¿Cómo hablar con nuestros hijos sobre las tragedias?

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Nuestros hijos acuden a nosotros en busca de calma y compasión, fe y esperanza.

Nuestros hijos acuden a nosotros para formar sus percepciones del mundo. Ellos acuden a nosotros en busca de guía y entendimiento, para responder sus preguntas, y a veces también para ayudarlos a verbalizar sus preguntas. Pero mayormente ellos acuden a nosotros para reasegurarse – reasegurar que el mundo en el que viven está bien, de que ellos están a salvo, de que a pesar de que las historias que escuchan y las imágenes que ven son terriblemente tristes, ellos igual están a salvo.

Cuando ocurren eventos traumáticos, lo que les decimos es importante. Y es incluso más importante la forma en que lo decimos. Ellos miran nuestras reacciones; ellos quieren ver si estamos asustados. El miedo y el pánico es contagioso incluso en los adultos; es esencial que proyectemos un aura de calma. La calma de los padres comunica seguridad.

Como siempre, es importante conocer a tus hijos y las diferentes necesidades de cada uno. Para niños menores, bajo 8 años, enfócate menos en los detalles que en los puntos más generales. Los niños mayores necesitan más información. Para ellos la información es importante ya que los ayuda a procesar el trauma, y puede ser que necesiten hablarlo mucho. Sé paciente. Necesitamos escucharlos a ellos, y escuchar más allá. Los niños que son menos verbales de todas maneras estarán escuchando las otras conversaciones que se desarrollan en la familia en torno al evento. Incluye a estos niños hablando cerca de ellos. Ofrece mucho amor y gentilidad, incluso con niños que son difíciles. Acuérdate que ellos están ansiosos y sienten estrés.

Es nuestra responsabilidad como padres asegurar y proteger la sensible mente de nuestros hijos.

Los padres deben filtrar la cantidad y la naturaleza de la información. Es nuestra responsabilidad como padres asegurar y proteger la sensible mente de nuestros hijos. Mientras menos visuales sean las imágenes mejor. Los niños pequeños no deberían ver ninguna imagen del todo. No de TV y no imágenes de Internet tampoco. Ellas son perjudiciales y pueden ser traumáticas. No es lo mismo que mirar una película, incluso que sea una película de terror. En las películas siempre está el confort implícito de que no es real, de que terminará y que no tendrá ningún efecto en nuestras vidas. Ver tragedias reales puede ser conmovedor, incluso apremiante, pero incrementa la ansiedad y es dañino para los niños. Probablemente tampoco sea muy saludable para los adultos.

Nuestros hijos nos miran y necesitan ver que estamos bien. Sin embargo, ellos buscan otras reacciones también. Ellos deberían ver tristeza y compasión en nuestros rostros por las víctimas y sus familiares y amigos. Además, podemos utilizar esta oportunidad para hablar con ellos sobre la gran cantidad de héroes, las historias menos dramáticas así como las dramáticas, los rescatistas, los pequeños actos de bondad, la amabilidad, y el auto-sacrificio de la gente simple. Ellos necesitan escuchar sobre la bondad como manera de contrarrestar el mal, y sobre ayudar a otros y sentir su dolor.

Y ellos necesitan escuchar acerca de Dios de ti también. Estas son algunas ideas que se pueden incluir:

  • Nosotros no sabemos por qué Dios permitió que esto pasara.
  • Está bien que te sientas enojado.
  • Que Dios no estaba ausente durante la catástrofe, Su mano se puede ver en las infinitas milagrosas historias que se escucharon, contadas por sobrevivientes y sus familias.
  • Ellos necesitan escuchar sobre confiar en el amor de Dios incluso cuando se enfrenta una tragedia.
  • Sobre el poder de los rezos, para rezar por más sobrevivientes, por el bienestar y la curación de los familiares de las víctimas, de los heridos y de sus familias.

Nuestros hijos acuden a nosotros en busca de calma, compasión, amor, fe, y esperanza. Vamos a asegurarnos de que lo reciban.

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