3 claves para el crecimiento espiritual

Los más vistos

5 min de lectura

Este Rosh HaShaná, no te desanimes.

Ella se ve como una típica madre, pero para mí es la heroína de la puerta de al lado. Después de una clase para padres que dicté, esta joven mujer me preguntó si podíamos hablar unos momentos.

“Mi hija nació con una condición crónica —me dijo ella—. Nadie en realidad sabe de esto. Los doctores lo descubrieron algunas semanas después de que nació. La llevé a muchos especialistas por todo el país los últimos años. Yo no crecí con ninguna conexión real al judaísmo. No sé como empezar a rezar. Quiero hacer algo por mi pequeña hija, algo espiritual, más allá de lo médico. Y siento que estoy cayendo al vacío. Así que por favor dime, ¿qué puedo hacer?”.

Mantuvimos esta conversación hace un año atrás. Fue en el mes judío de Elul, los días en los que Dios está tocando a nuestra puerta. Rosh HaShaná, el tiempo del juicio, está a la vuelta de la esquina y sentimos un deseo natural de acercarnos a todo lo que es sagrado.

“Esto es lo que me gustaría hacer —le dije—. Al igual que abrimos cuentas bancarias y hacemos depósitos para construir nuestra seguridad financiera, me gustaría que abrieras una cuenta bancaria espiritual. Cada mitzvá que hagas se convertirá en un depósito por el bienestar de tu hija. Tú crearás méritos que llevarán el nombre de tu hija. Cada buena acción que hagas, cada paso que des para acercarte a Dios, largo o corto, sumará. Puedes obtener dividendos y hacer una diferencia”.

Sus ojos oscuros se iluminaron.

“Y este es el mejor momento del año para obtener la mayor rentabilidad de tu inversión —agregué—. Dios esta cerca de nosotros, todo lo que tenemos que hacer es dar el primer paso”.

“Me encantaría hacerlo —dijo ella—, pero tengo miedo. No sé nada acerca de mitzvot y mi esposo definitivamente no está de acuerdo con todo eso. Me siento tan sola y soy sólo una persona. ¿Qué pasa si me equivoco y fracaso?”.

Muchos de nosotros hemos enfrentado estos mismos sentimientos mientras batallamos con nuestro deseo de crecer. Nos falta el conocimiento y tememos al fracaso. Algunas veces tenemos la mejor de las intenciones pero hay cónyuges, amigos y familiares que nos desalientan o se burlan de nosotros.

Yo compartí con esta joven madre tres consejos para lograr un cambio espiritual exitoso en la vida.

1. Deseo

El deseo verdadero de lograr algo hace toda la diferencia. No aceptamos excusas; no toleramos la negatividad de otras personas que se cruzan en nuestro camino. Simplemente lo queremos tanto, sea lo que sea, que luchamos hasta alcanzarlo.

Durante la infancia de mis hijos, yo me sorprendía al ver cuán fácilmente ellos saltaban de la cama por la mañana cada vez que hacíamos un paseo familiar. Podía ser un asado, un picnic, o un partido de fútbol, pero ellos estaban en la puerta principal listos para salir. Mientras que el resto de los días, era imposible mandar a los mismos niños a tiempo a la escuela en el bus escolar. La diferencia es el deseo genuino. Tu deseo interno hace toda la diferencia.

El primer paso para lograr cambios verdaderos es desear con todo tu ser que esta transformación ocurra y canalizar este deseo en acciones. Si tú realmente deseas que este cambio ocurra, tu deseo hará que llegues cada vez más alto.

¿Como identificas tu deseo? Aquí hay dos caminos posibles:

Imagina que quieres estar en buena forma física. Sabes que tienes que dejar de comer toda esa cantidad de azúcar y de comida chatarra; sabes que tienes que hacer ejercicio cada semana; y sabes en tu corazón que si sólo hicieras ciertos cambios te sentirías mucho mejor. Pero no lo haces. Tú hablas de dieta, te inscribes en un gimnasio y te compras una maquina corredora, pero el cambio no ocurre realmente. ¿Qué hará que lo logres?

Una posibilidad es que un día te mires a ti misma y te des cuenta que estás en un camino destructivo. Te ves a ti misma; estás disgustada y no puedes soportarlo más. “¡Necesito cambiar!”, te dices a ti misma.

