Purim y el milagro de la supervivencia judía

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Un manual sobre la historia y el significado de Purim.

La historia de Purim comienza aproximadamente 900 años después del Éxodo de Egipto. Los judíos habían vivido en Israel de manera continuada, desde que entraron por primera vez con Yehoshua. Por 410 años, el Templo del rey Salomón en Jerusalem fue el punto central de la espiritualidad judía y de la vida nacional. La primera gran tragedia que los judíos de esa época vivieron fue la división del país en dos reinos. "Israel", el reino del norte y "Judea", el reino del sur. El reino del norte estaba habitado por diez de las doce tribus. Eventualmente, el reino del norte fue invadido por los asirios dirigidos por Senajerib que exiliaron a los judíos. La política de Senajerib de forzar el exilio y la asimilación causó la pérdida de las diez tribus del pueblo judío.

Menos de cien años después, los judíos se vieron enfrentados a otra horrible desgracia. Esta vez, el imperio Babilónico, al mando de Nebujadnetzar, invadió Israel, destruyó el templo (1) y exilió a casi todas las tribus restantes (Yehudá, Binyamin, los Sacerdotes y los Levitas) a Babilonia (Irak de nuestros días – que queda a dos semanas en camello y a siete minutos en misil Scud).

Jeremías el profeta había alertado al pueblo judío de que habría destrucción y exilio (2), pero también predijo que los judíos retornarían a Israel y reconstruirían el Templo y su país. Jeremías incluso especificó una fecha para el retorno, declaró que el Templo sería reconstruido 70 años después de su destrucción (3). A pesar de eso, hubo muchas personas que creyeron que nunca volverían a Israel y que sintieron que ese exilio significaba el término de la relación especial entre Dios y el pueblo judío (4). Los judíos rápidamente se aclimataron al exilio, y construyeron una comunidad judía en Babilonia y en Persia (Irán de nuestros días).

Noches Persas

El imperio Persa eventualmente conquistó Babilonia y un líder militar llamado Ajashverosh (5) usurpó el trono y se convirtió en el gobernador supremo del imperio Persa (6). Basado en un cálculo erróneo, él creyó que los 70 años de la predicción de Jeremías se habían cumplido y que por lo tanto, la sentencia de los judíos era permanecer en el exilio (7). Como los judíos habían sobrevivido a todos los imperios anteriores (egipcio, cananita, asirio y babilónico) excepto al suyo, se convenció de que este era el imperio eterno. Pensaba que el exilio permanente de los judíos era un indicador de la inmortalidad de su imperio (8).

Para celebrar su victoria permanente, realizó una fiesta colosal al más puro estilo de los sultanes, utilizando las vasijas sagradas que Nebujadnetzar había tomado como botín del templo de Jerusalem (9). Incluso más trágico que la fiesta misma, era el hecho de que los judíos de Shushan, la ciudad capital, también participarían en la celebración de Ajashversosh a pesar de la expresa objeción de sus líderes religiosos. El Talmud afirma que fue este pecado el que causó la amenaza, casi fatal, para el pueblo judío (10).

La 'Solución final' de Hamán

Uno de los enemigos más antiguos y persistentes del pueblo judío es la nación de Amalek (11), el primer enemigo que atacó a los judíos luego del éxodo de Egipto. Un descendiente de los Amalekitas, Hamán, había ascendido a la posición de “primer ministro” del imperio Persa (12). Este fanático antisemita planeó un pogrom a lo largo de todo el imperio, con el fin de eliminar al pueblo judío. Eligió la fecha para su asesinato masivo a través de un sorteo. En Persia, la palabra para sorteo es pur. La forma plural es Purim, y por eso el nombre de la fiesta.

La heroína de la historia de Purim, Ester, era una mujer judía devota que fue tomada a la fuerza como esposa para Ajashverosh. Ella y su tío Mordejai, uno de los líderes religiosos de esa generación, fueron fundamentales en la salvación del pueblo judío. Después de reunir a la nación judía para que se arrepintiera y rezara, ellos lograron desenmascarar a Hamán y a su plan frente al rey. Hamán y sus igualmente malvados hijos fueron ejecutados cuando Ajashverosh se enteró que planeaban matar a la reina Ester y a su nación. A los judíos se les permitió defenderse contra sus enemigos en el día fijado para la aniquilación y resultaron completamente victoriosos. Mordejai y Ester registraron los eventos de Purim con inspiración profética en la Meguilat Ester (literalmente el Rollo de Ester) (13). La Meguilá se lee públicamente en la noche y en el día de la fiesta de Purim.

