8 noches, 8 héroes

12 min de lectura

Inspiradoras historias para compartir alrededor de las velas de Januca.

Januca es el tiempo en el cual recordamos a los heroicos Macabeos y el milagro del aceite que ardió por 8 noches. A través de la historia judía, han existido héroes en cada generación. Pensamos que sería entretenido elegir 8 héroes judíos y cada anoche, al encender las velas de Januca, leer sobre un héroe diferente.

 ¿Cómo elegimos estos 8? Incluimos una variedad – aquellos que demostraron cualidades de liderazgo y otros que alcanzaron gran altura espiritual: jóvenes, viejos, famosos y comunes. Los primeros 4 héroes de nuestra lista son figuras históricas y los siguientes 4 están vivos hoy en día.

 Cada uno tiene una interesante historia que contar, y cada uno de ellos luchó para preservar nuestra herencia para que podamos continuar viviendo hoy como judíos orgullosos. ¡Disfruta!

1. Abraham

2. Los Macabeos

3. Rabí Akiva

4. Rabino Jiya

5. Rabino Yisrael Meir Lau

6. La Señora de los Pollos

7. Sherri y Seth Mandell

8. Shlomo Mulla

 

1) Abraham

 Existió un tiempo en el cual el mundo se veía muy diferente a como lo vemos hoy. Las personas adoraban ídolos de madera y piedra. Mucha gente era iletrada, no existía el concepto de igualdad de derechos y las personas abusaban y esclavizaban a otros. Eso sucedía porque la gente no conocía sobre Dios.

 Ese es el mundo en el cual vivió Abraham. Cuando tenía tres años, Abraham observó el mundo de la naturaleza con toda su belleza y perfección – y concluyó que para que un mundo estuviera tan perfectamente diseñado, tenía que existir un diseñador. Abraham había descubierto a Dios.

 Superficialmente, la conclusión no es tan sorprendente. Si fueras a una fábrica de juguetes y vieras el proceso de diseño, manufacturación y ensamblaje, ¿¡acaso pensarías erradamente que los juguetes se producen por accidente!?

 Lo que es tan destacable del descubrimiento de Abraham es que él vivió en un mundo lleno de idolatría. ¡Su familia incluso era dueña de un negocio de ídolos! Un día, le pidieron a Abraham que cuidara el negocio. Él tomó un martillo y rompió los ídolos – excepto al más grande de ellos. Su padre regresó consternado. “¿Qué pasó?”, gritó espantado. “Fue asombroso padre”, dijo Abraham. “¡Todos los ídolos empezaron a pelear y el ídolo más grande ganó la batalla!”. No existía forma de que su padre contestara; en lo más profundo, él sabía que Abraham se había sintonizado con una verdad más profunda.

 Abraham no estaba satisfecho con su propio entendimiento, él salió a buscar a otros en un esfuerzo por iluminarlos. Trajo invitados a su tienda, que estaba abierta por los cuatro costados y estaba ubicada justo en medio de una carretera interurbana. Y soportó todo tipo de burlas y de persecuciones por tener creencias que eran políticamente incorrectas.

 De hecho, la Torá lo llama Abraham Ha-Ivri - Abraham el Hebreo. Ha-Ivri traducido literalmente es “el que se para en el otro lado”. El mundo entero estaba parado en un lado y Abraham estaba parado firme en el otro. Su determinación por hacer lo correcto – y de llegar a otros – formaron las bases del pueblo judío. Y por eso, la mayoría de la raza humana acepta hoy en día el concepto de Abraham de amar a Dios.

 

2) Los Macabeos

 Era el año 167 A.E.C y la horrible persecución al judaísmo a manos de los griegos estaba en su punto álgido. Las tropas griegas se presentaron en la ciudad de Modiin (una ciudad al oeste de Jerusalem que se puede visitar hoy desde la carretera Jerusalem-Tel Aviv) y exigieron que los judíos del lugar sacrificaran un cerdo a los dioses griegos. El sabio de la ciudad, Matitiau el Cohen, se negó.

 Pero había un judío en la ciudad que estaba dispuesto a hacer lo indecible a los ojos del judaísmo. Cuando está a punto de sacrificar al cerdo, Matitiau lo apuñala, y también mata al oficial griego que estaba presente. Luego se dirige a la multitud y anuncia: “Síganme, todos aquellos que estén del lado de la ley de Dios”.

