Saliendo del Closet

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Mi madre, una sobreviviente del Holocausto, siempre decía: "Uno puede ser judío por dentro, pero no por fuera". Es simplemente demasiado riesgoso.

Está bien, voy a admitirlo. Soy una judía de closet.

Ustedes probablemente nunca se darían cuenta de que soy judía. Tengo pelo rubio y ojos verdes. No uso una Estrella de David – nunca lo haría – eso es lo que tenían que usar en la Alemania Nazi. Yo realmente no hablo de judaísmo con personas fuera de mi comunidad. Yo realmente no digo que soy judía – y particularmente no revelo que soy una judía religiosa. Así que vivo en el closet como judía. Y hasta hace poco, yo prefería que fuera así.

Hay muchas razones para mi secreto – pero me doy cuenta ahora, que la mayoría son debido al Holocausto.

Mi madre y su hermana son sobrevivientes del Holocausto, y sus padres fueron asesinados en las cámaras de gas en Auschwitz. Cuando mi madre habla de sus padres, ella aún llora cada vez, destrozada, como si hubiese ocurrido tan sólo ayer. Como si ella aún fuese esa adolescente a la que le arrancaron a sus padres de su vida, para siempre.

Yo no quería relacionarme con la idea de ser un “judío perseguido”. Así que alejé al Holocausto y al judaísmo también.

Yo siempre tuve sentimientos encontrados en relación al Holocausto. Por un lado, quería saber qué había ocurrido exactamente, quería saber más información. Por el otro lado, el Holocausto hacía que el judaísmo tuviera un estigma horrible. Como resultado, todo lo relacionado con ser judío tenía asociaciones negativas y yo no quería tener nada que ver con eso. Yo no quería relacionarme con la idea de ser un “judío perseguido”. Así que alejé al Holocausto y al judaísmo también.

Además de todo esto, yo no fui criada como judía. Mi madre se casó con un católico, y yo fui criada sin religión. Mi madre siempre decía, "Hitler fue nuestro casamentero". En otras palabras, si no hubieran asesinado a sus padres, ella nunca se habría casado con un no-judío. Mis padres acordaron no imponer ninguna de sus religiones sobre mí y mi hermana, y mantuvieron ese acuerdo.

Dolor de las Altas Fiestas

En mi secundaria pública en los suburbios de San Francisco, nunca le admití a nadie por qué faltaba a la escuela en el año nuevo judío. Por supuesto no hice Bat Mitzva; nunca se me ocurrió. Íbamos a la sinagoga solamente 2 días al año, Rosh HaShaná y Iom Kipur. En la sinagoga recuerdo a mi madre y a su hermana llorando, o sentadas con miradas afligidas. Ningún significado espiritual para mí, simplemente más negatividad. Cada año, puntualmente, me sentaba a ver a mi madre y a mi tía, quienes ya habían sufrido tanto, sufrir una vez más.

Celebrábamos tanto Navidad como Januca, pero siempre sentí que Januca era una pobre imitación/substituto de la Navidad que celebrábamos con alegría y belleza. Siempre sentí pena por mis primos que solamente celebraban Januca, con sus pésimas decoraciones. En nuestra casa, junto a un árbol de Navidad hermosamente decorado, había una menorá de cobre opaca con unas velas de cera muy poco atractivas. Para "celebrar" Januca, mi madre siempre lloraba y cantaba una canción en hebreo que su padre cantaba.

A medida que me hice mayor, busqué a Dios y significado en este mundo, pero no encontré respuestas a través de la religión. Dado que no había educación judía disponible, exploré ser una renacida cristiana. Me metí en eso por un tiempo, pero nunca pude comprar el cuento de Jesús realmente. (¿Por qué necesitar un intermediario?). La gota que rebalsó el vaso fue cuando yo estaba en clases de estudio de Biblia. Pregunté como sabían ellos qué dijo y a que se refería Jesús exactamente, dado que habían habido tantas traducciones y versiones del Nuevo Testamento. No les gustó mi pregunta y básicamente dijeron que debía quedarme callada y simplemente tener fe y no hacer preguntas. En ese momento tiré la toalla con el cristianismo. ¿No puedo hacer preguntas? ¿No puedo obtener respuestas? ¿Qué tipo de religión es esta? Fe ciega no era mi estilo.

Pero tampoco lo era el judaísmo. No todavía.

Por mera coincidencia (también conocida como la voluntad de Dios) me encontré con el judaísmo tradicional a través de Aish HaTorá junto con mi futuro esposo. Lentamente, recorrimos el camino y nos convertimos en religiosos observantes – primero asistiendo a algunos Shabatot y luego avanzando un poco más. Aprendí sobre la increíble belleza del judaísmo. Encontré que para cada pregunta que yo tenía, había una multitud de respuestas en el judaísmo. Sentí que el judaísmo era –¡trágicamente!– un secreto increíblemente bien guardado. Todo acerca de él sonaba verdadero.

Yo no quería ser señalada como había sido mi familia, no quería que me miraran desfavorablemente – una judía. ¡Der Juden!

