4 nuevas preguntas para tu Seder

6 min de lectura

Encendiendo la discusión sobre algunos de los temas más importantes de Pesaj.

Los judíos aman las preguntas, por lo que no es ninguna sorpresa que el Seder, el cual conmemora el nacimiento de nuestro pueblo, esté estructurado en un formato de preguntas y respuestas. La idea es que los participantes hagan preguntas y se involucren en enérgicas discusiones y exploraciones.

Teniendo esto en mente, permítanme agregar a las cuatro tradicionales preguntas del Seder otras cuatro preguntas que tratan sobre algunos de los temas más importantes para pensar en la mesa de Pesaj.

1. Una pregunta sobre el tema principal del Seder

¿Por qué lo llamamos Seder?

Seder significa ‘orden’. Los comentaristas judíos explican que la idea más importante de la festividad es que la historia no es una casualidad, sino que sigue un orden decretado por Dios. Cuando Dios nos sacó de Egipto descubrimos que Él no terminó su relación con el mundo después de haberlo creado, sino que continúa manteniendo una relación constante con quienes Lo aman.

Dios nos sacó de la tierra de Egipto —la casa de la esclavitud—, para que pudiéramos saber por siempre que Él está involucrado en nuestras vidas.

Todo lo que ocurre no es casualidad; es la voluntad de Dios. Los eventos de nuestras vidas siguen un guión que fue escrito por Dios. La insignificancia existencial de la vida cuando es vista desde una perspectiva atea, es reemplazada por la fe de un creyente que sabe que hay un seder, un ‘orden’ decretado Divinamente, para las aparentemente extrañas pero esencialmente profundas historias de nuestras vidas.

Un amigo cercano, quien se volvió religioso en la adultez, compartió conmigo la siguiente historia. Para reconocer públicamente su amor por la Torá, él decidió que la patente de su auto sería la palabra halajá. Hace un tiempo, un conductor lo comenzó a perseguir frenéticamente y a tocarle la bocina, haciéndole señas para que parara al costado del camino. A pesar de estar un poco asustado, mi amigo accedió.

El hombre se acercó con rapidez a su ventana y le dijo que tenía que compartir con él su asombrosa experiencia. Él había tenido recientemente algunos contratiempos en su vida. Desanimado, había decidido dejar de creer en Dios y de esperar la ayuda Divina. Estaba listo para romper con su pasado y con su compromiso con el judaísmo. Pensó: “Le daré a Dios una última oportunidad. Si realmente existe y quiere que mantenga mi fe, que me envíe una señal”.

“Entonces, circulando frente a mí —explicó el hombre— apareció una patente con la palabra halajá (la palabra hebrea para ley) escrita en ella. Debo agradecerte por haber sido indirectamente el medio a través del cual Dios me envió su mensaje y por permitirme escuchar su respuesta”.

¿Acaso eso fue una mera coincidencia? Qué sabio es el dicho que establece que “la casualidad es simplemente la forma que Dios elige para permanecer anónimo”. Hay momentos en que los hallazgos fortuitos son demasiado extraños como para no ser la voz de Dios que está reforzando el concepto de seder, ‘orden’, en nuestras vidas.

Pregunta #1: ¿Ha habido momentos en tu vida en los que ha sido sumamente claro que Dios intervino, y que fue un seder divinamente orquestado en lugar de una mera casualidad?


2. Una pregunta sobre la familia

"Si el Seder es tan importante", me preguntó un estudiante en una ocasión, "¿por qué lo realizamos en el hogar y no en la sinagoga?".

La respuesta era obvia. Precisamente dado que es tan importante, la Torá pone el foco en la familia en lugar de hacerlo en la casa de Dios.

La historia de la esclavitud de los judíos en Egipto omite un detalle. ¿Por qué ocurrió? ¿Hubo algún pecado por parte de los judíos que generó la tragedia? Nuestros sabios no dudaron en dar la respuesta. Cuando los judíos descendieron a Egipto, fueron “cada varón con su familia” (Éxodo 1:1). Ellos entendían la centralidad del hogar como el forjador de la moral y de los valores comunes. El texto continúa diciéndonos: “y la tierra se llenó de ellos [los israelitas]” (Éxodo 1:7). El Midrash explica: “Ahora llenan la tierra, los circos y los teatros, y ya no creen que sus hogares sean tan cruciales para su bienestar espiritual”.

Para que la liberación llegara finalmente, Dios exigió que “tomen un cordero por familia, un cordero por hogar” y que volvieran a recrear lo que habían perdido. La última cena en Egipto fue una comida en familia, y no una celebración comunitaria.

Desde el comienzo mismo de nuestra historia quedó claro que la importancia del hogar es la clave para nuestra supervivencia. De hecho, los rabinos señalan que la primera letra de la Torá es la bet, que significa casa, porque la Torá misma exige primero y principalmente que haya un compromiso con la familia.

Pregunta #2: ¿Cómo podemos recrear la centralidad de la familia en la vida judía?