 Aquellos que se unieron a Matitiau y a sus cinco hijos se dirigieron a las montañas, esperando que los griegos volvieran a la ciudad a borrar todo como represalia. En las montañas, organizaron un ejército de guerrilla, dirigido por el hijo mayor, Judas, cuyo sobrenombre era Macabeo, que significa “el Martillo”. Macabeo es también un acrónimo en hebreo de “Quien es como tú entre todos los poderes, Oh Dios”– el grito de batalla del pueblo judío.

El ejército macabeo era como mucho de 12.000 hombres, peleando contra el ejército griego de 40.000 hombres. Además de la superioridad en número, los griegos tenían equipo profesional, entrenamiento y una manada de elefantes de guerra (los tanques de la época antigua). Pero lo que carecían los judíos en cuanto a entrenamiento y equipo lo tenían en espíritu.

Después de tres años de batalla, los judíos fueron capaces de reconquistar Jerusalem. Encontraron el Templo profanado y entraron al santuario donde se habían sacrificado cerdos. Cuando entraron nuevamente al Templo, lo primero que hicieron fue prender una menorá provisional (la verdadera de oro había sido fundida por los griegos). Pero sólo descubrieron una pequeña jarra de aceite puro con el sello especial. Utilizaron esta jarra para encender la menorá y milagrosamente se mantuvo encendida por ocho días, y para ese entonces, el aceite puro y fresco ya había sido prensado y llevado al Templo.

Los Macabeos purificaron el Templo y lo rededicaron el 25 de kislev, que es la fecha del calendario hebreo en la cual comenzamos a celebrar los ocho días de Januca. (La palabra hebrea Januca significa “dedicación” o “inauguración”).

Más que una victoria militar, celebramos el triunfo de los ideales judíos que – simbolizados por el brillo de la menorá – iluminan el mundo.

 

3) Rabí Akiva

Hace alrededor de 2.000 años, vivió un hombre llamado Akiva, una persona simple de unos 40 años de edad que ni siquiera podía leer el Alef-Bet. Akiva trabajaba como pastor para un hombre rico llamado Kalba Savua. Su hija Rajel vio que Akiva tenía un carácter muy refinado. Ella le dijo: “Si nos casamos, ¿me prometes que estudiarás la sabiduría judía?”. Él aceptó y se casaron en secreto.

Cuando Kalba Savua escuchó que su hija se había casado con el pobre pastor Akiva, la echó de su casa y prometió desheredarla. Entonces Akiva y Rajel dormían sobre paja. Él solía sacar la paja del cabello de ella y le decía: “Si tuviera dinero, te daría una corona de Jerusalem de oro”.

Un día, Akiva pasó frente a una piedra a la que se le había hecho un hoyo debido a una constante gotera de agua. Él concluyó: si algo tan suave como el agua puede hacer un hoyo en una piedra sólida, cuánto más aún puede la Torá – que es fuego – dejar una impresión indeleble en mi corazón. Rabí Akiva se comprometió con el estudio de la Torá y pasó los siguientes 24 años estudiando. Y siguió hasta convertirse en el sabio más grande de su generación.

Cuando volvió a casa con 24.000 estudiantes, toda la ciudad se reunió a recibirlo. Cuando Rajel empezó a aproximarse a Akiva, algunos de los estudiantes (sin saber de quién se trataba) se adelantaron para proteger a su rabino. En ese momento Rabí Akiva se volvió hacia sus estudiantes y anunció: “Todo lo que hemos logrado es totalmente en su mérito. Se lo debemos todo a ella”.

Cuando Kalba Savua escuchó las noticias, fue donde Rabí Akiva y revocó su promesa anterior. Y ahí, Rabí Akiva le compró a su esposa una corona de oro de Jerusalem.

Pero esos eran los días en los cuales la tierra de Israel estaba dominada por los romanos, que intentaron terminar con la práctica del judaísmo. Las autoridades romanas eventualmente arrestaron a Rabí Akiva por enseñar “ilegalmente” Torá.

