El árbol de navidad de Natalie Portman

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El deseo de la actriz de tener un árbol de navidad no es trivial. Representa la lucha judía actual por conservar nuestra identidad.

Después de 35 años, el sueño de Natalie Portman está a punto de hacerse realidad. La premiada actriz judía va a tener en su casa por primera vez un árbol de navidad.

Y no solamente eso, sino que ella piensa que tener un árbol de navidad es el deseo secreto de cada judío.

En una entrevista, ella le dijo a Jimmy Fallon del programa de televisión “Tonight Show” que, dado que la primera noche de Januca coincide con navidad este año, su familia ha decidido celebrar ambas festividades juntas.

“Es el deseo secreto de cada judío tener un árbol de navidad… ¿Por qué no podemos tener eso también?”.

“Le pregunté a mi esposo ‘¿Tu familia se molestará si no tenemos un árbol de navidad?’, y entonces mis padres dijeron: ‘Podemos comprar un árbol, no hay ningún problema…’”, le dijo Portman a Fallon. “¡Estoy muy emocionada! Toda mi vida sin árbol de navidad y ahora, de pronto, tenemos esta excelente excusa. Es el deseo secreto de cada judío tener un árbol de navidad… ¿Por qué no podemos tener eso también?”.

Sin darse cuenta, Natalie Portman ha capturado la esencia de cómo la batalla de Januca aún se lucha hoy en día. El “dilema de diciembre” —cuando los judíos se sienten en conflicto por la arremetida de navidad, especialmente este año cuando la primera noche de Januca y la víspera de navidad coinciden— no es un accidente. Refleja el desafío espiritual actual que enfrentan los judíos, y tiene sus raíces en la historia de Januca.

La amenaza de los antiguos griegos en contra de los judíos de Israel fue única. No era una amenaza física de aniquilación como las que el pueblo judío había experimentado en el pasado. Fue la primera vez que los judíos se enfrentaron a una guerra religiosa. Los griegos no estaban buscando aniquilar al pueblo judío; ellos querían aniquilar el judaísmo y su creencia en un Dios infinito, Quien crea, mantiene y está involucrado en el universo. Esta era una batalla por conservar nuestra singularidad espiritual y nuestra identidad.

Importantes eventos en la historia judía tienen antecedentes espirituales. En las palabras del Rambán, el gran comentarista judío: “Las acciones de nuestros antepasados son señales para los hijos”. Podemos entender de forma más profunda los eventos al examinar sus raíces espirituales y ver los patrones que éstas dibujan en la historia judía.

Rav Itzjak Hutner (Pájad Itzjak, Januca, Ensayo 2) explica que la guerra entre los Macabeos y los griegos antiguos surge del incidente de la lucha de Yaakov con el ángel guardián de Esav. Yaakov se había enfrentado a amenazas físicas en su vida por parte de Labán y de Esav; este encuentro sin embargo, fue la primera vez que él enfrentó un peligro espiritual.

Solamente después de haber luchado con el ángel y haberlo derrotado, Yaakov recibió el nombre de Israel. “Ya no se dirá más que tu nombre es Yaakov, sino Israel, puesto que has luchado con lo Divino y con el hombre y has vencido” (Génesis, 32:29).

Es nuestra identidad judía la que está en riesgo en esta batalla espiritual entre Yaakov y el ángel, entre los judíos en la época de Januca y los griegos. ¿Escogerán los judíos asimilarse y helenizarse, adoptando la visión de mundo no judía y rechazando su distintivo, o lucharán por su identidad judía con fiero orgullo y mantendrán su herencia única?

Únicamente nos ganamos el nombre de “Israel” y adquirimos nuestra identidad judía venciendo a las influencias no judías que nos atraen.

Januca no es una batalla de “una sola vez”. Cada generación de judíos se ve enfrentada a este mismo conflicto espiritual durante esta época del año; sólo que su apariencia exterior es diferente. Únicamente nos ganamos el nombre de “Israel” y adquirimos nuestra identidad judía venciendo a las influencias no judías que nos atraen.

Por favor, no descartes el deseo de Natalie Portman de tener un árbol de navidad como un chisme trivial de celebridades. Este deseo simboliza la actual batalla de Januca, la batalla para mantener nuestra identidad judía y no asimilarnos dentro de la gran cultura no judía que busca borrar nuestra singularidad. Que triste y doloroso es que esta prominente actriz envíe un mensaje tan equivocado justamente en la época en que necesitamos aferrarnos a nuestra identidad judía y distanciarnos de las poderosas influencias de la generalizada cultura no judía.

Januca es una época para pronunciarnos sobre el hecho de ser judíos, de ser como el aceite de la janukiá que obstinadamente se rehúsa a asimilarse en la masa de agua que lo rodea. Es la época para expresar nuestro deseo secreto de exteriorizar nuestra luz interna que está incrustada en nuestra alma judía, y de ignorar las luces de navidad que pueden tentar, pero que no son las nuestras.

La identidad judía no puede existir en el vacío. Se forja encendiéndola con la radiante fuente de luz que surge de la Torá. Cuando encendamos nuestras janukiot cuyas llamas representan el fuego de la sabiduría de la Torá, estemos orgullosos de ser judíos y asegurémonos de pasar la antorcha a la siguiente generación.

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