El asesinato de un héroe

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Al intentar salvar una vida, Rav Nejemia Lavi pagó con la suya.

Rav Nejemia Lavi, 41, estaba celebrando la tercera comida de Shabat con su esposa y sus siete hijos en su sucá, la cual se encontraba en el techo de su departamento, en la Ciudad Vieja de Jerusalem. Durante la comida, Rav Lavi relató sobre una enseñanza del Gaón de Vilna sobre que hay dos mitzvot que el hombre puede cumplir con todo su cuerpo: Vivir en la Tierra de Israel y sentarse dentro de la sucá. (Las mujeres, quienes deben sumergirse en la mikve, tienen tres mitzvot que se pueden cumplir con todo el cuerpo). Él hizo notar a su familia que en ese momento ellos estaban cumpliendo ambas mitzvot. De pronto, escucharon a una mujer gritar. Rav Lavi, un oficial reservista de las FDI, tomó su arma y corrió a salvarla. Como diría el Rabino en Jefe de Israel en el funeral de Rav Nejemia Lavi, en ese momento él estaba cumpliendo una tercera mitzvá con todo su cuerpo.

El terrorista árabe, quien ya había asesinado al joven de 22 años, Aarón Banito Bennet y que había herido gravemente a su joven esposa Adelle, asesinó a Rav Lavi apuñalándolo repetidamente en el pecho y en el cuello. Luego, el terrorista tomó el arma del rabino y le disparó al bebé de los Bennet en la pierna. Adelle, con un cuchillo clavado en su hombro, se las arregló para correr hasta una estación de policía que se encontraba a cincuenta metros de distancia antes de perder la conciencia. La policía neutralizó al terrorista.

Nejemia Lavi era un amante de la amurallada Ciudad Vieja de Jerusalem. A pesar de que creció en Bet-El, un poblado a 33 kilómetros de Jerusalem, Nejemia se mudó a la ciudad vieja hace 23 años, cuando ingresó como estudiante a la Ieshivá Ateret Cohanim. Posteriormente se volvió un educador, y enseñaba tanto a jóvenes de la Ieshivá como a niños en el Talmud Torá Moriá del Cuarto Judío de la Ciudad Vieja de Jerusalem.

También era un amante de la Tierra de Israel. Tomó un curso de guía turístico y se volvió un guía certificado, no porque buscara otra profesión, sino porque quería aprender todo lo que podía sobre la Tierra de Israel.

Rav Lavi tenía una fuerte pasión por servir. En su labor como soldado de combate de las FDI, y luego en las fuerzas de reserva, era llamado con regularidad al servicio de reservistas. Desilusionado puesto que al cumplir 40 años no volvería a ser llamado, tomó un curso de entrenamiento para transformarse en consejero y así poder seguir sirviendo como oficial en las fuerzas de reserva. Él había terminado ese curso hace tan sólo dos semanas.

En el Cuarto Musulmán

Hace unos veinte años, Nejemia y su esposa Netta se mudaron a Beit Witenberg, en la calle Hagai en el Cuarto Musulmán de la Ciudad Vieja de Jerusalem. Este gran complejo habitacional había sido adquirido por Rav Moshé Witenberg, un acaudalado judío de Europa occidental, en la década de 1880. Rav Witenberg utilizó un área del complejo para construir una magnífica sinagoga de Jabad y una extensa biblioteca, arrendó veinte departamentos, y utilizó gran parte del edificio para sus organizaciones de caridad. Rav Witenberg falleció sin hijos en 1899, luego de haber acordado con las autoridades turcas que la propiedad sería consagrada como una organización de caridad y que se mantendría en manos judías. En 1920, un grupo de árabes atacaron el complejo Witenberg y quemaron la sinagoga, incluyendo muchos rollos de Torá e invaluables manuscritos de Jabad, y saquearon y destruyeron los departamentos.