3. Una pregunta sobre los niños

El Seder gira, casi exclusivamente, en torno a los niños. La razón es obvia. Pesaj es la festividad del nacimiento de la nación judía y es la época en que debemos continuar haciendo que ésta “renazca” a lo largo de las generaciones.

Los niños son nuestro futuro; representan continuidad y supervivencia. Cada Pesaj les transmitimos a ellos nuestro legado.

Y no es una tarea fácil. No todos nuestros niños están dispuestos a seguir nuestra guía. De hecho, hay cuatro tipos de hijos. Está el hijo sabio, el malvado, el simple y el que ni siquiera sabe o quiere preguntar.

¿Cómo llegamos a todos ellos? ¿Cómo hacemos que aprecien los valores que le dan significado a nuestras vidas?

Hay un profundo mensaje en la forma en que la Hagadá los describe. En la Hagadá contrastamos al hijo sabio con el malvado, en lo que parecería ser un emparejamiento ilógico. Sabiduría implica inteligencia y erudición; su opuesto es ignorancia. De la misma forma, el opuesto de malvado es recto; el énfasis está sobre el carácter y no sobre la inteligencia. Deberíamos hablar del hijo sabio versus el hijo tonto, o del hijo pío versus el malvado.

Los comentaristas recalcan una idea muy profunda en esta aparentemente errada yuxtaposición. El opuesto del hijo sabio es el malvado porque creemos que la causa fundamental de la maldad es la falta de sabiduría. El hijo malvado es malvado porque no le enseñamos lo suficiente como para que llegue a apreciar la alegría de vivir una vida dedicada a la Torá.

Hemos perdido buena parte de nuestros mejores jóvenes a causa de la asimilación y del rechazo al legado judío.

Nuestros éxitos son gloriosos. Nos deleitamos leyendo el conmovedor artículo de David Brooks en el periódico New York Times que se titulaba The Orthodox Surge (El renacimiento ortodoxo), donde hizo alusión al destacable resurgimiento de los judíos comprometidos con la Torá y los valores judíos. La espiritualidad ya no sólo es aceptada, sino que también es admirada por muchos.

Sin embargo, los hijos malvados —quizás porque no recibieron las oportunidades para ser sabios— forman un grupo significativo de la comunidad judía.

Es importante notar que no fueron abandonados ni excluidos de la mesa de Pesaj. No tenemos permitido olvidarlos ni ignorar su presencia. Necesitamos a todos nuestros hijos como parte de nuestra nación; son ellos quienes representan el desafío más grande a nuestro compromiso religioso.

Pregunta #3: ¿Cómo podemos llegar (y enseñarles) a los niños que no logramos inspirar?


4. Una pregunta sobre la matanza del cordero pascual

El requisito para que los judíos fueran salvados en la historia de Pesaj fue que degollaran un cordero y embadurnaran su sangre en los marcos de las puertas, para que de esta forma Dios pudiese pasar por alto ese hogar y salvar a sus habitantes.

¿Cuál fue el significado de este bizarro ritual? El cordero era el dios nacional de Egipto. Era el objeto de su idolatría y, para ameritar la liberación, los judíos debían probar que no compartían los ídolos falsos de los egipcios.

La idolatría no se acabó con el paganismo de la antigüedad. Francis Bacon popularizó el concepto de “ídolos en el mercado”, que son los dioses falsos que tiene la gente en todas las generaciones y a quienes idolatra la cultura erróneamente.

La sociedad contemporánea nos ofrece innumerables ejemplos. Los occidentales idolatran el altar del éxito monetario y la fama. Las estrellas de cine que ostentan inmoralidad son desvergonzadamente deificadas. Los ricos y poderosos son los héroes modernos de nuestra era solamente por la virtud de sus millones. Para mucha gente el único dios es el dinero y el único objetivo de la vida es acumular más riqueza que los demás, ya que como dice el dicho, “quien muere con más juguetes es el ganador”.

Hace falta un gran coraje para ir en contra de la definición popular del éxito. Hace falta una gran fortaleza espiritual para negar el atractivo superficial del estilo de vida hedonista. Hace falta un increíble valor para elegir una vida de significado por sobre las vanidades de la tendencia y la moda que imponen los íconos de nuestra cultura.

Y eso es exactamente lo que tuvieron que hacer los judíos de Egipto para merecer el milagro del primer Pesaj, el milagro que permitió que nos convirtiéramos en el pueblo elegido de Dios. Tuvieron que matar al cordero de la idolatría egipcia. Nuestro desafío es imitar aquel heroísmo en su formato contemporáneo.

Pregunta #4: ¿Cuáles son los ídolos más poderosos de nuestra época que debemos refutar para vivir una vida en la cual ameritemos la salvación y bendiciones de Dios?

Quiera Dios que nuestras charlas en la mesa del Seder generen una mayor claridad para resolver estos cuatro desafíos fundamentales de nuestra fe y que nos ayuden a apresurar el momento de la redención final.

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.