Dos Padres, Una Sola Voz

6 min de lectura

Presentar una sola opinión y hablar a nuestros hijos con una sola voz es esencial para una educación efectiva.

El padre de Sara se niega a darle permiso para ir a una fiesta. Entonces Sara se dirige a su madre describiendo la fiesta en términos que su madre no va a encontrar problemáticos. Su madre le da luz verde y Sara vuelve donde su padre contándole la decisión de su madre. El padre siente que su opinión no fue tenida en cuenta, pero finalmente cede.

Sara sabe que sus padres piensan diferente acerca de ciertos temas de educación y usa este conocimiento para manipularlos, enfrentándolos el uno contra el otro para conseguir lo que ella quiere.

Matías, de 5 años, está tirando arena a unos niños en el parque. Luego de repetidas advertencias de que tendrá que irse a casa si no para de hacerlo, la madre de Matías está lista para llevárselo. El padre de Matías piensa que eso es demasiado severo y sugiere que lo distraigan con el almuerzo. El padre no soporta escuchar los gritos de su hijo y es propenso a ceder, mientras que la madre quiere ser consistente con lo que ella dice.

Cualquiera sea la situación, un criterio unificado es esencial para los padres. Necesitamos hablarles a nuestros hijos con una sola voz, lo que significa estar de acuerdo en el método que usamos para criarlos.

La importancia de hablar con una sola voz se encuentra mencionada en la Torá, en un relato acerca de un hijo rebelde en Deuteronomio 21:18. En este relato nos encontramos con los problemas que enfrenta un niño que no está en el camino correcto. La Torá nos enseña que el niño no puede ser considerado como problemático si los padres no le hablaron con un criterio único, con una sola voz, y no puede ser castigado.

¿Por qué?

El Rabino Hirsh explica: "Si no hay un completo acuerdo entre los padres en cuanto a la educación de sus hijos, entonces la falla del hijo no es prueba de una moral malvada en su naturaleza. Bajo un mejor sistema de educación por parte del padre y la madre, el niño podría quizás haber sido diferente, y donde los padres fallaron, la vida y la experiencia podrían haber tenido éxito en mejorarlo".

La Torá nos está enseñando que tener una mentalidad común y una sola voz en la educación de los hijos es esencial para el bienestar de ellos. La corte no sólo mira el comportamiento del niño, sino que también observa el rol de los padres en como el niño llegó a convertirse en quien es.

Los niños no pueden florecer en un ambiente sin armonía. Ellos necesitan la seguridad de estar con padres que comparten una mentalidad y un método cuando se trata de educación.

Los hijos de padres divorciados también necesitan esa seguridad, quizás incluso más que los niños con ambos padres en casa. Cualquier inseguridad que ellos sienten sobre el divorcio se ve incrementada si los padres discuten sobre como están tratando a los niños. Los padres divorciados tienen por lo tanto un desafío enorme. Tener un enfoque unificado en la crianza de los hijos es a menudo extremadamente difícil en situaciones de divorcio. Sin embargo, si ponemos las necesidades de nuestros hijos por sobre nuestras emociones, podremos intentar hacer nuestro mejor esfuerzo para estar de acuerdo en los temas principales.

MANTENGAN SUS DESACUERDOS EN PRIVADO

¿Qué métodos se pueden poner en práctica? Los padres deben intentar estar de acuerdo en los métodos disciplinarios utilizados y no discutir sobre ellos frente a los hijos. Si no se está de acuerdo en la pareja, se debe discutir a fondo las diferencias en privado para poder presentar un criterio unificado a los hijos. De lo contrario, los hijos aprenden que no hay una sola respuesta, dirigiéndose al padre más indulgente con sus peticiones y pasando por alto al otro padre.

Los niños deben aprender que cuando uno de los padres toma una decisión, ellos no pueden ir donde el otro esperando un respuesta diferente. En el ejemplo anterior, Sara le pregunta a su madre si puede ir a una fiesta después de que el padre le dijo que no. Cuando la madre escucha al padre decir que no, es mejor que ella apoye su opinión y le diga a su hija que ella no puede preguntar al padre #2 después que el padre #1 ya le dio una respuesta.

El mejor método, es que el padre diga: "Voy a discutirlo con tu madre". De esta forma nos evitamos problemas, y nuestros hijos saben que tenemos un criterio común en la toma de decisiones.

Cuando los padres exhiben sus desacuerdos frente a los hijos, su autoridad se ve disminuida. Los niños ven las dudas y las diferencias, la posición de los padres se debilita, y los niños tienen mayores dificultades para escuchar y obedecer. ¿Porqué un niño debería escuchar a padres que no pueden ponerse de acuerdo sobre como tratarlo?

Algunos padres piensan que es positivo que los niños los vean estar en desacuerdo y que escuchen como llegan a un acuerdo en cierto tema. Les enseñan a los niños el arte de la resolución de conflictos. Si bien puede ser cierto que los padres pueden enseñar esta habilidad a los hijos, no es sabio hacerlo a través de discusiones acerca de su propia educación.

