Un mensaje de Tishá BeAv

2 min de lectura

El decano y fundador de Aish HaTorá habla desde Jerusalén.

El profeta Iejezkel (Ezequiel) predice que llegará un tiempo en el que los judíos dirán que no quieren ser más el pueblo elegido de Dios.

Trágicamente, esta profecía se está cumpliendo hoy en día. En Israel, la mayoría del país está cambiando judaísmo por occidentalismo, y en algunos países de la Diáspora el porcentaje de matrimonios mixtos es del 70%.

Aquellos que apreciamos lo que significa ser judío, somos responsables por la situación de nuestro pueblo.

¿Por qué?

El Pueblo Judío es una unidad. La salud espiritual de nuestra nación está afectada para bien o para mal por cada miembro del pueblo. Es por eso, que el destino de cada judío está inseparablemente ligado a las acciones de su prójimo.

El Talmud (Shabat 55a) cuenta un fascinante diálogo entre Dios y los ángeles, que nos enseña una profunda lección sobre la importancia de nuestra responsabilidad mutua:

En el libro del profeta Iejezkel 9:4 está escrito:

Dios le dijo al ángel: "Ve a través de Jerusalem y haz una marca con tinta en la frente de los justos para que los ángeles de la destrucción no los ataquen. También haz una marca con sangre en la frente de los malvados para que sean atacados por los ángeles de la destrucción".

El "Atributo de Justicia" dijo delante de Dios: "Señor del Universo: ¿Qué diferencia hay entre un grupo y el otro?".

Dios respondió: "Un grupo es justo mientras que el otro es malvado".

El "Atributo de Justicia" dijo: "Señor del Universo, los justos podrían haber protestado en contra de las acciones de los malvados y no lo hicieron".

Dijo Dios: "Yo sé que aunque los justos hubieran protestado, eso no hubiese hecho efecto sobre los malvados".

El "Atributo de Justicia" contestó: "¡Pero los justos no sabían eso!".

Es así que está escrito: "Los ángeles de la destrucción comenzaron con los ancianos que estaban frente al Sagrado Templo".

Este es el castigo recibido por aquellos que no hicieron suficiente esfuerzo para rectificar y corregir al resto del pueblo, a pesar de que realmente y finalmente (de acuerdo a la Sabiduría Divina) ellos no hubiesen podido tener éxito.

¡Cuán grande es nuestra responsabilidad en esta generación, donde el éxito está claramente a nuestro alcance!

¿Por qué hemos llorado en la generación de Moshé? Porque aún después de que Dios nos sacó de Egipto, nos dio el man (maná), el pozo de agua y las Nubes de Gloria, nosotros dijimos que Él no tenía el poder para hacernos entrar a la Tierra de Israel. No confiamos en Él porque no apreciamos todo lo que Él había hecho por nosotros.

En Tishá BeAv tenemos que reflexionar sobre nosotros mismos. ¿Estamos agradecidos por todo lo que Dios ha hecho por nosotros? ¿Confiamos en Él? ¿Estamos dolidos por el sufrimiento de nuestros hermanos? ¿Creemos que Dios nos ayudará si salimos a ayudar a nuestros hermanos judíos? ¡Por supuesto! ¡Dios quiere que Sus hijos retornen a Él!

Nosotros somos un pueblo con un solo destino. Cada uno de nosotros es responsable por las acciones de los otros. Una gran cantidad de personas dedicadas a la continuidad judía ya ha hecho un impacto duradero en nuestro futuro. Si nosotros nos unimos a ellos, seguro que tendremos el mérito de hacer retornar a todo el Pueblo Judío.

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