Tres años después de los eventos de Purim, el rey Darius, hijo de Ester y Ajashverosh, le permitió al pueblo judío retornar a Israel y reconstruir el Templo (14). El Templo fue reconstruido exactamente 70 años después de su destrucción, tal como lo predijo Jeremías.

La mano escondida

En Purim celebramos el hecho que la mano de Dios nos guía, incluso en ocasiones cuando no podemos ver los milagros revelados.

A pesar de que se convirtió en parte de la Biblia, conocido en español como el Libro de Ester, la historia nunca menciona el nombre de Dios, aunque existen varias alusiones. Esta omisión sorprendente realmente refleja el tema central de la fiesta. En Purim celebramos el hecho que la mano de Dios nos guía, incluso en ocasiones cuando no podemos ver los milagros revelados. Cuando leemos la Meguilá, no encontramos dramáticos cambios en las leyes de la naturaleza, sino una serie de eventos aparentemente desconectados que finalmente llevaron a la salvación del pueblo judío. Ajashverosh ejecutó a su primera esposa y eligió a la hermosa Ester como su nueva reina. Esos no son milagros sino un comportamiento esperado de un rey déspota. Tampoco fue un milagro que Mordejai salvara al rey de un complot para asesinarlo, ganando así su gratitud. Cada evento en si mismo, no fue milagroso ni excepcional. Sin embargo, cuando los vemos en retrospectiva, la serie de eventos se observa como una obra de ingeniería Divina con un objetivo en particular, lograr el arrepentimiento del pueblo judío para luego salvarlos del peligro.

Este tema de alusión puede ser la causa detrás de la costumbre de disfrazarse en Purim (15). Las máscaras y disfraces muestran que la verdad siempre yace bajo la superficie, que el mundo físico esconde la verdadera realidad espiritual.

Cualquiera que conozca la historia judía puede darse cuenta que el patrón de Purim se ha repetido en numerosas ocasiones. El hecho que el judaísmo y el pueblo judío haya sobrevivido por 3300 años no es en si mismo milagroso. Más significativo aún, es que la supervivencia no sea solamente física sino también cultural. Todavía utilizamos el idioma hebreo, leemos y estudiamos la Torá, nos sumergimos en el mismo tipo de mikve (piscina ritual), que se utilizaba en Masada hace 2000 años (16). Utilizamos el mismo tipo de Tefilin (filacterias) que se utilizaban en Qumran hace 1700 años (17).

Los antisemitas han intentado erradicarnos física y culturalmente, los misionarios han tratado de convertirnos, y otros han tratado de tentarnos a la asimilación, pero todavía existimos como un grupo diferente. No nos vemos diferentes a la población que nos rodea y no nos hemos aislado geográficamente y aún así nos diferenciamos. Dos veces a lo largo de la historia, fuimos brutalmente exiliados de nuestra Tierra y las dos veces retornamos: una vez luego del exilio Babilónico y otra en los tiempos contemporáneos con el establecimiento del Estado de Israel y la increíble reunión de judíos de todas partes del mundo en nuestra Tierra.

Por eso, Purim es el prototipo de la supervivencia judía durante el exilio.

Si todo esto no es evidencia suficiente de la Divina Providencia, hay que considerar el hecho de que todos estos eventos fueron predichos por la Torá hace mas de 3000 años: la destrucción de Israel y el regreso a Israel, el exilio alrededor del mundo, el antisemitismo y la eternidad de la Torá, están descritos en los siguientes versos.

…Desolaré el país, y también quedarán desolados sus enemigos que residen allí… Y los diseminaré entre las naciones. Desenvainaré la espada para perseguirlos. La Tierra de ustedes quedará desolada y sus ciudades quedarán en ruinas. (18)

…Serás motivo de asombro (para la gente), serás citado como ejemplo (del mal) y serás motivo de conversación entre todos los pueblos a los que te conduzca Hashem. (19)

…Es un pueblo que morará en soledad y no será contado junto con las demás naciones. (20)

…Entonces Hashem, tu Elokim, hará retornar a tus desterrados, te tendrá compasión y los reunirá otra vez de entre las naciones por las que Hashem, tu Elokim, los había diseminado… Hashem, tu Elokim, te llevará nuevamente a la tierra que tus ancestros poseyeron y que también tú poseerás. (21)

…Pero cuando les vengan muchos males y angustias, este cántico (la Torá) será testigo contra ellos, pues no será olvidado de la boca de su descendencia (22).