Empecé a conocer y a aprender sobre la religión por la que mis abuelos habían muerto.

Pero aún era una judía de closet.

Yo no quería ser señalada como había sido mi familia, no quería que me miraran desfavorablemente – una judía. ¡Der Juden! No quería ser perseguida de ninguna forma como lo había sido mi familia en Polonia a manos de los Nazis. Mi madre siempre decía: "Puedes ser un judío por dentro, pero no por fuera". Es simplemente demasiado riesgoso.

Pero el momento llegó, y aunque yo no lo sabía, este año yo estaba a punto de ser empujada fuera de mi closet.

Adquiriendo Perspectiva

Ahora mi trabajo había entrado en conflicto con Shabat. El cambio a horario de invierno estaba a punto de ocurrir, y ya no me parecía bien la idea de perderme el encendido de velas un viernes por la noche por un compromiso de trabajo.

¡¿Pero qué pensarán de mi?! ¡No puedo irme temprano solamente porque soy judía! Ahí estaba yo, sintiendo nuevamente que ser judía era malo.

Pero yo sabía que tenía que hacerlo.

Cada uno tiene sus pruebas. Una de las mías es el trabajo. Me obsesiona, le doy muchas vueltas, pienso mucho en él. Mi esposo me dijo con razón, "Tú deberías ser tan temerosa de Dios como eres de tu jefe". Él tenía razón. Tenía que ordenar mis prioridades.

Este último Rosh HaShaná recé para ser capaz de poner el trabajo en perspectiva. Dios respondió mis rezos. Yo sabía que tenía que decirle a mi jefe que soy una judía religiosa y que necesito cumplir las leyes de mi religión.

Pero estaba tan increíblemente incómoda con esta idea. ¿Cómo podía decirle eso a mi jefe? ¿Cómo respondería él? sentí que mi judaísmo estaba haciendo conflicto con mi trabajo, y sentí que era, una vez más, algo negativo. Pero tenía que ser honesta con lo que era más importante.

Me di cuenta, pensando sobre lo que le iba a decir a mi jefe, que tengo dos razones principales para ser una judía religiosa. Una es porque le da inmenso significado, propósito y belleza a mi vida.

Si puedo practicar el mismo judaísmo que los Nazis querían borrar de esta tierra, entonces las muertes de mis abuelos, y de esos 6 millones de judíos inocentes, no serán en vano.

La otra es que finalmente me ayudó a resolver mi problema con el Holocausto. Si puedo practicar judaísmo, el mismo judaísmo que los Nazis querían borrar de esta tierra, entonces las muertes de mis abuelos, y de esos 6 millones de judíos inocentes, no serán en vano. Estoy continuando aquello por lo que ellos murieron. Los Nazis no ganaron. Aquellos inocentes no murieron en vano. El judaísmo sigue vivo, y está siendo llevado - por mí.

Si las personas en los campos de concentración arriesgaron sus vidas para practicar su religión, si judíos hambrientos en campos de concentración renunciaron a la comida para observar Iom Kipur, entonces ciertamente una hora de trabajo el día viernes era un sacrificio que yo podía hacer.

Cuando levanté el teléfono para llamar a mi jefe, le pedí a Dios que pusiera las palabras correctas en mi boca. Comencé a explicar cuidadosamente todo lo que había pensado. Hice una introducción y dije que este era un tema muy difícil para mí, que era muy personal y muy importante, porque – soy judía. Y que era muy incomodo sacar este tema debido a mi historia, porque ser judía nunca ha sido visto como una cosa muy positiva – que mi madre había estado en un campo de concentración solamente porque ella era judía, y que mis abuelos fueron asesinados solamente porque ellos eran judíos. Y entonces estallé en llanto.

Estallé en llanto, por ellos, y también por mí.

Aceptando finalmente quien soy.

Finalmente saliendo del closet.

Luces Brillantes

La llamada salió de maravilla, y mi jefe fue muy comprensivo. (Supongo que es difícil decirle que no a una mujer llorando al otro lado del teléfono). Y la semana pasada fue un alivio tan grande cuando no sentí la necesidad de esconderme cuando el horario de encendido de velas fue a las 4:36 PM.

Escuché recientemente a un rabino diciendo que las velas de Shabat se relacionan con las velas de Januca. Él dijo que las mujeres encienden dos velas de Shabat (tanto para recordar como para guardar el Shabat) y también es una costumbre encender una vela por cada niño que nace en la familia. Cuando un niño pregunta por qué se enciende una vela por él -dijo el rabino- debemos contestar que la razón es que cada niño, cada persona, trae su luz especial a la familia y al mundo.

Similarmente, encendemos nuestras velas de Januca y enviamos nuestra luz al mundo - mientras denunciamos nuestra asimilación a la sociedad general y proclamamos la re-dedicación a nuestra fe.

Quizás este año mi luz se hizo un poquito más brillante.

* * *

En honor al nacimiento de

Gavriel Nosson

y

Gavriel Jaim ben Moshe Hakohen.

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