Discutir frente a los hijos es peor que simplemente no estar de acuerdo. Las discusiones causan ansiedad en los niños y disminuyen su respeto por los padres. Más aún, si los padres pueden discutir el uno con el otro, ¿qué le impide al niño discutir con ellos? No queremos enseñarles a nuestros hijos que las discusiones son una forma deseable de comunicación.

La situación ideal es llevar los desacuerdos a la privacidad de la habitación conyugal y no salir hasta que no se tenga un criterio unificado que presentar. Incluso si es que se llega a una decisión con la que uno de los dos padres no está contento, no hay que dejar que el niño lo sepa. Una madre no debería decirle en secreto a su hija, "yo estaba de tu lado, pero papá ganó".

El bienestar del niño debe ser lo primero en ser considerado. Cuando se esta en desacuerdo debemos preguntarnos, "¿Qué es lo mejor para el niño?" Los egos de cada padre no deben interponerse, ni se debe transformar la situación en una competencia de voluntades. No se trata de ganar o perder. Se trata de intentar hacer lo correcto. Cuando se trata de decisiones que no son tan importantes, es muy loable que un padre ceda por el bien de la armonía familiar.

DAR MOTIVOS PARA LAS DECISIONES

¿Se debe dar a los hijos los motivos de las decisiones que fueron tomadas? El Rabino Samson Rafael Hirsh dice que se debe explicar las razones de las demandas y restricciones para que el niño no piense que las decisiones son resultado de obstinación y de ello aprenda él mismo a ser obstinado (Judaism Eternal, Volumen 1 p. 230). Pero no hay que cometer el error de dar demasiadas razones o permitir que el niño discuta acerca la decisión tomada. Una razón debe ser suficiente. Si el niño comienza a discutir, es preferible utilizar lo que Lee Canter llama "la técnica del disco rallado" (Assertive Discipline for Parents, p.18). Así es como funciona:

El papá de Mónica se negaba a dejarla salir de casa vistiendo algo que él pensaba no la cubría lo suficiente. La mamá pensaba que no era tan terrible pero decidió apoyar a su marido. Mónica intentó enganchar a su madre en una discusión acerca de esto:

Mónica: Mamá, ¿Por qué no me puedo poner esto?
Mamá: A tu padre le parece que es demasiado revelador y yo estoy de acuerdo. Nos gustaría verte vestida con algo que no llame tanto la atención a tu cuerpo. Puedes estar buscándote problemas.
Mónica: Pero Mamá, no es tan terrible.
Mamá: Lo siento linda.
Mónica: Todas las chicas se visten así. Nadie piensa nada malo de ellas. Es sólo la moda.
Mamá: Entiendo, pero ya tomamos nuestra decisión.
Mónica: Bueno, pero ¿en que problemas crees tú que me podría meter? ¿No confías en mí?
Mamá: Ya tomamos una decisión amor. Por favor anda y cámbiate.

En esta conversación, la madre da una razón y luego para. Ella no se deja arrastrar a una discusión o pelea. Mónica intenta hacer cambiar de opinión a su madre, pero esta tiene éxito en mantener su posición a través de la repetición de que ellos ya han tomado una decisión.

Se les da un motivo a los hijos respecto a las decisiones tomadas, para mostrarles que se es razonable y que se tiene su bienestar en mente. El niño no debería sentir que puede encontrar fallas en el motivo y que tiene entonces argumentos para discutir con los padres. El motivo no tiene porqué gustarle.

ANTICIPAR FUTUROS PROBLEMAS

Lo mejor para los padres es desarrollar un plan conjunto de como manejar problemas difíciles. Hay que evitar que los problemas los encuentren desprevenidos. Cuando se sabe que va a surgir un tema que es necesario conversar con su cónyuge, háganlo previamente para presentar un criterio unificado cuando llegue el momento.

Carolina siempre ha sido más inclinada a la religión que su marido Ezequiel. Para ella significa mucho tener a los niños en casa los viernes en la noche para una cena familiar de Shabat. Hasta el momento ha resultado bien, pero ahora uno de sus hijos está postulando al equipo de fútbol de la escuela. Esto significa que tendrá partidos los viernes por la noche. Carolina sabe que Ezequiel probablemente cederá por el fútbol y el potencial cambio en la rutina familiar le provoca mucha ansiedad. Este es el momento para que Carolina y Ezequiel discutan sus sentimientos e intenten encontrar un plan, de común acuerdo, para que sepan como hablarle a su hijo.

RESUMEN DE PUNTOS CLAVES

  • Intenten presentar una sola voz, un único criterio, a sus hijos.
  • No dejen que los niños recurran al otro padre luego que un padre ya les dio una respuesta.
  • Eviten el problema anterior diciendo, "Lo discutiré con tu padre/madre".
  • No estén en desacuerdo o discutan frente a los niños sobre temas de educación. Resuélvanlos en privado.
  • Den a los niños un motivo para su decisión pero no les permitan que los arrastren a una discusión sobre ello.
  • Prueben la técnica del "disco rallado".
  • Anticipen futuras situaciones problemáticas y comiencen a discutirlas ahora.

 

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