Mientras estaba siendo torturado, Rabí Akiva se alegraba de cumplir con el precepto bíblico de “amar a Dios con toda su vida”. Al morir, Rabí Akiva pronunció las palabras del Shema Israel.

Su abnegación por la Torá continúa inspirando a los judíos hasta hoy.


4) Rabino Jiya

Durante un tiempo de persecuciones cerca de 1.700 años atrás, el gran sabio Rabino Jiya estaba preocupado porque las enseñanzas de la Torá podrían ser olvidadas por el pueblo judío. Como precaución, el rabino Jiya capturó un venado, lo mató y dio su carne a los huérfanos. Luego curtió la piel del animal y escribió 5 diferentes rollos, uno para cada uno de los Cinco Libros de Moisés. Tomó 5 niños y a cada uno le enseñó uno de los libros. Luego, tomó otros 6 niños y a cada uno le enseñó uno de los seis tratados de la Mishná, la ley oral.

Luego le enseñó a cada uno de los 11 niños: “Enseñen lo que han aprendido uno al otro”. Con esto, dice el Talmud, el rabino Jiya aseguró que el pueblo judío nunca se olvidaría de la Torá.

Esto plantea una pregunta: 11 niños es un grupo bastante pequeño. ¿Por qué no enseñó el rabino Jiya todos los libros a todos los niños? ¿Por qué enseñó a cada niño un solo libro?

La respuesta es que era esencial para el proceso que los niños se enseñaran los unos a los otros. Para asegurar que la Torá no se olvide, tienes que enseñar a otros lo que tú has aprendido. ¡Ese es el secreto!

Entonces, si conoces la clave de la felicidad, enséñala. (La clave de la felicidad es apreciar lo que tienes, en vez de lamentarte por lo que no tienes.) ¿Acaso está tu amigo triste o deprimido? ¡Dale algo de alegría! Si tienes la posibilidad, debes ayudar.

Esto no se trata de “forzar a los otros a que acepten tu opinión”. Sino simplemente entregar información que le permita a tu amigo conectarse con lo que él ya sabe – y redescubrirlo por sí mismo.

No creas que no puedes. Tienes la habilidad de generar un impacto dramático en otros. No tienes que ser un senador de los E.U. para hacer la diferencia. Con un pedacito de sabiduría puedes ayudar a la humanidad.

El Rabino Eliyahu Essas fue una de las personas a las que se les negó la salida de la Unión Soviética tiempo atrás. Vivió en una época donde estudiar Torá era totalmente ilegal. Por eso, el rabino Essas logró juntar algunos libros de judaísmo; se escondió la de la KGB y empezó a estudiar Torá.

Después de un tiempo, la gente empezó a ir secretamente a estudiar con el rabino Essas. Pero de los 5 millones de judíos soviéticos, él era uno de los pocos que podía enseñar y su tiempo era muy demandado. Entonces él puso una regla: “Antes de que comience a enseñarte, debes estar de acuerdo en enseñar a otros lo que has aprendido”. De esta forma, el rabino Essas fue capaz de multiplicar su efecto.

A pesar de que nosotros no vivimos bajo un régimen Soviético opresivo, el concepto aún se aplica hoy en día. ¿Aprendiste algo precioso? Di a ti mismo: “Eso fue fascinante. ¿Qué me enseñó sobre la vida? ¿Cómo puedo transmitir esta reflexión a otros?”.

Enseñar también te beneficia a ti. Tener que explicar una idea a otros te obliga a clarificarla para ti. Lo transformaste de potencial a realidad.

Cuando enseñas a alguien, asegúrate de que entiendan cuán importante es enseñarlo a otros. Eso es asegurar que la Torá nunca será olvidada por el pueblo judío.

 

5) Rabino Yisrael Meir Lau

Yisrael Meir Lau nació en 1937 en una ciudad en Polonia donde su padre era rabino. A la edad de 7 años, Yisrael Meir fue enviado a un campo de trabajo forzado Nazi. El comandante de la Gestapo descubrió que había algunos niños en el campo. Él creía que los niños no eran trabajadores productivos y quería eliminarlos.

