Juzgando favorablemente a los demás

6 min de lectura

Juzgar favorablemente a nuestros hijos es la herramienta más efectiva para enseñarles este poderoso mandamiento.

Te falta dinero en tu cartera. Tu hija te dice: "Vi a Daniel tomarlo de tu cartera". ¿Cuáles son tus pensamientos inmediatos? ¿Le das primero el beneficio de la duda, pues tal vez vino alguien a pedir limosna o vino a cobrar el repartidor del periódico, o ya asumiste lo peor?

Juzgar favorablemente a los demás es una mitzvá. En lugar de sacar conclusiones precipitadas de que tu hijo es culpable, piensa en las posibles explicaciones positivas para lo que aparenta ser un comportamiento incorrecto.

Por el hecho de que queremos que los otros nos den el beneficio de la duda, debemos tratar de no prejuzgar negativamente a nuestros semejantes. Es mejor buscar las llamadas "cláusulas de escape", es decir, buscar posibles explicaciones razonables y/o favorables para entender su comportamiento. La Torá nos enseña que la manera en que nos relacionamos con los demás, es la manera en que Dios se va a relacionar con nosotros.

La Familia Justa

La obligación de juzgar favorablemente se aplica también a los hijos. De hecho, se debe aplicar a los miembros de nuestra familia antes que a cualquier otra persona.

El cumplimiento de este mandamiento varía de acuerdo a la persona sobre la cual estamos hablando. Hay tres categorías a considerar:

Categoría 1

La primera categoría se refiere a la persona que ha demostrado un buen comportamiento acerca de lo que se lo está juzgando. Por ejemplo: podemos tener un niño que siempre ha sido honesto. Ahora, a la edad de 12 años, a este niño se lo ha encontrado robando. Como es el primer delito del niño, el padre no debe pensar: "¡Qué ladroncito es este niño!" o "Qué ingrato es él, después de todo lo que he hecho por él". No ignores el hecho de que ese niño siempre ha sido honesto. En este caso la Torá nos ordena juzgarlo favorablemente - es decir, encontrar explicaciones razonables y buenas acerca de su aparente mal comportamiento. Pero no debemos buscar excusas absurdas o fuera de la realidad.

El padre puede pensar que el niño lo hizo por presión de los amigos, o fue impulsivo y no pensó en las consecuencias de sus acciones, o simplemente se le olvidó pagar el objeto, etcétera...

El juzgar positivamente no impide que los padres tomen parte en el asunto y le recuerden al niño que no debe volver a robar en el futuro. Los padres pueden crear una consecuencia lógica para que el niño aprenda, como por ejemplo: escribir una carta de arrepentimiento a la tienda, hacer algún servicio comunitario, etcétera...

Categoría 2

La segunda categoría concierne a la persona que alguna vez ha incurrido en un error parecido. El niño es generalmente honesto, pero es sabido que ha cometido algunos actos cuestionables: tal vez dijo algunas mentiritas o tomó algunas monedas en la casa sin pedir permiso. Ahora ha sido encontrado robando.

En esta categoría estamos obligados a juzgarlo favorablemente si es fácil hacerlo. No hay razón alguna para asumir lo peor. Sólo en casos en que sería muy difícil encontrar una explicación positiva a su accionar, estaríamos exentos de juzgarlo favorablemente.

Categoría 3

Este es el caso en el que el niño tiene una mala reputación en el área específica en la que está siendo juzgado. Digamos que ha sido encontrado anteriormente robando en dos oportunidades. En este caso casi no estamos obligados a pensar explicaciones positivas.

Sin embargo, si escogemos encontrar una explicación favorable para este niño, se considerará muy meritorio de nuestra parte.

Observar lo bueno no nos impide actuar, educando y disciplinando a nuestros hijos. Entender que nuestro hijo está robando por cuestiones de baja auto-estima, o por un problema de impulsos biológicos, no nos debe impedir darle un castigo educador por su error. Sin embargo, existe una diferencia muy grande entre caratular al niño como ladrón y tratar de entender su comportamiento como consecuencia de trastornos personales y/o físicos.

Cómo Enseñar a Tus Hijos el Arte de Juzgar

La técnica más poderosa para enseñar ésta actitud tan esencial a un niño, es servir como ejemplo, demostrándole cómo aplicarla con él y con los demás.

Cuando el niño se comporta mal, ¿cómo reaccionas? ¿Sacas conclusiones rápidamente, reprimiéndolo fuertemente sin preguntarle sobre su comportamiento? ¿Lo castigas antes de entender exactamente lo que pasó?

Cuando un niño hace algo que parece incorrecto, los padres deben preguntarle de una manera no acusadora, dándole al niño el beneficio de la duda.

