Amando la Tierra de Israel

7 min de lectura

El poder espiritual del lugar especial de Dios.

Tengo una confesión para hacer: Estoy enamorada de la Tierra de Israel. Después de 18 años de vivir aquí, dos Intifadas, dos Guerras del Golfo, los altibajos (más bajos) de la economía israelí, y una ola de terror de dos años y medio que me llena de temor y me parte el corazón, mi amor por Israel no ha disminuido.

¿Por qué amo a Israel? Porque he ido a la mitad de los lugares sagrados del mundo. He meditado en Varanasi, me he sumergido en las aguas sagradas del Ganges, visitado el Vaticano, el stupa budista en Sarnath, me he bañado en las aguas de Lourdes, he caminado a la Virgen que llora sobre 3 metros de nieve en los Alpes franceses y he visitado Ashrams remotos en los Himalayas. Y a pesar de que sentí exaltación en todos estos lugares, sólo en Israel siento palpablemente la presencia de Dios cuando estoy buscando un lugar para estacionarme, cuando cocino la cena, cuando tiendo la ropa, cuando estoy en el tráfico, cuando me pregunto cómo pagaremos la cuenta del teléfono.

Esto no debe ser una sorpresa. Dios explícitamente prometió en la Torá que tendrá una constante conexión con la Tierra de Israel y aquellos que viven aquí: "Una tierra que el Creador, tu Dios, observa constantemente: los ojos del Señor tu Dios están en ella desde el principio hasta el fin del año" (Deuteronomio 11:12).

Supervisión Divina

La mayoría de mis amigos aquí en Jerusalem tienen miles de historias sobre cómo la constante intervención Divina se revela en sus vidas. Compartiré con ustedes algunas de las mías:

Cuando mi esposo (un músico) y yo hicimos aliá, la ley era que los nuevos inmigrantes tenían derecho de traer tres embarques sin pagar impuestos. Esto significaba que podíamos enviar por barco muebles y electrodomésticos desde los Estados Unidos sin tener que pagar el impuesto del 100% de aduana, una gran oportunidad que no podría pasar por alto. En nuestro tercer embarque, trajimos un microondas, una secadora, un horno autolimpiante y todo lo demás que pensábamos que necesitaríamos por el resto de nuestras vidas. Cuando en Israel calculamos el costo de todo lo que habíamos traído más el costo del envío y el seguro, nos faltaban unos $2100 dólares.

Le recé a Dios que cubra esa diferencia. ¡Después de todo habíamos comprado todo para poder vivir en Israel!

Unos días después, llegó un sobre de la Federación Americana de Músicos, a la que mi esposo había pertenecido anteriormente. La impresión de la computadora le informaba que iban a poner de vuelta un programa de TV en el cual había participado diez años antes y que los derechos los habían comprado una cadena de televisión cristiana y adentro había un cheque por regalías de $2100 dólares.

Otra Historia: En los departamentos israelíes, el espacio siempre es escaso. Por lo tanto, cuando me mudé a mi departamento hace 14 años, me consideré afortunada por haber encontrado dos canastos para la ropa, que en término de tamaño y forma, entraban exactamente en el pasaje angosto entre mi cuarto y el baño donde la lavadora se encuentra. Después de muchos años de uso, uno de los canastos de plástico se rompió, a tal punto que apenas se mantenía parado. Su gemelo estaba en perfectas condiciones.

Un día mire al canasto roto y me dije a mí misma: "No es correcto para el esplendor de Jerusalem que tenga cosas rotas en mi departamento". Pero ¿dónde iba a encontrar un mueble que lo reponga? Ciertamente no estaban haciendo el mismo tipo de canastos ahora. Inclusive la tienda donde los compré ya no existía más. Y ¿cuál era mi chance de encontrar dos iguales para que entren en ese espacio tan angosto?

Al siguiente día, un arreglo en las plantas de mi jardín, me dejó con una caja para desechar. Donde vivo, en la Ciudad Vieja de Jerusalem, ponemos la basura en cuartos cerrados - uno para unas cuantas familias. No había estado en nuestro cuarto de basura por semanas, pues mi esposo es el que saca la basura. Cuando abrí la puerta del cuarto de basura no podía creer lo que estaba viendo. Sentado ahí estaba un canasto igualito al mío en buenas condiciones.

