Conectándonos con el Holocausto

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Nuestra hija fue hermanada con una niña de Luboml, Polonia, que murió en el Holocausto. Luego, el pasado cobró vida.

El cumpleaños hebreo de nuestra hija coincide con Iom HaShoá, el ‘Día de recuerdo del Holocausto’. Nuestra familia pasó un mes en Israel, y nuestra hija Tova realizó la visita de Bat Mitzvá de Yad Vashem y se inscribió en su programa de hermandad. Los participantes forjan un lazo con niños que murieron durante el Holocausto, niños que no recibieron la oportunidad de celebrar su Bar/Bat Mitzvá.

El programa encuentra algo en común entre los dos niños. Tova fue hermanada con una niña llamada Tova Ziegelman, de la ciudad de Luboml, Polonia.

Luboml fue un próspero mercado regional durante varios siglos. En la década del 30 ya tenía luces eléctricas, muchos mercados, comercios, fábricas y talleres. La ciudad tenía aproximadamente 5.000 judíos que disfrutaban de una vida judía rica y vibrante. Los judíos estaban orgullosos de la principal obra arquitectónica de su shtetl: la Gran sinagoga. Fue construida en el siglo 17 para ser un centro espiritual, pero también una fortaleza. Fue construida con el objetivo adicional de proteger a los judíos de la ciudad.

Con el crecimiento del antisemitismo y de la amenaza nazi en 1930, algunos de los judíos de Luboml comenzaron a emigrar a Palestina y a Estados Unidos. El 1 de octubre de 1942 los alemanes, que controlaban la ciudad, cercaron al remanente de la población judía de Luboml con la ayuda de la policía ucraniana y los llevaron a la campiña. Allí, los judíos fueron alineados frente a pozos descubiertos y asesinados. Tova Ziegelman, de tan sólo once años de edad, murió ese día.

Nuestra hija recibió una Página de Testimonio de Tova Ziegelman y un certificado especial reconociendo la participación en el programa de hermandad. La carpeta de nuestra Tova también incluía dos fotos de Tova Ziegelman. La primera foto era de ella con su familia, y la segunda de Tova con otros tres niños.

En la página de testimonio estaba el número de Aarón Ziegelman, un primo sobreviviente de Tova Ziegelman. Mi esposo y Tova trataron en muchas oportunidades de ubicarlo por teléfono, Facebook y Google, pero sin éxito. Tova recopiló la información que tenía y la incorporó al dvar Torá de su Bat Mitzvá.

Unos meses después de su Bat Mitzvá, llegó Sucot y tuvimos la bendición de recibir al maestro de mi hijo, Rav Janales, junto a su familia para una comida de Shabat.

Preparé la mesa y, por alguna razón, puse un plato de más. Fue bueno que lo hiciera, porque los Janales llegaron en familia y trajeron a una mujer anciana con ellos. Rav Janales se disculpó por olvidar avisarme que su abuela se nos uniría.

La Sra. Janales, abuela, nos invitó a llamarla Savta. Cuando nos sentamos a comer, comenzamos a hablar y nos contó que vivía en Nueva York, pero que originariamente era de Polonia.

—¿De qué lugar de Polonia? —preguntó mi marido.

—De una pequeña ciudad llamada Luboml —contestó ella.

Mi esposo miró a Tova y dijo: —Luboml. Nosotros sabemos algo de Luboml, ¿verdad? Tova, ve a buscar tu carpeta de Yad Vashem.

Mi esposo se dirigió a Savta Janales y dijo: —Mi hija visitó Yad Vashem durante el verano pasado y participó en su proyecto de hermandad. ¿Cuál es su apellido de soltera?

—Ziegelman —contestó.

Mi esposo se puso rojo. —¡Ziegelman! Mi hija fue hermanada con una niña llamada Tova Ziegelman.

—¡Era mi prima! —dijo Savta Janales, incrédula.

Nuestra hija volvió a la mesa con la carpeta y mi esposo le pasó a Savta Janales la foto de Tova Ziegelman y los otros tres niños.

—¿Reconoce esta foto?

—Sí, la conozco muy bien. Es el salón de mi casa. Esa soy yo, junto a mi hermano Aarón, mi prima Tova y su hermana Blima.

Savta Janales nos contó que su padre había muerto cuando ella era joven. Savta tenía dos tíos en Estados Unidos que la rescataron a ella junto a su madre y su hermano en 1938. Pudieron salir de Luboml, pero el resto de su familia permaneció allí y fue asesinada por los nazis.

Su hermano Aarón, atormentado por la pérdida de su familia, amigos y vecinos, organizó una visita a la ciudad de Luboml e hizo los arreglos para que se colocara una placa recordatoria en la tumba masiva de la campiña de Luboml. También ayudó a producir un documental sobre la ciudad. En una ocasión, dijo: “Antes de ser víctimas, eran personas… quería devolver una parte de la memoria judía destruida por los alemanes, crear retratos de personas que vivieron y amaron, que fueron a la escuela, se casaron, conocieron la pena y la alegría, la risa y las lágrimas”.

Aarón también le entregó la página del testimonio sobre su prima Tova Ziegelman a Yad Vashem, así como de todos los que pudo recordar de Luboml.

Nos mantuvimos en contacto con la Savta Janales y ella nos envió el documental que su hermano había hecho sobre Luboml.

Mi generación, los nacidos en la década del 70, tuvo una conexión palpable con el Holocausto. Nosotros conocimos personalmente a quienes lo vivieron. Sentimos agudamente la pérdida y el horror. Queríamos asegurar que la generación siguiente —nuestros hijos— entendieran la enormidad del Holocausto y que no lo vieran como algo abstracto.

Conocer a alguien que conoció a Tova Ziegelman, que vivió en la ciudad de Luboml, hizo que el Holocausto fuera más real y personal para nuestra hija. Nuestra familia está agradecida por ser una fuente de confort para Savta Ziegelman y su hermano. Estamos orgullosos de poder continuar la memoria de Tova Ziegelman y de las víctimas de la ciudad de Luboml.

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