Por ejemplo, si un padre realmente quiere saber quién rompió su herramienta nueva, no debe gritar: "¿Quién rompió mi herramienta nueva?". ¡Nadie va a decir que fue él, por el miedo a los gritos! Pero si el padre preguntara lo mismo de una manera razonable, con un tono de voz gentil, que invita a una repuesta honesta, quien haya sido que lo hizo muy probablemente va a confesarlo.

Después de que su hijo admita que lo hizo, el padre podrá seguir demostrando la actitud de juzgarlo favorablemente. El padre podrá decir: "Yo sé que generalmente no rompes las cosas, ¿qué pasó hoy?".

El niño verá inmediatamente que su padre lo está juzgando favorablemente. Sintiéndose tranquilo bajo las circunstancias, el niño posiblemente dirá la verdad: "No tuve cuidado, y sin querer la rompí cuando estaba pasando".

El padre tiene ahora la oportunidad de enseñarle una lección justa: "Le puede pasar a cualquiera. Sin embargo, estoy triste porque mi herramienta nueva se rompió. Por favor trata de ver por donde caminas de aquí en adelante". Esto puede ser todo lo necesario para la educación de este niño. El niño puede sentirse tan mal por la tristeza de su padre y por haber roto la herramienta, que seguro tomará en cuenta ser más cauteloso en el futuro.

Historias Ilustrativas

Una manera divertida de enseñarles a nuestros niños el arte de juzgar positivamente es por medio de historias que los estimulen a pensar en explicaciones convincentes para los comportamientos cuestionables. Las siguientes historias se pueden utilizar como disparadores - puedes inventar las tuyas o buscar historias verdaderas para aumentar la colección:

1. "La vecina ruidosa"

Tú sabes que la Sra. Gold es una persona muy cortés y silenciosa que nunca levanta la voz. Un día, tú estás a punto de tocar la puerta de su casa para pedirle un poco de leche y escuchas gritos que provienen de adentro de la casa. Para tu sorpresa, la Sra. Gold les está gritando fuertemente a sus hijos.

Pregúntale a tu hijo: "¿Qué está pasando aquí?", y aliéntalo a formular posibles explicaciones para darle una buena imagen a la Sra. Gold.

Una explicación sugerida: No es la Sra. Gold, es su hermana que tiene una voz muy similar y que está de visita con sus hijos.

2. "La amiga del campamento"

Laura, de doce años de edad, conoció a muchas niñas en su campamento el verano pasado. Venían de diferentes ciudades. ¡Imagínate el deleite de Laura cuando apareció una de sus amigas del campamento en su ciudad, en las vacaciones de invierno! Estaba de compras en la misma tienda que Laura. Muy contenta, Laura le hizo señas desde el otro lado del pasillo. Su amiga le sonrió y continuó pagando sus cosas, ¡después se dio media vuelta y se fue de la tienda! Laura quedó desilusionada.

Explicación sugerida: La niña a la que le hizo señas Laura, no era realmente su amiga del campamento - sino que se le parecía mucho físicamente. Esa niña sólo le sonrió cortésmente y salió de la tienda porque realmente no conocía a Laura.

3. "La larga espera"

Estás parado en el banco, esperando en una larga fila. Ya llevas esperando 20 minutos. Todavía hay ocho personas delante de ti. De repente, una señora entra al banco ¡y toma el segundo lugar de la fila!

Explicación sugerida: La señora estaba antes que ti en el banco, pero tuvo que ir al baño. Entonces le ofrecieron que vaya al baño y le guardarían su lugar.

4. "¿Lo pasó por alto?"

Jaime tenía una bolsa de dulces. En el recreo, les ofreció a todos un caramelo. Tú estás parado con un grupo de amigos y Jaime le ofrece a todos menos a ti. Después se va a ofrecer dulces al otro grupo de niños. ¿Por qué no te convidó?

Explicación sugerida: Fue completamente un error. Jaime se confundió y pensó que ya te había ofrecido un dulce. No se dio cuenta que te pasó por alto.

5. "No se presentó"

Es lunes en la tarde. Quedaste en encontrarte con Alicia y con Raquel a las 5 de la tarde en la tienda de la esquina. Ya son las 5:30 y todavía no han llegado. Finalmente lo decides y vuelves a tu casa esperando que al menos te llamen por teléfono para pedirte una disculpa por no presentarse, pero nunca llamaron.

Explicación sugerida: Hubo un mal entendido. Ellas pensaron que debían verte el martes a las 5 de la tarde en donde pensaste que sería el encuentro el lunes. No llamaron ya que no sabían que las estabas esperando.

 

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