Ataque en la sinagoga de Pittsburgh: nadie pensó que podría ocurrir aquí

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Este ha sido uno de los ataques más mortales contra los judíos en la historia de Estados Unidos. Es hora de despertar.

El hedor del antisemitismo abunda en el aire. Y apesta.

Después de que las vigilias con velas hayan terminado, de que los emotivos discursos de políticos y líderes comunitarios hayan finalizado, de que los memoriales y las flores hayan sido colocadas en las puertas de la devastación, debemos preguntarnos: “¿Y ahora qué?”.

Nací entre las cenizas del Holocausto. Durante años, las historias de mis abuelos, tíos y primos que fueron asesinados, eran mi propia historia. Mis hermanos e hijos llevan sus santos nombres, sabiendo que hemos sido bendecidos con vida para que podamos vivir por ellos. Ellos murieron en las cámaras de gas, pero nosotros sobrevivimos. Triunfamos sobre los nazis que querían eliminarnos de la faz de la Tierra.

Junto con nuestros nombres también cargamos con una gran responsabilidad. Por lo que encendemos velas de Shabat por ellos, celebramos nuestras festividades, estudiamos Torá, amamos a nuestro pueblo y transmitimos un legado a la siguiente generación como si ellos hubieran sobrevivido.

Pero con el pasar del tiempo, se ha fijado entre nosotros un estado de complacencia. Los años previos a la muerte de mi madre, ella repetía la siguiente frase a todo quien quisiera escucharla:

“Escúchenme, sé de lo que estoy hablando... El mundo está ardiendo y estamos durmiendo".

“Sé de lo que estoy hablando, kinderlach. Escúchenme. He visto esto antes. No puedo quedarme en silencio. Estamos recibiendo un llamado a despertar. El mundo está ardiendo. Hay mucho pasando, tal como ocurrió cuando era pequeña. Y estamos durmiendo. Simplemente estamos durmiendo”.

Algunos escucharon, otros se encogieron de hombros. Algunos dijeron que no aplicaba a ellos. Nadie pensó que algo terrible podría realmente ocurrir en este glorioso país, Estados Unidos, donde reina la libertad. Los judíos aquí estamos a salvo. Estamos cómodos. Estamos contentos y progresando. Después de todo, esto no es Europa...

Pero entonces ocurrió uno de los más mortales ataques contra los judíos en la historia de Estados Unidos. Llegó el fatídico momento.

Llegó el día a partir del cual las cosas no volverán a ser iguales. Despertamos frente al radiante sol y el cielo sigue azul, pero la vida ha cambiado para siempre.

Mi madre describió el día en que volvió a casa de la escuela en marzo de 1944 y gritó “Mami, he llegado a casa”. Pero hubo un silencio. Mi madre, que cursaba primera preparatoria en ese entonces, encontró a su madre llorando el la cocina.

—Mami, ¿qué ha ocurrido?

Sólo hubo silencio. El corazón de mi madre comenzó a latir con fuerza. Mi abuela miró a la pequeña, pero no pudo decir ni una sola palabra.

—Por favor mami, ¿que pasó?

—Los malvados nazis han llegado. Quieren matarnos.

La suave voz de mi abuelo se escuchó a lo lejos:

—¡No le digas cosas tan terribles a la niña!

Pero mi abuela era conocida por decir siempre la verdad de forma directa. Ella le respondió:

—No tiene sentido escondérselo. Lo sabrá tarde o temprano.

La ocupación nazi de Szeged había comenzado.

Una noche, una acalorada discusión tuvo lugar en la casa de mis padres. Un judío había escapado de Polonia y contaba macabras historias sobre judíos que eran asesinados con gas y que luego eran arrojados a hornos ardientes. Nadie creía que fuera posible. Aquel todavía era un país de cultura, música y arte. El mundo era civilizado. Aquel hombre probablemente estaba loco.

27 de octubre, 2018. Ocurre la masacre en la sinagoga Tree of Life, 'Árbol de vida', en la que un hombre armado irrumpió en los servicios matutinos de Shabat con un rifle de asalto AR-15 y tres pistolas. En ese momento se efectuaba una ceremonia de nombramiento de un bebé. El terrorista gritó frases antisemitas y comenzó a disparar.

11 judíos fueron asesinados, sólo por el hecho de ser judíos.

Los incidentes antisemitas crecieron en un 57% en el 2017, y se documentaron 1986 eventos, de los cuales gran parte ocurrieron en los colegios secundarios y universidades. Hay odio hacia los judíos, odio hacia Israel, boicots y ataques a Israel mientras el mundo ignora las afrontas a la justicia que ocurren a lo largo del mundo. Los estudiantes tienen miedo de identificarse como judíos. Hay llamados abiertos a lo largo de la web a matar judíos.

Esto no se trata sobre control de armas, guardias de seguridad, cursos de autodefensa o de una discusión sobre política. Esto se trata sobre nuestro pueblo y el futuro de nuestra nación. Se trata de nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos. ¿Estamos durmiendo mientras la historia de desarrolla frente a nuestras propias narices?

"Soy una judía diferente hoy de lo que era ayer. Espero que la judía que soy hoy sea más fuerte".

Sophie Levin, una estudiante de segundo año en la secundaria Taylor Allderdice y cuya madre y abuelos asisten a la sinagoga Tree of Life, dice que el ataque la cambió para siempre. “El antisemitismo era para mí algo que ocurrió en el pasado, en otros lugares”, dijo. “Soy una judía diferente hoy de lo que era ayer. Espero que la judía que soy hoy sea más fuerte”.

Querida Sophie, te hablo a ti y a las jóvenes y bellas almas de tu generación.

Estás creciendo en un mundo lleno de odio. Demasiadas veces ha habido silencio cuando sangre judía es derramada. El mundo está listo para decir Kadish por nosotros, crear un memorial, escribir sobre nosotros en los libros de historia. Nuestros hermanos y hermanas en Israel luchan por sus vidas cada día. Atentados, masacres, acuchillamientos, túneles subterráneos y secuestros se han convertido en la norma. La ONU debate sobre nuestro derecho a existir. En Estados Unidos se ha vuelto demasiado fácil vociferar palabras de odio contra nuestro pueblo diciendo “No tenemos nada contra los judíos, sino contra Israel”. Una forma conveniente de decir “Odiamos a los judíos”.

Dices que hoy eres una judía diferente de lo que eras, y que esperas ser más fuerte. Aplaudo tus palabras.

Este es mi anhelo. Espero que sepas que ser una judía más fuerte significa vivir con la fe de tus abuelas y abuelos que vivieron antes de ti. Espero que forjes un camino hacia adelante sabiendo de dónde vienes. Somos una nación que ha sobrevivido la destrucción de nuestros templos en Jerusalem, exilios, pogromos, cruzadas, inquisición, cámaras de gas y crueles actos de terrorismo. Hemos sido desparramados por los cuatro rincones de la tierra; estamos cansados, pero al mismo tiempo la chispa judía aún arde en nuestros corazones. Nunca se extinguirá. Eso es una promesa de Dios, pero de nosotros depende hacer que la llama se mantenga fuerte.

Depende de nosotros, de ti y de tu generación, definir la fortaleza que hace que el pueblo judío siga adelante. Es en la conexión con nuestra Torá y en nuestra ancestral sabiduría donde se encuentra nuestro oxígeno. Es el amor y la falta de prejuicios entre judíos lo que nos lleva a la unidad. Ningún terrorista pregunta qué tipo de judío eres antes de atacar.

Que Dios nos cuide y nos de paz. 

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