Menájem Beguin y las enseñanzas del Holocausto

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En mayo de 1981, un grupo de líderes judíos norteamericanos le preguntó al Primer Ministro Beguin cuáles consideraba que eran las enseñanzas del Holocausto. Esto es lo que respondió.

Primero, si un enemigo de nuestro pueblo dice que busca destruirnos, entonces, ciertamente debes creerle. No dudes de él ni por un momento. No te rías del tema. Haz todo lo que puedas para impedirle llevar a cabo su malvado plan.

Segundo, cuando un judío de cualquier lugar es amenazado o atacado, haz todo lo que puedas para ir en su ayuda. Nunca te detengas para preguntarte lo que el mundo pensará o dirá. El mundo nunca lamentará que asesinen judíos. El mundo no necesariamente querrá al judío luchador, pero tendrá que tomarlo en cuenta.

Tercero, un judío debe aprender a defenderse a sí mismo. Debe estar siempre preparado para lo que sea que le depare el destino.

Cuarto, la dignidad judía debe ser protegida bajo todas las circunstancias. Las semillas de la destrucción del pueblo judío yacen en permitir pasivamente que el enemigo nos humille. Sólo cuando el enemigo logra transformar el espíritu judío en polvo y cenizas durante su vida, es que logra también transformarlo en polvo y cenizas durante su muerte. El Holocausto ocurrió después de que el enemigo había humillado, pisoteado, dividido, engañado y afligido a los judíos, y de que había hecho que los hermanos se enfrentaran; recién después de todo eso pudo llevarlos, casi sin resistencia, a las puertas de Auschwitz. Por lo tanto, en toda ocasión y al costo que sea, protege la dignidad y el honor del pueblo judío.

Quinto, debemos mantenernos unidos cuando enfrentamos a nuestros enemigos. Los judíos amamos la vida, porque la vida es santa. Pero hay cosas en la vida que son más preciadas que la vida misma. Hay ocasiones en que debemos arriesgar nuestra vida para rescatar la vida de otros. Y cuando hay unos pocos que arriesgan sus vidas por el bien de muchos, entonces ellos también tienen una probabilidad de salvarse a sí mismos.

Sexto, hay un patrón que se repite en la historia judía. En nuestra larga historia como nación, nos hemos levantado, caído, hemos vuelto, hemos sido exiliados, hemos sido esclavizados, nos hemos rebelado, nos hemos liberado, hemos sido oprimidos nuevamente, nos hemos reconstituido, y nuevamente hemos sufrido destrucción, lo cual ha llegado a su clímax en nuestra época con la más grande de las calamidades, el Holocausto, lo cual vino seguido del renacimiento del estado judío.

Entonces sí, hemos cerrado el círculo, y con la ayuda de Dios, con el renacimiento de la soberanía de Israel, hemos finalmente interrumpido el ciclo histórico: no más destrucción y no más derrotas, no más opresión… sólo libertad judía, con dignidad y honor.

Estas, creo yo, son las enseñanzas que debemos aprender de la indescriptible tragedia del Holocausto.

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