A pesar de que los residentes originales tenían miedo de volver a Beit Witenberg luego de que fue reconstruido, un grupo de inmigrantes judíos de Hungría se mudaron allí. Se quedaron hasta que fueron expulsados por las revueltas árabes de 1929, en las cuales 133 judíos del llamado “Cuarto Musulmán” fueron asesinados. (Un censo oficial realizado por el gobierno del Mandato Británico en 1922 reveló que la mayoría de los residentes del “Cuarto Musulmán” eran judíos). Luego de las revueltas árabes de 1929 y 1936, el “Cuarto Musulmán”, incluyendo las muchas propiedades que tenían dueños judíos, se volvieron judenrein.

Luego de que las fuerzas israelíes liberaron la Ciudad Vieja de Jerusalem del dominio jordano en la Guerra de los Seis Días en 1967, los judíos lentamente retornaron al Cuarto Judío. Sin embargo, reclamar propiedades en el Cuarto Musulmán era mucho más difícil. Se requirió muchos años de acciones legales, mucho dinero y el dedicado esfuerzo de Ateret Cohanim para que fueran devueltas una veintena de propiedades a manos judías. Finalmente, en 1987, una mezuzá fue puesta nuevamente en la entrada del complejo habitacional Witenberg.

A pesar de los peligros que involucraba vivir en el Cuarto Musulmán, Nejemia Lavi y su familia se mudaron a la calle Hagai hace 20 años. Su departamento allí era tanto un hogar como una declaración de que los judíos no serían intimidados por la violencia árabe y que reclamarían de todas formas su hogar ancestral, o al menos esta pequeña y sagrada parte de él.

El bus número 18

Nejemia Lavi entendió que el coraje, al igual que el temor, es contagioso. La acción que mejor revela su valentía tuvo lugar en 1996. El 25 de febrero, a las 6:30 de la mañana, el bus #18 estaba lleno de gente que se dirigía a sus trabajos. Un terrorista suicida abordó el bus y se inmoló, matando a 26 personas. Exactamente una semana después, a la misma hora y en la misma ruta de bus #18, otro terrorista suicida se inmoló, asesinando a 19 personas. Exactamente una semana después de eso, sabiendo cuán asustados estarían el conductor y los pasajeros, el joven de 22 años Nejemia Lavi se subió al comienzo de la ruta del bus #18 portando una gran bandera israelí. Con palabras de aliento y la bandera blanca y azul de la nación judía, Nejemia les dio coraje al conductor y a los pasajeros. Se mantuvo en el bus hasta su última parada, y luego regresó en la otra dirección. Era una declaración: Los judíos no nos rendiremos ante el temor.

Nejemia Lavi entendió que el coraje, al igual que el temor, es contagioso.

El coraje, al igual que el temor, es contagioso. El domingo pasado en el funeral de Nejemia Lavi, anunciaron que luego de la conclusión de Simjat Torá se realizarían “Segundas Hakafot” —bailes con la Torá como en Simjat Torá pero con la compañía de una banda musical— en la calle Hagai, en el Cuarto Musulmán, en el mismo lugar en que Nejemia Lavi y Aarón Banito Bennet habían sido asesinados. La plaza había sido renombrada “Plaza de Nejemia y Aarón”.

Cientos de judíos llegaron al lugar. Mientras la banda tocaba Am Israel Jai (“La nación judía vive”), sobre los adoquines que recientemente habían sido limpiados de sangre judía, cientos de judíos danzaban con rollos de Torá en sus manos y con coraje en sus corazones.

Al día siguiente, algunos rabinos dictaron clases de Torá en la “Plaza de Nejemia y Aarón”. El miembro de la Knéset Mutty Yogez trasladó su oficina oficial a la Plaza. Y los compañeros de clase de los niños de la familia Lavi, se sentaron en la calle Hagai a cantar canciones judías de fortaleza y esperanza.

Todo esto es una declaración: Los judíos no nos rendiremos ante el temor.

Querido Nejemia, este es el coraje que nos enseñaste a todos con tu valiente ejemplo. Tu coraje es contagioso.

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