5 Consejos para disciplinar a tu hijo pequeño

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Cómo manejar mejor la etapa de los “terribles 2 años”.

Cuando llega la etapa de los “terribles dos años”, muchos padres no están preparados para el desafío. Los niños parecen ser un torbellino de actividad intercalado con berrinches e incluso desafío.

Como siempre, es mejor si entendemos que hay razones muy válidas para su (mal) comportamiento. Los niños pequeños actúan de esta forma porque adquirieron más posibilidades de movimiento. Superaron el gateo, la etapa de caminar sosteniéndose de los objetos, y ya son capaces de correr y escalar. Ahora es necesario poner más límites: “No, ¡bájate de la mesa!” “¡Aléjate del horno!”

Esto enoja a los niños; no pueden soportar todos los “no”. Su desarrollo todavía no les permite enfrentar la frustración de forma productiva, entonces lloran, se quejan y eventualmente llegan al berrinche.

Al mismo tiempo, los niños aprenden que están separados de sus padres. Comienzan a entender que tienen su propio cuerpo, sus pensamientos y sus sentimientos. Empiezan a afirmar su independencia. Necesitan sentirse a cargo de sí mismos. Aquí es cuando empiezan a decir: “¡Yo solo!” Se enojan mucho cuando no son capaces de abrochar por sí mismos el cinturón de seguridad del auto o si no les permiten caminar solos en el estacionamiento.

Ahora que entendemos un poco más su conducta, aquí hay cinco formas fáciles para ayudarnos en esta etapa.

1. La prevención es parte de la cura:

Los padres más relajados son aquellos que se disponen al éxito. Ellos saben que no deben llevar a sus hijos a hacer trámites al final del día o que conviene evitar la visita a un parque de diversiones sumamente estimulante. La mayoría de los niños (y adultos) no funcionan bien cuando tienen hambre, están cansados o abrumados con estímulos visuales y sensaciones (sonidos fuertes y luces brillantes).

La forma más simple de asegurar la buena conducta (o al menos algo razonable) de tu hijo pequeño es cuidar que duerma lo suficiente, que haga las siestas apropiadas y que esté bien alimentado. Aunque no siempre es posible, lo mejor es llevarlos a un lugar apropiado para su edad, como plazas, pequeños parques de diversiones y la piscina infantil.

Otro detonante de mala conducta es estar apurado. La mayoría de los niños de esa edad no pueden pasar de una actividad a otra fácilmente. Ellos necesitan mucho espacio para maniobrar. Ayuda darles varios avisos previos antes de tener que salir de casa, ponerles el pijama o acostarlos a dormir.

Asimismo, si sabes que tu hijo pasa mucho tiempo en la bañera y detesta salir, incorpora eso a la rutina nocturna. A menudo los padres saben cuándo se acerca un berrinche. No actúes sorprendido. Trata de programar ese berrinche inevitable. Por lo tanto, si Eli usualmente llora cuando tiene que ponerse el pijama y tarda unos 15 minutos hasta que se calma, programa ese tiempo extra en tu rutina nocturna.

2. Opciones:

Dado que los niños pequeños están experimentando con la independencia, les gusta sentir que tienen el control. Darles opciones les permite afirmar su autonomía, pero hazlo de forma segura, porque tú sigues estando a cargo. Las opciones promueven un sentido de sí mismo cuando aprenden que sus preferencias pueden ser comunicadas y respetadas.

Algunas opciones simples son:

“¿Quieres llevar al médico tu libro o un bocadillo?”

“¿Quieres que yo te abroche o quieres hacerlo tú?”

“¿Quieres el vaso azul o el verde?”

“¿Quieres ponerte primero el pantalón o la camisa?”

Puede parecer que estas preguntas llevan mucho tiempo, pero te pueden ahorrar horas al evitar las luchas de poder.

3. Humor:

El sentido del humor es esencial con los niños pequeños. Cuando llevas al niño de una actividad a otra, puedes proponer algo divertido: “¡Juguemos a que la bañadera es el océano y nosotros somos delfines! ¡Necesitamos agua para vivir! ¡Vamos rápido al baño!” “¡Juguemos a que somos aspiradoras y recogemos todas las piezas del rompecabezas!”

También cantar es una forma excelente de ayudar a los niños a la transición: “Vamos todos a cenar, a cenar, a cenar...”. “Volvemos a casa, a casa, a casa…” Sin duda la mayoría acudimos a una canción cuando llega el momento de ordenar.

4. Los niños nunca son demasiado pequeños para la empatía:

Imponer límites una y otra vez puede ser frustrante para ambos. Sin embargo, Los límites puestos con empatía son más suaves. Algo así:

“Estás triste porque terminó el video y tienes ganas de ver otro. La regla es: sólo un video”.

“Es tan frustrante, tú quieres quedarte más tiempo en el parque. Es momento de irnos”.

“¡Estás muy enojado! Quieres otro caramelo. La regla es: un caramelo”.

Esto no implica que tu hijo dejará de resistirse. Puede ser que tengas que usar estas frases una y otra vez. Sin embargo, ellas les dan a los padres algo que decir que es amable y útil mientras imponen las reglas. A menudo mantienen a los padres calmados y eso puede tranquilizar a los niños.

5. La paciencia es física.

Me quejé con una amiga muy inteligente respecto a cuán cansada estaba y cómo parecía que cada vez perdía más la paciencia con mi hijo pequeño. “¡Siento que se me acabó la paciencia!”, dije.

Ella me respondió: “Necesitas un descanso, no puedes educar a una familia si no llenas tu tanque de gasolina. Querida, ¡la paciencia es física!”

Ella tiene razón. La paciencia es física. Tengo mucha más paciencia con mis hijos si comí una cena saludable, tomé mis vitaminas y dormí bien de noche. No siempre podemos hacerlo, pero debemos intentarlo. Esta debe ser nuestra prioridad.

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