita y lo empuja. Le preguntas qué le ocurrió y por qué está de mal humor. Frunce el ceño y grita: "¡NADA!".

Cada padre reacciona de manera diferente ante cada situación. En todos los casos, un padre se pregunta qué fue realmente lo que ocurrió y cómo puede hacer que el niño hable para ayudarlo a sentirse mejor.

Hay muchas razones por las que tu hijo no quiere hablar contigo sobre sus problemas (particularmente cuando comienzan a crecer). Puede ser que no tenga deseos de compartir sus problemas con sus padres, o que tema ser juzgado o castigado por ellos. Otras razones podrían ser que no crea que sus padres puedan ayudarlo o, en ocasiones, el niño está tan enojado que necesita tiempo para calmarse antes de hablar.

Conflicto interior

Lo que a veces ocurre es que una parte de tu hijo quiere comunicarte que está enojado por algo y quiere compartir la carga de la vivencia estresante que tuvo. Esto lo hace a través de una actitud difícil. En otras palabras, está usando la comunicación no verbal para decirte que está molesto. Sin embargo, otra parte de él todavía no está lista para hablarte sobre lo que le molesta, por eso no comienza a contarte cómo le fue ese día ni responde tus preguntas al respecto.

Refleja su lucha y respeta su ambivalencia a compartir sin presionarlo para que revele algo.

Este conflicto interno respecto a cuánto puede confiar en tu relación en ese momento y si se sentirá seguro y aliviado, o si se sentirá inseguro y mal, puede crear una experiencia estresante.

En este punto, es importante reflejar su lucha y honrar y respetar su ambivalencia a compartir, sin presionarlo para que revele algo.

El siguiente paso es crear una atmósfera cálida, para que al menos se sienta tentado a compartir. Por ejemplo, decir: "Estoy aquí si quieres hablar", en lugar de: "Cuéntame".

Esta etapa requiere mucha paciencia y confianza, porque depende más de su capacidad para compartir que de que tú sepas todos los detalles de la historia. El objetivo es desarrollar en él un sentido de responsabilidad e independencia para decidir qué, cuándo y con quién compartir, capacidades cruciales que necesitará más adelante en la vida.

Después de que revele algunas de sus experiencias, es crucial hacer que se sienta seguro. Para lograrlo tenemos que empatizar con su dificultad sin hacerlo sentir culpable por lo que ocurrió y, al menos en el comienzo, no tomar ninguna acción concreta al respecto (salvo en circunstancias muy graves). En este momento, él necesita compartir su experiencia y no cargarla solo.

Aplicación práctica

La idea es entender que no quieres lograr que tu hijo te hable, sino crear una atmósfera en la que se sienta cómodo y seguro para compartir contigo lo que le pasa.

1. Respeta el dilema de tu hijo

Honra y respeta el dilema de tu hijo y su ambivalencia respecto a compartir contigo algo difícil. Dile que es una lucha realmente difícil.

2. Sé cálido

Sé cálido con tu hijo, hazlo sentir seguro siendo tolerante y paciente, y muéstrale que él te importa. Dale tiempo, hasta que esté preparado para compartir por voluntad propia. Encuentra una forma para conectarte con él y compartir tiempo de calidad, más allá de su decisión de hablar o no contigo.

3. Mantén su sensación de seguridad

Después de que te cuente lo que le pasó, conserva la sensación de seguridad con empatía y permaneciendo a su lado. No tomes ninguna acción inmediata; la mayoría de los problemas no precisan resolverse en menos de 24 horas. Recuerda que abrirse es un proceso en etapas y que quizás no te contó todo la primera vez o que puede haber partes de la historia que no te contó. Entiende que su experiencia al compartir su carga contigo es el mejor regalo que puedes darle, y que será un factor importante para que pueda procesar y superar la dificultad que está atravesando. Eso también le permitirá buscar ayuda y apoyo en el futuro.

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