La otra posibilidad es que una horrible llamada de teléfono te obligue a cambiar forzosamente. Puede ser tu doctor diciéndote que estás camino a la diabetes; puede ser un dolor de pecho, o el hecho de que has estado usando los mismos pantalones porque nada más te entra.

Es lo mismo con nuestras búsquedas espirituales. Puedes hacer una pausa y mirarte honestamente en un espejo espiritual. ¿Qué es lo que ves? Te das cuenta que has pasado mucho tiempo lastimando a otros y ya estás harta. Estás cansada de los chismes, de los tontos rumores y de las palabras maliciosas. El deseo de mejorar arde por dentro.

O pasa algo que te hace sentir miserable. Has tocado fondo y deseas volver atrás en el tiempo. Tus chismes destruyeron una amistad, tus palabras hirieron a tus seres queridos, y te das cuenta que te has transformado en una fuente de extremo dolor en este mundo. Tu corazón te dice: “¡Basta!”.

2. Construye un plan realista

Después de identificar un deseo, necesitamos fijar una meta. Pregúntate a ti mismo/a: ¿Cuál es mi objetivo y cómo llego a él?

Fácilmente podemos sentirnos sobrepasados con la elección entre tantas mitzvot y tantos caminos para seguir. Algunas veces elegimos una meta pero ponemos la vara muy alta.

—¡NUNCA más hablaré una palabra de lashón hará o chismes!

—Ya está, no más gritos ni enojo. SIEMPRE usaré tonos gentiles y calmados.

"Nunca" y "siempre" son palabras que no nos permiten forjar un camino transitable y alcanzar nuestra meta. Es importante empezar con pasos pequeños, porque son ellos los que nos moldean e incentivan.

En vez de decir "Nunca más hablaré chismes", idea un plan. Por ejemplo, identifica el momento del día en el que te encuentras a ti misma hablando más chismes. Tal vez es entre 9 y 10 de la mañana mientras entras a tu oficina o hablas con tus amigas. Entonces este Elul, el plan es que entre 9 y 10 de la mañana limitarás tus conversaciones, te alejarás de las palabras maliciosas o pondrás notas que te ayudarán a mantenerte enfocada; cualquier cosa que sirva para alcanzar tu meta.

Evitar incluso una sola conversación negativa, nos dará fuerzas y hará la diferencia. Pero todo debe comenzar con un plan realista.

3. No te desanimes

Somos sólo humanos. Los ángeles nunca fallan; las personas sí, fallamos. Hay momentos en los que, a pesar de nuestro gran deseo y nuestros planes realistas, tropezamos. Y está bien, es la única manera de crecer realmente.

El Rey Salomón nos enseñó que una persona justa cae siete veces pero se levanta. Ponernos de pie nuevamente es el proceso a través del cual nos convertimos en mejores personas; no es una señal de fracaso. Si hay momentos en los que nos damos cuenta de que no estamos siendo leales a nuestras metas, no debemos darnos por vencidos. En cambio, debemos juntar fuerzas e intentarlo nuevamente.

La desmotivación y el pensar mal de nosotros mismos nos impide ascender espiritualmente.

Esta sensible madre que se acercó a mí, decidió tomar sobre sí misma la mitzvá de encender velas de Shabat y de organizar una cena de Shabat el viernes por la noche. También decidió no manejar o hablar por teléfono el viernes por la noche.

No te puedes imaginar cuán difícil ha sido este ascenso para ella. En ocasiones, ha tenido que caminar unos cuantos kilómetros a reuniones familiares. Su esposo se ha burlado de sus esfuerzos con palabras dañinas y comentarios sarcásticos.

Pero la superhéroe de al lado no se ha dado por vencida. Ella prepara todos los viernes una hermosa mesa de Shabat con amor para su familia. Cada semana sus hijos anticipan impacientemente el encendido de velas de Shabat. Una nueva generación ha vuelto a conectarse con el Monte Sinaí.

Esta valiente madre salió adelante a pesar de todos los obstáculos. Acumuló una rica cuenta espiritual en nombre de su hija. Y yo rezo para que sea bendecida con paz y salud.

EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.