Por eso, Purim es el prototipo de la supervivencia judía durante el exilio. La Providencia Divina escondida en eventos aparentemente azarosos aseguraron nuestra supervivencia, e incluso nos hicieron prosperar frente a continuas amenazas. Purim demuestra el cumplimiento de la promesa de Dios al pueblo judío:

…Así y todo, cuando estén en la tierra de sus enemigos, no estaré disgustado con ellos ni los rechazaré al punto de destruirlos ni anularé mi Pacto con ellos, pues yo soy Hashem, Elokim de ellos (23).

Comer, tomar y estar contentos

Mientras que los eventos de Januca fueron esencialmente una amenaza a nuestra supervivencia espiritual, Purim recuerda una amenaza a la existencia física del pueblo judío. Hamán intentó destruir físicamente a todo hombre, mujer y niño judío. Celebramos nuestra liberación de esta amenaza con mitzvot que se enfocan en el aspecto físico (24). Damos dinero a los pobres y regalos comestibles a nuestros amigos; comemos una comida festiva y tomamos vino (25).

Darnos regalos unos a otros, además, promueve la unidad entre el pueblo judío. En un comienzo cuando Hamán propuso su malvado plan a Ajashverosh, describió al pueblo judío como “una nación dispersa” (26). No sólo implicaba que estábamos geográficamente esparcidos, sino también que no estábamos unidos y que por lo tanto, seríamos presa fácil para nuestros enemigos (27). (En un nivel espiritual, entendemos que esto significa que al no estar unidos, Dios no nos protege completamente. La unidad nacional trae integridad y cercanía a Dios). Para contrarrestar esta situación, los Sabios decretaron que debemos estar preocupados por el bienestar y por la amistad de los otros judíos. Fortalecemos la unidad del pueblo judío dando regalos a los pobres, comida a nuestros amigos y celebrando juntos en comidas festivas (28).

Celebrar bajo la influencia

Una de las leyes más peculiares de Purim es la obligación de tomar vino, e incluso embriagarse. Tal como afirma el Talmud, “Una persona está obligada a emborracharse en Purim hasta el punto que no diferencie entre 'Bendito es Mordejai y maldito es Hamán'” (29). El beber en forma excesiva es algo que la ley judía no aprueba (30), sin embargo, aquí aparece que la ley específicamente promueve beber. Claramente, una persona no debe emborracharse tanto como para perder el control de si mismo y actuar o hablar en forma inapropiada (31); sin embargo, está obligado a quedar ligeramente embriagado (32).

Algunos comentaristas explican que el propósito de beber vino es recordarnos que los milagros de Purim ocurrieron como resultado de una embriaguez – Ajashverosh se emborrachó en la fiesta, lo que llevó a la ejecución de Vashti su reina. Ester a su vez, invitó a Ajashverosh y a Hamán a una fiesta a beber, lo que llevó al ahorcamiento de Hamán y a la salvación del pueblo judío (33). Dado que beber tiene el efecto de adormecer el intelecto y enfatizar los aspectos físicos del individuo, es un medio apropiado de mostrar que el componente físico, en vez del intelectual o espiritual, del pueblo judío fue amenazado por sus enemigos en Purim (34).

Consumir alcohol refleja los eventos de Purim también de otra forma. Beber baja nuestras inhibiciones y amplifica nuestras emociones. Emborracharse causa que una persona revele elementos de su ser interno que comúnmente están ocultos (35). Lo que ocurrió en Purim revela el amor que Dios tiene por el pueblo judío y su Providencia Divina, ambos aspectos que permanecieron ocultos durante el tiempo del Exilio Persa.

Iom Kipur, ¿un día como Purim?