¿Lo que quiero decir es que el Creador del universo se involucra en mis finanzas y en mis muebles? ¡Absolutamente sí! Esa es la cualidad de la Tierra de Israel: Entrega total. Constante, inmediata, y detallada intervención Divina. Intimidad continua con el Infinito.

Es por eso que no es tan difícil entender por qué la vida es tan difícil aquí.

Llega a Tu Verdadero Ser

Dios ama a la Tierra de Israel más que el sionista más ferviente. ¿Cómo lo sé? Lo dice en Su Libro. Una y otra vez. Ningún gobierno o propaganda del Ministerio de Turismo israelí exalta a la Tierra de Israel como lo hace la Torá. De acuerdo a la Torá, Israel no es simplemente un lugar interesante para visitar -- o vivir, sino una porción de tierra unida al alma del Pueblo Judío.

El primer mandamiento de Dios al primer judío - Abraham Avinu - fue el de ir a la Tierra de Israel. "Vete de tu tierra, de tu lugar de origen, de la casa de tu padre, a la tierra que te enseñaré" (Génesis 12:1).

La palabra "vete" -- lej -- está seguida de la palabra "leja", que significa "hacia ti". El comentarista clásico de la Torá, el Or HaJaim mantiene que "irse" a la tierra de Israel es "irse" hacia el ser de uno, hacia el ser más verdadero y profundo.

El pacto que Dios hizo con Abraham, Itzjak y Iaacov, prometió dos cosas a sus descendientes; la eternidad del Pueblo Judío y de la Tierra de Israel.

Durante la primera revelación de Dios a Moshé, en la zarza ardiente, Él declara que está consciente del dolor de los hijos de Israel en la esclavitud egipcia. Después, Dios le revela a Moshé Su plan para la redención: "Yo voy a bajar a rescatarlos de la tierra de Egipto y los traeré de esa tierra a una tierra buena y extensa, a una tierra llena de leche y miel...". (Éxodo 3:8).

El Éxodo no fue sólo pasar de un estado de esclavitud a uno de libertad, sino también de un lugar llamado Egipto a otro que sería después llamado la Tierra de Israel. Venir a Israel era una parte integral de la redención. Un pueblo que había entrado en una relación especial con el Creador y que había atestiguado milagros claros, y que se la había dado la Torá podía residir solamente en este lugar, la Tierra de Israel.

La Torá se refiere a Israel como una tierra "rejavá", una tierra extensa. Esto es muy sorprendente, porque Israel es muy chico, más o menos del tamaño de Nueva Jersey. Inclusive en la antigua Mesopotamia, Israel era una pequeña porción de tierra rodeada de masivos imperios. Nuestros Sabios nos dicen que la palabra "rejavá" no se refiere a una descripción geográfica, sino a una descripción espiritual. Israel es "extensa" porque expande a la persona que vive ahí.

Sólo en la Tierra de Israel

El judaísmo es la única religión en el mundo que está conectada a un país específico. Otras religiones tienen lugares sagrados, ríos y manantiales, pero el judaísmo mantiene que cada centímetro de la Tierra de Israel dentro de los límites Bíblicos es sagrada.

Esto tiene inmensas implicaciones prácticas en la práctica del judaísmo. Por ejemplo, todas las mitzvot de la tierra (diezmos de los frutos, el año sabático, etc.) se aplican sólo en la Tierra de Israel. Como dice la Rebetzin Tzipora Heller: "Un tomate en la Tierra de Israel es más sagrado que el maná que cayó en el desierto". ¿Por qué? Porque las mitzvot se aplican al tomate. Y las mitzvot son la manera directa que tiene un judío para conectarse con Dios.

Al dar muchas de las mitzvot de la Torá, Dios empieza diciendo: "Cuando entren a la tierra...". Najmánides, el gran sabio del siglo XIII sostiene que las mitzvot de la Torá sólo se podían realizar apropiadamente en la Tierra de Israel. Escribió que realizar mitzvot fuera de Israel era sólo para mantener la práctica, para que cuando el Pueblo Judío regrese a Israel, sepa cómo hacerlas.

