Todo Soldado un Héroe

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La inspiradora historia del héroe de la masacre de Merkaz Harav.

El 6 de marzo de 2008 a las 8:36 PM, el paracaidista israelí, Mayor David Shapira, había recién terminado de bañar a sus dos hijos pequeños y acostarlos cuando escuchó una explosión.

Al principio, Shapira pensó que estaba escuchando petardos de niños que se habían anticipado a las celebraciones de Purim. Pero cuando Shapira abrió su ventana y escuchó gritos acompañados por más explosiones, se dio cuenta de que había sido un ataque terrorista. Él tomó su arma y corrió a través de la calle hacia la Ieshivá Merkaz Harav, donde había sido un estudiante por muchos años.

Lo que siguió a continuación, fueron los momentos más dramáticos de la vida de Shapira. Shapira le preguntó al policía que cuidaba la entrada de la Ieshivá si sabía en dónde estaba el terrorista. El policía le dijo a Shapira lo que sabía, y le aconsejó que se pusiera el chaleco anti-balas que tenía en su patrulla antes de entrar. Pero Shapira escuchó los disparos constantes de la Kalashnikov del terrorista y a los jóvenes estudiantes gritando pidiendo ayuda. No había tiempo para precauciones, cada segundo de demora significaba más niños asesinados.

Cinco minutos más tarde Shapira había encontrado y asesinado al terrorista en la biblioteca de la Ieshivá. Ocho jóvenes estudiantes fueron asesinados, llenando sus libros sagrados con su propia sangre.

La valentía desinteresada de Shapira, como del estudiante de la Ieshivá Rabino Isaac Dadon, habían salvado la vida de cientos de estudiantes que estuvieron en la Ieshivá esa noche.

Después, por razones personales y por humildad, Shapira se negó a dar entrevistas. Pero este último Januca, como parte de un festival anual de reconocimiento a la contribución de los soldados israelíes, Shapira aceptó ser entrevistado para compartir su increíble historia.

Cuando la entrevistadora Ilana Dayan de la radio del ejército israelí le preguntó si había alguna conexión entre su heroísmo en esa terrible noche y la kipá en su cabeza, Shapira asintió.

"Es muy claro", él explicó, "Dios está en control de todo. Cada uno tiene una misión en este mundo. [Arriesgar mi vida para matar al terrorista] era mi misión en ese momento".

Después de matar al terrorista, Shapira continuó inspeccionando el resto de la Ieshivá en busca de otro terrorista escondido. Al lado de la biblioteca llegó a un salón de clases cerrado con llave con 15 estudiantes aún atrincherados adentro. Cuando Shapira golpeó la puerta, los estudiantes estaban aterrorizados de abrirla.

Para identificarme a mí mismo, Shapira recuerda con emoción, "Ellos me pidieron que recitara el ‘Shemá' para probar que era judío".

Entrevistadora: "Entonces, después que le pidieron, ¿usted recitó el Shemá Israel?"

Shapira: "En todo momento, mientras corría hacia allá, cuando entré a la yeshivá, esas eran las palabras que estaban en mi mente constantemente: Shemá Israel Hashem Elokeinu Hashem Ejad...".

"Yo sabía que esos podían ser mis últimos momentos con vida. Pero también sabía que eso era lo que yo tenía que hacer".

"Las palabras que siguen la oración de apertura del Shemá son ‘Y amarás a Hashem, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma'. Hay una historia famosa sobre Rabí Akiva. Él preguntó: ¿qué significa ‘amar a Dios con toda tu alma'?. Cuando los romanos se enteraron de que Rabí Akiva había estado enseñando Torá ilegalmente, decidieron ejecutarlo. Mientras lo asesinaban lentamente Rabí Akiva le dijo a sus estudiantes que en ese momento él había entendido qué significaba ‘amar a Dios con toda el alma'".

Shapira continuó: "Y esa noche, mientras corría hacia la Ieshivá, también entendí lo que significa amar a Dios con toda el alma... yo sabía que esos podían ser mis últimos momentos con vida. Pero también sabía que eso era lo que yo tenía que hacer".

Nuestros Soldados en Gaza

Después de 15 años, mi amor por Israel crece cada día. Amo estar aquí. Amo ser la madre de niños israelíes. Y amo saber que si mis antepasados, que rezaron todos los días para retornar a Tzión, pudieran verme hoy, brotarían lagrimas de asombro de sus ojos.

Y sé que nada de esto sería posible si no fuese por el sacrificio personal de los soldados israelíes. Soldados como David Shapira.

Cuando yo tenía 18 años y estaba en mi segundo año de universidad, mis preocupaciones más grandes eran mi promedio académico y qué país del extranjero seleccionaría para mi último año de estudios. A esa misma edad, los adolescentes israelíes dejan de lado todo para servir a su país, sin saber si sobrevivirán para festejar su cumpleaños número veinte.

Más de 22.000 jóvenes israelíes han perdido sus vidas para que tú y yo y todos los judíos del mundo tengamos siempre la posibilidad de cumplir el deseo de incontables generaciones.

Los titulares dicen: "El ejército israelí está en guerra en Gaza". Pero nosotros no podemos olvidar que un ejército está formado por soldados. Soldados que en el momento de la verdad han dicho: "Yo sé que este puede ser mi último momento con vida. Pero sé que esto es lo que tengo que hacer".

Todo soldado israelí es un hermano, un padre, un hijo.

Y en mis ojos, cada soldado que está combatiendo hoy, es como David Shapira, un héroe.

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