Entonces el joven Yisrael Meir silenciosamente utilizó sus pies para juntar un poco de tierra y piedras en un pequeño montón. Luego se paró en este montón para parecer un poco más alto y abrió su boca para enunciar el primer discurso de su vida:

“Seños Comandante, creo que hay un malentendido. Es un error pensar que los niños como nosotros no pueden trabajar. Cuando yo era incluso menor que ahora, yo empujaba un carro de madera con 60 botellas de vidrio y distribuía agua a los trabajadores. Afuera en la nieve, repetidamente llenaba las botellas durante las 12 horas de mi turno. Entonces, no puede decir que nosotros los niños carecemos de potencial de trabajo”.

La Gestapo indicó que junto con su lindo discurso, un fuerte soborno ayudaría. Entonces, el hermano mayor de Yisrael Meir sacó un diamante que su madre les había dado, que él había cosido a su ropa. El diamante, junto al discurso, salvaron la vida de Yisrael Meir.

En 1945, Yisrael Meir se convirtió – a la edad de 8 años – en el sobreviviente más joven liberado de Buchenwald. Casi toda su familia había sido asesinada. Él era para todos los casos y fines un huérfano.

Él estaba entre los primeros inmigrantes en llegar a Israel después del Holocausto. Un tío lo llevó a su casa y le explicó que él había sido salvado para continuar con la cadena rabínica de su familia (37 generaciones de rabinos). Le dijeron a Yisrael Meir que esto era como una carrera de relevos, donde la antorcha se pasa de mano en mano, y en la cual no se permite extinguir el fuego.

Estudió mucho, se mantuvo enfocado en su meta y se convirtió en un respetable rabino. Fue el rabino oficial de Natanya, luego el rabino oficial de Tel Aviv y en el año 2003 completó un período de 10 años como rabino oficial de Israel. En el año 2005, El rabino Lau fue premiado con el Israel Prize for Lifetime Achievement. En noviembre del año 2008 – en el aniversario número 70 de Kristallnacht, fue nombrado presidente del Consejo de Yad Vashem, dedicado a preservar la memoria del Holocausto a las futuras generaciones.

Con la vida pendiendo de un hilo, Yisrael Meir Lau de 7 años reunió toda su valentía y se enfrentó a los Nazis. Esa misma determinación lo llevó a grandes alturas, pasando la antorcha de la tradición a una generación de israelíes.

(Clic aquí para un video corto sobre el rabino Yisrael Meir Lau)

 

6) La Señora de los Pollos

Si conocieras a Clara Hammer en el bus o en el supermercado, probablemente le sonreirías. Ella es una señora muy dulce de 93 años de edad. Pero nunca imaginarías que ella es conocida en forma cariñosa como “la señora de los pollos”, responsable de alimentar a cientos de familias pobres de Israel.

La campaña solidaria de Clara comenzó hace 22 años durante un viaje de rutina a una carnicería kosher en Jerusalem. Estaba parada en la fila y vio al carnicero darle una bolsa plástica llena con nada más que grasa y piel a una pequeña niña. Clara avanzó hasta el comienzo de la fila y preguntó, “¿Cuántos perros y gatos tiene esa familia que necesita tanto desperdicio?”.

El carnicero le explicó que esa familia no tenía mascotas sino siete hijos. Ellos utilizaban la grasa y la piel para hacer “sopa de pollo” y guisados. Las palabras entraron directo al corazón de Clara. Ella miró a través del mostrador y dijo: “De ahora en adelante, ¡dele a la familia un pollo entero y yo voy a pagárselo!”.

¿Qué motivó a Clara a ayudar? Nacida en una pequeña ciudad de Ucrania, Clara y su familia sobrevivieron tres pogroms antes de escapar a Rumania. El policía de la frontera rumana le negó la entrada a su familia y estuvieron en la cárcel cinco meses. Fue ahí donde ella experimentó terrible hambruna. Y Clara decidió que ella haría todo lo posible para aliviar el hambre actual.

Hoy, Clara ayuda a más de 700 personas y paga al carnicero una cuenta semanal de $1000 dólares. El carnicero tiene un computador entero dedicado a Clara.

Su departamento en Jerusalem está lleno de imágenes de pequeños pollos – muñecos de pollo rellenos, figuritas y jarras. En el 2008, Clara Hammer fue premiada por Yeshiva University con un honorario “doctorado en bondad”. Ella es un héroe moderno, mostrándonos lo que una sola persona puede lograr – con un poco de imaginación y mucha preocupación.