El Kuzari describe el plan de Dios de cultivar al Pueblo Judío como un "reinado de sacerdotes y una nación santa" - similar a la plantación de un viñedo. Un viñedo necesita cuatro cosas: viñas, tierra, sol y lluvia. El Kuzari explica que las viñas son el Pueblo Judío, la tierra es la Tierra de Israel, el sol es la Providencia Divina y la lluvia es la Torá. Claramente, si uno planta viñas francesas en Chile, crecerán uvas diferentes. De la misma manera, cuando el Pueblo Judío está fuera de la Tierra de Israel no puede cumplir con su propósito y potencial Divino.

La mera Tierra de Israel posee una cierta vitalidad espiritual. Muchos judíos de la Diáspora sienten un despertar del alma cuando vienen a Israel, a Jerusalem o al Kotel (el Muro Occidental). El Kotel, el cual se encuentra en la base del Monte del Templo y es el vestigio que permanece del Segundo Templo, no tiene ningún adorno. No hay frescos, inciensos, música, arquitectura espectacular. Sin embargo, la Shejiná, la presencia Divina, es tan tangible que pocos no pueden sentirla.

El Lugar Especial de Dios

Imagínate a un enamorado llevando a su enamorada a un "lugar especial". Cargando una canasta cargada de vino y pan, y mientras que caminan él le describe este lugar secreto. "Es tan bello, tan silencioso, tan remoto, como otro mundo. Te encantará".

Finalmente llegan a ese lugar; un lugar aislado en el bosque. Ella observa y se encoge de hombros. "¿Esto? ¿Este es tu lugar especial? ¡No hay nada aquí! ¡No hay ni siquiera una banca para sentarnos! ¡Ni una mesa para comer! ¿Esperas que me siente en el piso y ensucie mi falda? Y hay insectos moviéndose en el suelo. ¡Odio los insectos!".

Si la enamorada rechaza el lugar especial del enamorado, ¿cuál será el futuro de esa relación?

La Torá recuenta cómo en el segundo año después del Éxodo, los israelitas llegaron a los límites de la Tierra Prometida. Diez de los Doce espías fueron a reconocer la tierra y dieron un reporte negativo, y la gente se rehusó a "hacer Aliá". Los Sabios dicen que este pecado, el rechazo a la Tierra de Israel, fue en cierta forma más grave que idolatrar al becerro de oro. Después del incidente del becerro de oro, Moshé volvió a subir al Monte Sinai y pidió el perdón Divino para el pueblo, y le fue otorgado. Sin embargo, nunca hemos sido perdonados por haber rechazado la Tierra de Israel.

Si la enamorada rechaza el lugar especial de su enamorado, ¿cuál será el futuro de la relación?

Mucho más que Nacionalismo

Una de las formas de rechazar a Israel es rehusarse a vivir ahí. Pero otra manera de hacerlo es tratar a esta tierra como cualquier otra tierra.

Imagínate que el enamorado trae a su enamorada a su lugar especial de encuentro. Al verlo ella exclama: "¡Es bellísimo! Lo podemos convertir en un plan de bienes raíces. Probablemente lo podemos dividir en doce partes 50 por 60 cada una".

La Tierra de Israel no es nacionalismo. El objetivo de hacer de Israel un país como todos los otros viola su verdadera esencia. Imagínate a los planificadores de la ciudad de Florencia decidiendo quitar las obras artísticas de la ciudad para hacerla una ciudad como todas las demás ciudades. El tesoro sin precio de Israel es su identidad judía única, su poder espiritual, su santidad.

La Tierra de Israel no es un refugio para protegerse del antisemitismo. Ese objetivo ha sido eliminado. Israel también se ha convertido en un país en donde los judíos mueren por ser judíos.

La Tierra de Israel es el lugar que Dios designó para Su "encuentro" con el Pueblo Judío.

¿Cómo podemos perder esta oportunidad?

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