El profanador de Shabat

3 min de lectura

Un psiquiatra intenta encontrar lo bueno en sus pacientes.

La gente no siempre se lleva bien. Muchas veces estamos cansados o estresados, y nos resulta difícil mantener la calma cuando alguien se nos adelanta en la cola del supermercado, derrama su café sobre nuestra pierna en el autobús o deja que su perro marque su territorio en la entrada de nuestra casa.

Como psiquiatra clínico, parte de mi trabajo es ayudar a las personas a ver las cosas en perspectiva. Gran parte de mi labor en esta área se logra siendo un ejemplo de comportamiento para mis pacientes y sus seres queridos. Todo el mundo espera que su psiquiatra sea un tipo genial, calmado y que esté en control de sí mismo, y la mayoría de las personas creen que esto es algo que sus psiquiatras hacen por naturaleza… ¡error!

La gente probablemente se sorprendería al saber que los psiquiatras tienen un riesgo importante de sufrir desgaste por su trabajo. Incluso hay un término específico en la jerga de psicología: ‘contratransferencia’, que describe los sentimientos intensos que viven los terapeutas y psiquiatras dentro de su trabajo clínico. Para mí, el mejor antídoto para tratar mis propias reacciones de contratransferencia fue siempre esforzarme para encontrar lo bueno en mis pacientes, por más desafiante que fuera el caso.

Pero esta no es una lección que aprendí de Sigmund Freud, o durante mi entrenamiento en la Facultad de Medicina de Harvard. Encontrar lo bueno en cada persona es algo que aprendí en la Ieshivá, más precisamente en las enseñanzas de nuestros maestros jasídicos.

Se cuenta una hermosa historia sobre Rav Levi Itzjak de Berditchev, de bendita memoria, quien en una ocasión vio a un judío fumando un cigarrillo durante Shabat, algo que está prohibido por la ley judía. Al acercarse al hombre, Rav Levi Itzjak dijo: “¿Quizás estás fumando porque no sabes que es Shabat?”.

Cuando el hombre le dijo que sí sabía el día en que estaban, Rav Levi Itzjak respondió: “¿Quizás no sabes que fumar en Shabat está prohibido?”.

Cuando el hombre respondió que sí sabía que fumar en Shabat estaba prohibido, Rav Levi Itzjak preguntó: “¿Quizás fumas porque crees que hacerlo es bueno para tu salud?”.

Cuando el hombre respondió que no estaba fumando por razones de salud, Rav Levi Itzjak miró hacia el cielo y clamo: “¡Dios, observa lo hermoso y honesto que es tu pueblo! Incluso cuando pecan, ¡no lo empeoran mintiendo al respecto!”.

La Mishná nos exhorta a ‘juzgar a todos para bien’ (Ética de los Padres 1:6). Rav Najman de Breslov, de bendita memoria, escribió: “Incluso si tu hermano es una persona completamente malvada, debes buscar y encontrar en él algo que no sea completamente malvado y, al hacerlo, encontrarás bondad y la capacidad para juzgar a tu hermano para bien” (Likutei Moharán 1:282). Al buscar lo bueno en los demás y enfocarnos en sus características positivas, tendremos una profunda influencia en el resto de los judíos y los inspiraremos a ser mejores seres humanos. Con certeza, esto resume la esencia de mi trabajo: tratar de ayudar a otros seres humanos a alcanzar su potencial.

Así, en el trabajo tengo que recordar lo que mi mamá siempre decía: “Toda persona es el hijo o la hija de alguien, y ciertamente tiene algo bueno”. En casa y con nuestro prójimo, debemos recordarnos que no sólo es el hijo o la hija de alguien, ¡sino que es mi hermano o mi hermana!

Las Tres Semanas de duelo, que comienzan con la conmemoración de las tragedias nacionales del 17 de Tamuz y continúan hasta el 9 de Av, son un tiempo para reflexión personal y nacional, mientras recordamos la destrucción de nuestro Templo Sagrado. El Talmud (Iomá 9b) nos dice que el Templo Sagrado fue destruido por sinat jinam, ‘odio infundado’ entre judíos. Si es así, entonces la rectificación de su destrucción debe requerir, naturalmente, ahavat jinam ‘amor gratuito’ entre judíos. Con certeza, no hay mejor manera para amar a otra persona que buscar lo bueno que tiene y, al hacerlo, la ayudaremos a alcanzar su perfección personal.

No sólo debemos rezar por la reconstrucción del Templo Sagrado, sino que también debemos ocuparnos físicamente de su reconstrucción mediante el fortalecimiento de nuestras relaciones con los demás.

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