(Clic aquí para un video corto sobre La Señora de los Pollos)

 

7) Sherry y Seth Mandell

Seth y Sherri Mandell se mudaron a Israel desde Estados Unidos en el año 1996 porque amaban Israel y querían que el judaísmo estuviera en el centro de su vida familiar.

Sus vidas fueron devastadas en mayo del año 2001, cuando su hijo Koby de 13 años fue asesinado por terroristas. Koby fue a excursionar con un amigo un cañón cerca de la casa de los Mandell. Allí, en una cueva, terroristas árabes apedrearon a los dos niños hasta la muerte.

Los Mandells, padres de otros tres hijos menores, sabían que para poder seguir adelante, tenían que tomar la crueldad del asesinado de Koby y transformarlo en bondad. Querían ayudar a personas como ellos, golpeados por el terror, a ser capaces de volver a la vida, con fuerza, esperanza y sanación.

Por esa razón, crearon la Fundación Koby Mandell que provee programas de curación para familias golpeadas por el terrorismo. Niños cuyos hermanos o padres habían muerto en ataques terroristas, acudían a campamentos de una semana donde obtenían ayuda psicológica y relación con otros niños que compartían sus circunstancias de vida. Madres que habían perdido hijos en ataques terroristas iban a retiros de sanación de dos días. Los participantes son ayudados a encontrar significado en su pérdida, para que sus familias se fortalezcan en vez de debilitarse a causa de su trauma.

De esta forma, los Mandells respondieron al dolor y al sufrimiento con una respuesta judía – construir, crecer y dar significado al sufrimiento, elegir la vida y ayudar a otros en esta misión. Los terroristas no van a ganar; una cadena de amor y de compartir se crea en la estela de los intentos de los terroristas por destruir al pueblo de Israel.

Y de esta manera, ellos mantienen el espíritu de Koby vivo en el mundo.

(Clic aquí para un video corto sobre Sherri y Seth Mandell)

 

8) Shlomo Mulla

Shlomo Mulla creció en un pequeño pueblo en el norte de Etiopía. Cuando tenía 16 años, él y un grupo de amigos decidió irse a Israel a pie. Su plan era caminar desde su pueblo hasta Sudan, luego a Egipto, al desierto de Sinai, de ahí a Beersheva y finalmente a Jerusalem.

Tomaron un guía para que les mostrara primera parte del viaje. El padre de Shlomo vendió una vaca para conseguir dos dólares par pagar al guía. Caminaron descalzos, día y noche, sin descanso. Vieron tigres, leones y serpientes. Caminaron a través del desierto sin agua. Fueron capturados por ladrones en la jungla, que les quitaron toda su comida y todo su dinero.

Caminaron 780 kilómetros en una semana. Cuando llegaron a la frontera de Etiopía y Sudan, los guardias de la frontera le dispararon al mejor amigo de Shlomo y lo mataron. Pusieron a todo los niños en la cárcel y los torturaron.

Después de 91 días, Shlomo y sus amigos fueron liberados. Fueron llevados en camión a un campo de refugiados. Poco después de eso, conocieron a un hombre que les dijo que se subieran a un camión. Anduvieron por cinco horas a través del desierto. Luego se detuvieron y les indicaron que se bajaran del camión. Después el avión aterrizó y todos fueron empujados dentro de él. Se cerró la puerta en medio de canciones y aplausos, la tripulación anunció: “Shalom Aleichem” – Bienvenidos. Todo era parte de una operación secreta del gobierno israelí para rescatar a judíos etíopes.

Shlomo y otros judíos etíopes llegaron a Israel con la meta de ayudar a construir la sociedad. Shlomo aprendió el idioma y diligentemente se hizo su camino. Ganó reputación por su habilidad para concretar las cosas, con una sensibilidad especial en relación a los 120.000 judíos etíopes que viven actualmente en Israel. En febrero del año 2008, Shlomo se convirtió en el segundo etíope electo para la Knesset Israelí (el Parlamento israelí).

Basado en una idea de Flaura Koplin Winston

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