Uno de los más grandes místicos judíos, el Rabino Itzjak Luria (36), señala que el término bíblico para el día de arrepentimiento, Iom Kipurim (37), puede también ser leído como Iom Ke-Purim, lo que significa “un día como Purim”. Aparentemente esto suena ilógico, no existen dos días que parezcan menos similares que el solemne día de ayuno Iom Kipur y el bullicioso y alegre de Purim. Más aún, la implicancia de esa afirmación es que Purim es el más importante de los dos días. Iom Kipur se compara a Purim, como si Iom Kipur fuera un ejemplo menor del prototipo de Purim (38).

Una mirada más profunda de estas dos festividades nos ayudará a entender su relación. Hay dos formas de acercarse a Dios: el camino del respeto y el temor, y el camino del amor y la alegría. Los dos son necesarios y ambos juegan roles importantes en el judaísmo. Generalmente, muchas de las prohibiciones de la Torá reflejan la relación de respeto y temor, mientras que los mandamientos positivos reflejan la relación de amor y de acercamiento a Dios (39).

Iom Kipur y sus prohibiciones de comer, tomar y otros placeres físicos, representan el camino del respeto y el temor a Dios (40). Un individuo detiene su vida, ignora completamente el lado físico de su ser y se enfoca sólo en lo espiritual. Se puede alcanzar una percepción clara en Iom Kipur al reprimir la interferencia estática del mundo físico.

Purim, por otra parte, provee el acercamiento a Dios a través del amor y la alegría. Purim nos enseña que se puede lograr un nivel incluso más alto de conexión con Dios y una percepción aún más clara, con el sentimiento de amor que con el sentimiento de temor y respeto. Por lo tanto, Iom Kipur es como Purim, pero no exactamente como Purim, porque el amor a Dios es más poderoso que el temor a Dios (41).


Notas:

1. Circa 422 A.C. o 3338 en el calendario judío.
2. Jeremías 7:32-34, capítulos 8-9.
3. Jeremías 25:11-13; 29:10.
4. Isaías 49:14; 50:1.
5. Ajashverosh II fue rey de Media y Persia. Se transformó en emperador después de la muerte de Cyrus, sin embargo no era de linaje real.
6. Rashi, Libro de Ester, 1:1.
7. Talmud, Meguilá 11b.
8. Ibid. 19a.
9. Ibid.
10. Ibid. 12ª
11. Éxodo 17:8-16; Deuteronomio 25:17-19.
12. Libro de Ester 3:1.
13. Talmud, Meguilá 7a.
14. Ibid. 12a.
15. Shuljan Aruj, Oraj Jaim 695:8, Ramah.
16. Igal Yadin, Masada, Londres, 1966, p. 164-167.
17. Museo de Israel, Jerusalem.
18. Levítico 26:32 -33.
19. Deuteronomio 28:37.
20. Números 23:9.
21. Deuteronomio 30:3-5.
22. Ibid. 31:21; Rashi ad loc.; Talmud, Shabat 138b.
23. Levítico 26:44; Talmud, Meguilá 11a.
24. Levush Maljut, Oraj Jaim, 670.
25. Libro de Ester 9:22.
26. Ibid. 3:8.
27. Midrash Rabá, Levítico 26:2; Midrash Tanjumá, Bamidbar, Parashá Jukat 4.
28. Rab Isaiah Horowitz, Shnei Luchot Habrit, Parshat Tetzaveh, Drush 4.
29. Talmud, Meguilá 7b.
30. Najmánides, Comentario a la Torá, Levítico 19:2; Deuteronomio 21:18-21; Talmud, Sanedrín 70a, 71b, 72a.
31. Shuljan Aruj, Oraj Jaim, 695:2, Biur Halajá.
32. Ibid. Ramah y Mishná Berurá.
33. Ibid.
34. Maharal, Or Jadash, Introducción.
35. Talmud, Eruvin 65a; Sanedrín 38a; Eruvin 65b.
36. Conocido como el AriZ"al. Vivió es Safed, Israel, en el siglo 17.
37. Levítico 23:28.
38. Talmud, Taanit 7a.
39. Najmánides, Comentario a la Torá, Éxodo 20:8.
40. Rabi Y. Horowitz, Shnei Lujot Habrit, Masejet Rosh Hashaná, Torá Or (14).
41. Rab Eliyahu Dessler, Michtav M'Eliyahu, Vol. 2 p. 123-125; Najmánides, ibid.

Extracto de "Gateway to Judaism" – The What, How and Why of Jewish Life (Artscroll).

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